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Crítica

Una novela contra la ruptura con el pasado histórico

'Diario de Zoila Kaput' asume el punto de vista de la clase social para la cual el triunfo de la revolución de 1959 representó su declive.

La Habana
Sarah Bernhardt.
Sarah Bernhardt. Getty Images

En Diario de Zoila Kaput, la novela más reciente de Arístides Vega Chapú, se ofrece una visión interesante del fenómeno de la emigración y sus relaciones más neurálgicas con los procesos históricos de la nación cubana en el siglo XX.

A diferencia de otras obras de la narrativa insular, centradas en los motivos que impulsan al sujeto nacional en su ruta hacia el exilio, sobre todo a partir de los años 90, la novela de Vega Chapú asume el punto de vista de la clase social media y alta nacida en suelo extranjero que llega a Cuba durante la primera mitad del siglo XX, y para la cual el triunfo de la revolución de Fidel Castro representó su declive social, económico y espiritual. Aun cuando esos representantes de la burguesía mostraron su apoyo al proceso revolucionario, prevalecen las huellas del trauma, la decepción y la inadaptación social ante las circunstancias de un nuevo contexto histórico que le obliga (cuando emprender el camino del exilio ya no es una opción) a establecer una pasiva estrategia de supervivencia entre la soledad y el olvido.

Zoila Kaput, una anciana achacosa y solitaria, escribe sus memorias a la manera de un diario novelado. Ese recurso del texto apócrifo —bastante socorrido ya entre los escritores del patio—  aporta un grado de verosimilitud a los entresijos de una genealogía familiar que se remonta a los nexos familiares de la protagonista con la emblemática actriz francesa Sarah Bernhardt, su bisabuela paterna. A partir de ahí el lector acompañará la descendencia europea-árabe-norteamericana y cubana de la familia Kaput-Cao que logrará insertarse en el mundo cultural de la Isla en tiempos republicanos debido a la fama que sus progenitores alcanzaron como músicos y artistas en los escenarios de Latinoamérica, el Caribe y EEUU.

Es esto lo más atractivo de la novela, el modo en que su autor nos adentra en el fascinante mundo de la historia de la música cubana, haciendo mención a personalidades relevantes de la cultura nacional de aquellos años, y algunos de ellos, como Bola de Nieve, Esther Borja y Rita Montaner, con apariciones esporádicas en el vórtice mismo de la trama. Hay un precioso guiño a la carrera cultural de la recién fallecida vedette cubana Rosita Fornés, que asoma en la caracterización de Rosa Cao Pérez, la madre de la protagonista.

Considerada como un mito viviente en los principales escenarios culturales habaneros, compositores de la talla de María Greever, Agustín Lara, María Teresa Vera, Barbarito Diez y su Quinteto Selecto, Paulina Álvarez, Graciela Pérez y la orquesta femenina Anacaona, la Orquesta afrocubana de Mario Bauzá, Chano Pozo, Miguelito Valdés, Ernesto Lecuona, Alejo Carpentier y hasta el mismo Fulgencio Batista, no se resisten a los encantos de Rosita la Cubana y de su esposo, el árabe Usmar Petrus, quienes más tarde deciden asentarse en Santa Clara y fundar allí un conservatorio de música.

Poco a poco el esplendor de la música cubana durante el periodo republicano se verá eclipsado por el avance de las tropas del "Che" Guevara por la ciudad de Santa Clara, el triunfo de la revolución y la vorágine que implica para la familia Kaput-Cao, no solo la pérdida de sus bienes, sino de toda la influencia ejercida hasta ese momento en el campo cultural de la ciudad y el país, como figuras de prestigio y reconocimiento públicos.

Después de la muerte de sus progenitores, la posibilidad de retornar a EEUU con la apertura del Mariel, tras los sucesos de la embajada de Perú, ya no será una opción para Zoila Kaput, pues ha envejecido en la Cuba socialista sin futuro alguno. Abandonada por sus amigos, desafortunada también en el amor, quedará como un cuerpo-vestigio que apenas sobrevive en el recuerdo de las glorias pasadas.

Dentro de la narrativa de Vega Chapú es esta una de sus mejores novelas y quedará entre las más interesantes publicadas en Cuba el pasado año. Sin embargo, es un texto que merecía un trabajo más meticuloso en la edición: a veces la prosa tiende a complejizar las estructuras gramaticales del texto con una excesiva ilación de completivas que estropean la comprensión. Cuando eso ocurre, creo ver el propósito autoral de imitar el flujo de ideas que emana de las evocaciones de la protagonista, pero aun así los abusos de la subordinación y algunas repeticiones innecesarias requerirían un trabajo de limpieza.

A pesar de sus pequeñas imperfecciones de estilo, no dejo de recomendar esta novela por su interés en abordar, dentro del tema migratorio, los efectos nocivos —identitarios, espirituales, sociales y culturales— que implicó la revolución cubana a un sector de la burguesía nacional durante la etapa republicana. Por lo regular es un tema silenciado, de mucho impacto y atención en los descendientes de ese sector social dentro y fuera de la Isla. Sobre todo cuando esa pérdida implicó una ruptura, en clave de borrón y cuenta nueva, de los valores culturales de nuestro pasado histórico.


Arístides Vega Chapú, Diario de Zoila Kaput (Letras Cubanas, La Habana, 2018).

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