Entre 1966 y 1974 más de 3.000 niños de 13 a 15 años fueron enviados a la España de Franco por sus padres desde Cuba. Las familias buscaban que los varones evadieran el servicio militar y luego reencontrarse con ellos en EEUU. A este proceso se le conoció como Operación Madrid y estuvo a cargo del cura cubano radicado en España Antonio Carmiñas.
Las historias de 50 de esos niños que viajaron solos a Madrid ahora salen a la luz en el libro Cuando salí de Cuba, escrito por la cubana María Pérez, quien no es escritora, pero sí la hermana de uno de esos adolescentes enviados a España, Remberto Pérez.
"Cuando salí de Cuba es un libro auténtico que recoge la experiencia de estos niños, la estancia en Madrid, la llegada a EEUU. Algunos familiares no los recibieron con tanto cariño. Tratamos de recoger el sentimiento de estos muchachos", dice Pérez.
En 1967, cuando Remberto Pérez tenía 14 años, sus padres se enteraron de la posibilidad de enviarlo a Madrid para evitar el servicio militar. La familia ya había solicitado la salida hacia EEUU y según una resolución de aquel entonces los varones de entre 15 y 27 no podían salir de Cuba.
"Si a mi hermano le impedían la salida nadie se iría, por eso se tomó la dura decisión de enviarlo a España, para luego reencontrarnos con él en EEUU", recuerda la autora del libro.
Remberto y María Pérez eran "uña y carne" cuando se separaron. Los padres estaban destrozados con la decisión, aunque sabían que era por un bien mayor para toda la familia. El padre trabajaba en una granja de castigo por su solicitud de salida del país; la madre, encargada del cuidado del hogar, se enteró de que estaba embarazada de su cuarto hijo justo cuando partió Remberto hacia Madrid.
"Mami se quedó cuidándome a mí y a mi hermano más pequeño, parecía un fantasma parada en las ventanas esperando al cartero. Supimos que había llegado bien porque el sacerdote Carmiña mandó un telegrama muy corto. Más tarde nos enteramos de los detalles de la vida de mi hermano en Madrid, cuando empezamos a recibir sus cartas".
Remberto Pérez estuvo en un albergue de El Escorial, en Madrid, durante seis meses. En ese albergue llegaron a vivir 600 niños de la misma edad y con el mismo objetivo, llegar a EEUU a reencontrarse con sus familias.
"Eran adolescentes felices de estar en un país tan bonito como España sin supervisión de los padres, haciendo lo que les daba la gana. Se ponían motes, no se bañaban, jugaban a la pelota, hacían excursiones, se hacían pasar por guías turísticos para ganarse un dinerito. Por la noche todos lloraban y echaban de menos a los padres, pero de día eran adolescentes normales y felices", recoge María Pérez en Cuando salí de Cuba, disponible en Amazon y en la editorial Casa Vacía.
Remberto Pérez se reencontró con su familia en 1969 en Nueva York, dos años después de su partida a Madrid.
"Me había despedido de un niño gordito y chiquitico y me encontré a un joven muy moderno, muy cool, pelado como los Beatles y con pantalones de campana. Él nos encontró a nosotros muy feos y flacos", dice entre risas.
De los entrevistados en este libro solo uno no volvió a ver a sus padres. Los testimonios en los que se basó este libro fueron muy emotivos, según cuenta María Pérez.
"Hay un poco de catarsis en estas historias, ellos habían borrado recuerdos. Fue una separación muy difícil, había muchos niños de provincia, negros, chinos, era una muestra de la sociedad cubana de la época".
"Los niños de España", que siguen en contacto entre sí en EEUU, han sido todos hombres de éxito, según María Pérez. Actualmente se reúnen para participar en obras de caridad dirigidas a niños necesitados. "Es una forma de continuar la red de ayuda de la que fueron parte en el pasado", dice Pérez.
Mi hermano más pequeño cumplió 15 años mes y medio antes de llegarnos la salida, así que la familia se dividió, unos salimos para España y otros se quedaron en Cuba. 20 años tuvieron que pasar para que mis padres pudieran ver a sus cuatro hijos reunidos junto a ellos. Luego dicen de perdón y olvido. ¡A la m... ! como decía Fernando Fernán Gómez.