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Crítica

La no-vela de Jorge Enrique Lage

'Archivo' gana más cuando se acerca a la ciencia-ficción.

College Station

La no-vela Archivo de Jorge Enrique Lage oscila entre la denuncia y el esperpento. Es un texto que pretende más bien su desintegración, una estructura negadora, un tejido hacia atrás: un des-tejido. A los fantasmas de Lorenzo García Vega (mencionados en el epígrafe inicial del libro) les corresponde la novela fantasma, su reverso, su sombra, "como sombra del inconsciente" (Alberto Moreiras, Línea de sombra. El no sujeto de lo político, Palinodia, Santiago de Chile, 2006): no-vela.

Si la única patria posible es la memoria, el texto como memoria; este libro entonces, a la vez que rescata en clave de sátira amarga la Cuba de cambio de siglo, la vacía, la desestructura, es más bien el texto de la desmemoria en tanto su archivo no solo parte de un periódico recogido en un basurero, sino que también tiende a la fragmentación y a la autofagia como modos de escapar de toda militancia, del sistema espía en que estos personajes viven.

Para alguien bien al tanto de la Cuba de las últimas décadas este puede ser un texto prescindible, pues lo que hace es ficcionalizar, a veces hasta el absurdo, los últimos años de la Isla: sexo, espías, represión, adicciones, decadencia, cárceles, sátira de la cultura y la literatura, política, religiosidad, el ambiente "friki" de la calle G, la vida nocturna del Malecón… Una macedonia dosificada. Abusa, como casi toda la literatura desde Homero hasta Reinaldo Arenas, de la hipérbole para denunciar una Cuba contradictoria, decrépita y sin libertades. El síndrome cederista llevado hasta sus últimas consecuencias: el Gran Hermano insular.

No estamos en presencia de un documento histórico ni el texto entra dentro del subgénero novelístico conocido como "novela histórica" o "novela realista" de corte social, por lo tanto, el lector que desconoce la realidad cubana ha de saber que está en presencia de una libre y exagerada versión de la ya por sí misma esperpéntica y kafkiana realidad cubana. Una ficción de un país que es mera ficción. Un texto fantasma de un país fantasma.

Hay, sin embargo, una línea argumentativa dentro del libro que me parece valiosa por la continuidad que establece con la tradición insular y porque permite leer una salida de la militancia imperante: el tratamiento de la Virgen de la Caridad del Cobre que esta vez agrega a su reencarnación la transexualidad y que me parece dialoga con la figura de Cecilia Valdés, en especial con su presencia en la ciencia-ficción cubana (Los papeles de Valencia el Mudo de Oscar Hurtado y Cecilia Después o ¿Por qué la Tierra? de F. Mond). El volumen de Lage gana más cuando se acerca a la ciencia-ficción. Sus VirginBot y Yoan/Yoanis son una buena actualización (Generación Y de por medio) de la Cecilia de Hurtado.

"Voy a reencarnar (…). No voy a saber quién soy, dímelo tú", dice la Virgen de la Caridad del Cobre al inicio. Sin embargo, al final de la novela Yoan/Yoanis, reencarnación transexual de la Virgen, se define por negación, decide desconocerse, borrarse:

¿Tu cambio de sexo?/ (…) Al final me he convertido en un hombre (…)/ ¿Queda algo de mujer dentro de ti?/ Lo imprescindible/ ¿Puede estar ahí dentro la Virgen de la Caridad del Cobre?/ ¿Como un tumor? Espero que no. No. Definitivamente no./ ¿No es eso lo que nos diría la Virgen de la Caridad del Cobre, que ella no es la Virgen de la Caridad del Cobre?

Si VirginBot desea (y parece estar a punto de) ser reducida a añicos, Yoan/Yoanis decide ser Yoan, desentendido de todo, persiguiendo para sí el minimalismo de un colibrí; este deseo de fragmentación o minimalismo encarna "el abandono de todo personalismo" y del "sujeto en militancia". Ese no sujeto de lo político que "solo está", que es "sacrificable como conjura de lo que oscuramente amenaza" y que es "la condición incondicionada de todo sistema" (Moreiras) parece representarlo Lage en el colibrí (zunzún cubano), que también viene a encarnar en la novela una versión del marranismo:

¿En qué animal te gustaría convertirte, llegado el caso?/ Mmm… En zunzún. En un zunzuncito. Desde niño, desde que tengo memoria, me dicen pájaro. Pájaro en la escuela, pájaro en el barrio, pájaro en los juegos de pelota, en todas partes. A veces tenía ganas de desaparecer. Hoy tengo ganas de convertirme de verdad en un pajarito pequeño, como un pájaro-mosca pequeño, muy pequeño, más mosca que pájaro. Un pájaro-mosca que se posa en la basura, en la mierda, que molesta con el zumbido, que se mete por cualquier agujero.

Este pájaro-mosca de Lage "que se mete por cualquier agujero" supera toda dicotomía ontoteológica, militante y sexual previa; además, viene a ser lo que Moreiras llama "punctum invisible de materialidad intratable e ineluctable" al hablar del no sujeto.

VirginBot y Yoan/Yoanis van, de estar condenados a encarnar la ontoteología y la militancia, al marranismo y al no sujeto. Si en el libro Lage confiesa que no se escribe para hacer literatura sino para saber sobre el enemigo; este zunzún cubano, sin embargo, no es ni enemigo ni amigo, es más bien, como el no sujeto de lo político, "un no amigo absoluto" y además es

una forma infamiliar e inquietante de presencia política en la medida en que permanece, en su llegada y durante su llegada, como recuerdo obstinado y recordatorio duro de lo que siempre ha estado ahí de antemano, más allá de la sujeción, más allá de la conceptualización, más allá de la captura, ni siquiera obsceno, ni siquiera abyecto, más bien simplemente ahí, como facticidad tenue más allá de lo fáctico, un punctum invisible de materialidad intratable e ineluctable, siempre del otro lado de la pertenencia, de cualquier pertenencia. (Moreiras)

La no-virgen tiene un paralelo metapoético en el no-texto, la fragmentación de VirginBot refleja la del cuerpo discursivo; el fin no es hacer literatura sino borrarse, existir por negación, dejar de hacer el juego al sistema: no-ser. Un libro que pregunta ya no por el ser sino por la esencia de un no ser que burle y se salga de una vez de toda militancia ontoteológica. Desinflar el mito. El narrador estaba convencido "de que eso, una larga lista numerada, era lo único que iba a poder escribir, lo más lejos que iba a poder llegar". Esta es, más bien, la imposibilidad de un libro, "lo que siempre ha estado ahí de antemano, más allá de la sujeción, más allá de la conceptualización, más allá de la captura" (Moreiras), lo intraducible derrideano; en palabras del narrador de Lage:

Si las notas se resisten a organizarse en forma de libro, pensé, entonces lo mejor es escribir únicamente las notas, el supuesto plan del supuesto libro, el borrador que borra cualquier posibilidad de escribirlo.

 


Jorge Enrique Lage, Archivo (Hypermedia Ediciones, Madrid, 2015).

 

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