Artistas y aficionados cubanos del rock calificaron el cierre del Maxim Rock de La Habana como un pretexto del régimen para reducir el poco espacio que tienen el género y sus seguidores en el panorama cultural de la Isla, más allá de la polémica suscitada, un año más, tras una celebración de Halloween.
El Instituto Cubano de la Música (ICM) informó de la clausura del centro tras una fiesta temática el sábado por la noche que premió el disfraz de un militar nazi.
"Dada la gravedad del hecho y la evidencia de la incapacidad de la institución cultural para preverlo, se tomó la decisión de cerrar, de manera inmediata, el Centro Cultural Maxim Rock, hasta tanto se esclarezcan los hechos, se hagan los análisis correspondientes y se tomen las medidas disciplinarias con cada uno de los responsables del suceso, que, además de constituir una violación de las directivas para la programación cultural, vuelve a poner sobre la mesa el tema de los peligros de la colonización cultural", añadió el ICM en un texto publicado en sus redes sociales y por la prensa oficial.
El ICM acusó a los administradores del centro clausurado de promover "incidentes lamentables" que "violan flagrantemente la política cultural" del régimen, "vulneran la moral y los principios sobre los que se funda el proyecto social cubano y hieren la sensibilidad ciudadana antifascista, antirracista y antisionista".
Para el estudiante de segundo año de Periodismo Fabio R. Castillo (roquero y presente la noche del sábado), "culpar a la fiesta de Halloween por este tipo de evento puede ser cómodo, pero revela un amplio desconocimiento acerca del contexto real que vive la juventud cubana".
Castillo escribió un texto, cuyo fin, dijo, "no es el de defender el acto, sino el de ponerlo en contexto".
"Lo que aconteció en el Maxim Rock no fue un acto de aceptación o alabanza a la ideología nazi, no. En realidad, fue una especie de broma insensible y de mal gusto, primero por parte de quien ideó el disfraz, luego por parte de quienes lo celebraron. Todo construido sobre cimientos de desinformación por la escasa cercanía emocional con el tema", señaló el joven.
"No, ni el Maxim, ni la Agencia (Cubana del Rock), ni los frikis, ni nadie estaba celebrando el fascismo en la noche del 28 de octubre. Mucho menos cuando Mercedes Vargas, vocalista de la banda Némesis, presentó su expresa declaración en contra de la tiranía del austríaco (Adolf Hitler) al dedicarle su canción 'Tyrant' (Tirano, en español)", añadió.
En opinión de Castillo, "el fondo de la cuestión, y su dimensión más triste, es que todo ocurrió en el marco de un concierto de metal. Personas e instituciones tienen ahora, de repente, argumentos para achicar el ya poco espacio que ocupamos en el panorama cultural cubano".
"Este tipo de hecho tan mediático también ayuda a cimentar las opiniones marginalizadoras hacia la cultura del rock y del metal, no sorprende entonces que se den cancelaciones, recortes de presupuesto o supresión de eventos en semejante marco", lamentó.
"El cierre del Maxim es innecesario, de eso no queda duda. Lo que sí urge es un poco de educación, pensamiento crítico y conciencia política. Por lo demás, mayor capacidad de análisis, precisión y temple en la toma de decisiones no vendría mal entre los directivos que dialogan directamente con la escena", concluyó el joven.
El artista Leicester Correa escribió en su perfil de Facebook: "Cierran el Maxim Rock y se van a regalar una cena de blanco en no sé qué lugar. El problema no es el 'disfraz' (¡Ojo! Eso no estuvo para nada bien), ni la vestimenta 'clara' para hartarse (en referencia al lujoso picnic a la francesa que se celebrará en Cuba), el problema es que para lo que de ganancias en especias a unos pocos sí y para la desgastada mayoría, no".
Para Correa, "el problema está en pedir resistencias creativas y todo 'eso' a cambio de miserias de todo tipo en una sociedad que ya ni siente por donde nació".
