Las manos son pájaros.
Los tacones, disparos.
Estos fuegos te reclaman, y no responden tus armas.
No me deja oír el llanto
que en mi pecho se declara.
Eres un niño, Antonio. ¡Regresa con mis palmadas!
De mi sudor se me escapa
el ritmo de tus palabras.
¿Por qué te miran los rayos con envidia de tus plantas?
No saben que por ahí
penetra una negra savia.
Pareces un fauno verde perdido en la tarde llana.
Soy un árbol que se eriza.
Llevo raíces en andas.
La luz te quema la piel. Tu piel opaca la playa.
Vivo de noche en noche.
La luz de aquí no hace falta.
No dejes que te devore el coro que se arrebata.
Ellos no existen. Soy yo
el niño que el cielo manda.
No puedo seguir hablando. El tiempo que se me acaba.
No hay tiempo. Tampoco hay niño.
Tú mismo eres aire, nada.
Te irás con el alba triste. El agua no te acompaña.
Soy agua que baila tarde.
Ola que se derrama.
Madrid, julio de 1999
Enrico Mario Santí nació en Santiago de Cuba en 1950. Junto a una extensa obra ensayística, ha publicado las más fiables ediciones anotadas o críticas de Octavio Paz, Guillermo Cabrera Infante, Pablo Neruda y Fernando Ortiz. Recogió sus poemas en Son peregrino (La Torre de Papel, Miami, 1995).