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Crítica

Un libro de homenaje a Gastón Baquero

Textos de más de cien poetas cubanos de la Isla y del exilio en un volumen holguinero por el centenario del escritor.

Ciego de Ávila

Esta selección, que reúne versos de 132 autores cubanos e incluye también el dossier "En torno a un pez de fuego" con textos de cinco españoles y latinoamericanos, llega a tiempo para celebrar el centenario de nacimiento del escritor. Diez fotografías de Kaloian Santos ilustran la publicación y, como complemento, se agregan dos entrevistas, conversaciones del poeta y editor Felipe Lázaro con Baquero, realizadas en 1987 y 1994.

Gastón Baquero salió en 1959 de Cuba, a donde nunca regresó, y donde no volvería a publicarse un compendio de su obra hasta después de su muerte, cuando apareció la antología La patria sonora de los frutos (Letras Cubanas, La Habana, 2001), seleccionada y prologada por Efraín Rodríguez Santana, quien había compartido con él en 1995, disfrutando una beca para hispanistas otorgada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España con el único fin de estudiar al poeta cubano.

Otras zonas de su obra, como la ensayística y el periodismo, aún se mantienen prácticamente desconocidas para el público lector en su patria.

En Poderosos pianos... convergen registros muy variados, de diferentes generaciones y tendencias, atraídos por el propósito de mostrar el reconocimiento al poeta a través de los años. Son textos dedicados, que dialogan, lo citan o simplemente hacen la reverencia de imitarlo. Virgilio López Lemus, en el prólogo "Gastón Baquero: centenario celebrado", describe la composición generacional de los reunidos para esta ofrenda:

"[...] la selección comienza con un creador alto, de los mayores de Cuba, y de la generación anterior a la de Baquero, el grande de Cuba que fue Eugenio Florit. Sigue solo un poeta de Orígenes: Fina García Marruz, y solo dos de la Generación de los Años Cincuenta: Luis Marré y Domingo Alfonso. Prosiguen los más jóvenes de esa misma generación, que debemos extender por razones estilísticas y de contenidos hasta los nacidos en 1945, de ellos hay aquí representados solo siete poetas. De la generación siguiente, que puede considerarse como la de las promociones nacidas entre 1946 y 1959, tenemos veintisiete poetas. De la promoción nacida en la primera década de la Revolución, la de 1960, hay treinta y cinco poetas, en tanto que de la promoción de nacimiento en la década de 1970, suman treinta y cinco poetas. De entre los nacidos en los años ochenta, hay veintiuno, y tres vinieron al mundo después de 1990".

Pero otras agrupaciones más simples, visualizadas en el tiempo, pueden ayudar a comprender el legítimo asombro de quienes asisten con este libro-homenaje a una presencia mayoritaria de poetas jóvenes y residentes en la Isla, porque estos en su mayoría no lo conocieron personalmente, mucho menos vivieron bajo el efecto de los años de fama mientras dirigió la redacción del Diario de La Marina, y nunca pudieron fácilmente valorarlo a cabalidad, por la censura sufrida en su tierra natal, mientras otros autores de su misma generación eran recuperados y más promovidos a partir de los años 80, por una disculpa que a él le estuvo vedada: se quedaron a residir o resistir dentro de la Isla.

Si nos apoyamos en el año en que Baquero salió de Cuba, el mismo del triunfo de la revolución, separando un antes y un después en su vida y la recepción que ha tenido su obra —asimismo se ha dividido a partir de aquí su creación poética en dos etapas fundamentales—, podemos ver que, entre el total de poetas cubanos incluidos en esta celebración (132), hay 100 que nacieron precisamente en 1959 o después. Además, unos 26 autores son de la misma provincia Holguín.

Como una rareza aparece el poema de Fina García Marruz, originalmente incluido en su libro Las miradas perdidas (1951), porque se nota la ausencia de quienes lo rodearon en sus años de colaboración con los proyectos de revistas que gestó José Lezama Lima, aunque el mismo título —"El distinto"— puede servir de pista para entender esa soledad.