"El problema también está en que seguimos predicando una ideología con la cual pocos se sienten identificados y acto seguido vendemos otro tipo de mercancía. Basta ya de hipocresía institucional, cuando sí se permite que le digan 'p#tas'[sic] a las mujeres y no cierran programa de TV alguno. Basta ya de que ustedes mismos permitan que se destruyan centros históricos y con valores patrimoniales en nombre de los 'nuevos activos económicos que supuestamente van a salvar lo que queda de este país'. Y yo no soy ningún confundido ni nada de eso, yo estoy en talla, como todos los que quedamos todavía aquí, basta ya", concluyó.
"Un desliz era todo lo que se necesitaba para cerrarnos el Maxim Rock, y ahí está. Solo nos queda esperar que ahora el cierre no sea eterno", dijo por su parte el diseñador y editor Jandro Martínez.
La cantante Liliam Ojeda se preguntó en su perfil de Facebook: "¿Por qué no cierran el ICM hasta que averigüen qué es lo que lleva años pasando con el salario de los músicos? A botar el sofá y a tomar por culo los frikis. Just one more time".
En opinión del técnico de sonido Friedman Falcón Towers, trabajador del Maxim Rock, se ha producido una "histeria colectiva de las organizaciones élites" y calificó la nota del ICM como una "total falta al respeto a todos los que laboran en la sala de conciertos".
"Demando total disculpa del Ministerio de Cultura, el ICM y sus filiales, que han agredido verbalmente a todos los trabajadores de la sala, acusándonos públicamente de irresponsables, deleznables y agresores de la sensibilidad humana", añadió en su perfil de Facebook.
En opinión del escritor Orlando Luis Pardo Lazo, "para los represores cubanos no es suficiente con que la gente trate al KKK (Ku Klux Klan) y al Führer como si de brujas ninfómanas y hombres-lobos se tratara. En el estalinismo del siglo XXI, a nuestra ciudadanía cautiva ya no se le permite ni representar a los espantajos del fascismo internacional".
"La claustrofobia ha hecho metástasis mental. Y ahora es peligroso hasta posar de fantoche en esa Cuba inercial en la que, en este mismo noviembre, podría morirse Raúl Castro", dijo en un artículo publicado por Hypermedia Magazine.
"Múltiples cubanos reales van ahora a perder sus trabajos, sus carreras profesionales, y su libertad. Todo por el disfraz de un déspota extranjero y un partido político europeo que en 1945 perdió la guerra contra el comunismo y fue borrado de la faz del planeta. La Alemania nazi no existe, mi amor. La Cuba comunista, sí", dijo Pardo Lazo.
Hay que conseguirle un espacio al Micha,Chocolate,Lenier y otros " arrepentidos" del capitalismo y el bufoncito con una caricatura de uniforme,no se de que rama de los cuerpos armados de la Alemania hitleriana,porque si era " SS" la cagó,su diseño y corte era impecable.Asi que el pobre lo que hiso fue caricatura, la próxima vez puede vestirse de la NKVD soviética o la STASSI de los alemanes socialistas o la Securitate de Ceaucescu....
Cualquier MiPYME que no pertenezca al conglomerado Castro-Gaesa deberá andar de puntillas. Al deberle plata a todo el mundo ellos necesitan que EU otorgue créditos al sector privado en Cuba. Cualquier Mipyme que pueda hacer competencia con Gaesa y pandilla será penetrada de un modo o de otro. Hoy fue este disfraz, mañana echarán un ojo en una sopa o cosas por el estilo.
El mulato uniformado les dio el pie para que les pasaran la cuenta.
El disfraz es de mal gusto, pero creo que lo que molestaba al gobierno era que ahí se celebraran eventos con el rock como reclamo, porque según Abel Caín Prieto todo eso no es más que "colonización cultural", ah, pero cuando nos empujaban aquellas películas rusas sin opción a ver algo más, aquello no era colonización cultural era amistad cubano soviética.
Bien hecho
Rockero es la palabra
De muy mal gusto ese disfraz, deberian haberle hecho una advertencia y quizás una multa, seguro que si alguien va disfrazado de los asesinos castrista hasta le day un premio a nombre del si casa y miss Peggy.
Yo no les hubiera cerrado el tinglado. Pero sí les hubiera otorgado el Nobel de la Comemierdería. O cuando menos, Mención. 😀