Baquero, huyendo de una revolución que despertaba simpatías entre poetas de España, tampoco encontraría en el exilio un apoyo ideal. Su relectura empezaría a hacerse con más fuerza durante los años 90, esto explica que el poema de Eugenio Florit (1903-1999), autor que abre una antología ordenada cronológicamente, sea igual de joven que la mayoría de los demás, pues está fechado en Miami en 1991. Florit subraya los colores chillones de la imaginación poética que caracterizó a Baquero, desbordada y finamente elaborada: "caudal de las memorias/ mágicas inventadas" ("Isla de verdeoro").

López Lemus en su prólogo trata de ubicarlo del lado de la historia social donde se habría colocado, en la lucha entre izquierda y derecha en la Cuba prerrevolucionaria, reanalizando su polémica con Juan Marinello (1944), y luego interpreta el contenido lírico de la admiración que recorre a poetas que aparentemente han puesto a un lado ese maniqueísmo: "Reasumir su voz no entraña un compromiso político, al menos eso parece advertirse en la inmensa mayoría de los textos, que celebran la obra antes que la acción civil del hombre".

Poetas de la diáspora vuelven en nombre suyo, devolviendo los "restos sagrados" como era su deseo para la hora póstuma, y se confunden con los que les salen al encuentro desde la Isla portando escasos recuerdos, lecturas, apropiaciones, y también el deslumbramiento por la imaginación de un poeta distinto, sonoro, anclado en contra de las geografías y el olvido.

Aquí están algunos nombres: Maya Islas, José Kozer, Felipe Lázaro, José Félix León, Alejandro Querejeta, Juan Carlos Recio, Orlando Rossardi, Pío E. Serrano, Jesús Barquet, Gleyvis Coro, Milena Rodríguez, Juan Carlos Valls, Camilo Venegas, Carmen Serrano, Lina de Feria, Ricardo Riverón, Juana García Abás, Lourdes González, Manuel García Verdecia, Alfredo Zaldívar, Alberto Acosta-Pérez, Roberto Méndez, León Estrada, Reinaldo García Blanco, Arístides Vega Chapú, Rigoberto Rodríguez Entenza, Francis Sánchez, Zurelys López, Carlos Esquivel, Luis M. Pérez Boitel, Ronel González, Jorge Luis Serrano, José Luis Fariñas, Luis Yuseff, Jamila Medina y Legna Rodríguez, entre otros.

En la "Conversación" de 1994, a la pregunta hecha por Felipe Lázaro: "¿Qué te parece esta nueva generación de jóvenes poetas cubanos, que muestran un seguimiento de tu obra y que se acercan a ti, con amistad y respeto?", Gastón Baquero respondió:

"Lo que me encanta, me hace muy feliz para ahora y para después de la muerte, es comprobar cada día la pasión de los y las jóvenes de los territorios en que se desenvuelve hoy la gente cubana, por la poesía. ¡Qué maravilla, cuánta poesía buena se está haciendo dondequiera que late un corazón cubano! El sinsonte sigue cantando a todo pecho. [...] Y soy feliz. Las muestras de cariño que me llegan de la plural geografía cubana, las recibo como una señal de continuidad, de sucesividad invariable de lo cubano en poesía".

Poderosos pianos amarillos. Poemas cubanos a Gastón Baquero propone otra cosecha parcial de ese carácter sucesivo y diverso del canto del sinsonte. A todo pulmón, la poesía instaura sus propios ciclos. Gastón no pudo ver desfilar esta grata compañía, quizás incompleta e imperfecta, aunque sin duda le hubiera gustado oír desde lejos nacer y formarse poco a poco el dulce ruido del cariño que hay en un libro como este, incluso a lo mejor lo presintió o imaginó, entonces pensó: "Yo te amo, ciudad,/ aunque sólo escucho de ti el lejano rumor" ("Testamento del pez").


Poderosos pianos amarillos. Poemas cubanos a Gastón Baquero (Ediciones La Luz, Holguín, 2013), compilación y edición de Luis Yuseff, con prólogo de Virgilio López Lemus.

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