Alicia Rodríguez Alvisa tiene 27 años y acaba de presentar en Madrid su tercera exposición personal. El largo abrazo es el nombre de la muestra que se puede visitar en el espacio Copiloto del Estudio René Francisco (Nicolás Morales, 37, planta baja), en el barrio madrileño de Carabanchel.
El largo abrazo es una obra autorreferencial. Sus orígenes se remontan al 2014, cuando la joven cubana llegó a EEUU para estudiar Arte.
Alicia empezó la carrera de Diseño en el Instituto Superior de Diseño de la Universidad de La Habana, pero en el año 2013 recibió una beca, hizo sus maletas y se fue sola a Boston a estudiar Arte. Allí se graduó de Bellas Artes.
Cuando la joven llegó a la ciudad estadounidense estaba convencida de que quería ser diseñadora. Sin embargo, una clase de Fotografía le hizo replantearse su pasión. Y aunque hoy Rodríguez Alvisa no se define como una fotógrafa puramente, sino como artista visual, las fotos son el centro de su trabajo.
El largo abrazo fue enfocado, según su autora, para un público español. Cuando te paras frente a una de las fotografías, sientes que la instantánea le habla directamente a la mujer. Es una mezcla de varios conceptos que llegaron de golpe a la vida de Alicia: emigración, persona de color, latinos, se mezclan en esta obra.
"Ayer tuve una entrevista que me preguntaban: '¿Por qué llego a hablar tanto de mi relación con mi cuerpo?' Viene desde una etapa mía de diez u 11 años. Yo siempre fui muy corpulenta. Tenía el cuerpo criollo: caderas, glúteos, todo. Desde los diez u 11 años yo recibía piropos en la calle y en la playa. Y yo era simplemente una niña. Entonces siempre tuve la idea de cómo podía lograr verme lo más niña posible o lo más flaca posible, lo más pequeña posible para no llamar la atención".
Alicia había visitado España desde muy jovencita. Hija de los reconocidos artistas cubanos René Francisco y Lidzie Alvisa, la joven ha estado siempre en contacto con el arte.
"Cuando viajé a Europa vi que el estándar de belleza era todo lo que yo quería verme para evitar esos llamados de atención. Podría decir que España fue lo primero que experimenté en ese sentido. Quiero tener esos muslos, esos pocos glúteos, quiero ser así de pequeña y qué puedo hacer para llegar ahí".
La "obsesión" de Alicia con su cuerpo empezó desde entonces. Eso la llevó a probar cualquier dieta que aparecía: la dieta del plátano, la de la manzana, la de la sopa, la militar.
"Ninguna sirve. No hagan dieta, no pierdan el tiempo con eso", comenta.
Por eso, para Alicia, traer a España El largo abrazo sea quizás uno de los últimos pasos en su reconciliación con ese pasado.
"Al final la gente ve esta obra y puede crear una narrativa personal completamente. Pero, es de ahí de donde nace. Y para mí tenía mucha significación que llegara hasta aquí. Traer mi cuerpo tal y como es y como lo acepto".
Para la artista exponer esta obra en Cuba sería el cierre definitivo de ese conflicto que empezó cuando tenía diez u 11 años.
"Todavía en Cuba hay mucho tabú sobre las mujeres enseñando partes del cuerpo. Muchos cubanos podrían leer esta obra como exhibicionismo, no lo es. Cuando yo comencé esta serie era por aceptar mi cuerpo delante de la cámara".
Alicia cuenta que gracias a ponerse delante de una foto, poder alejarse y ver que todo estaba bien fue para ella muy catártico. Lo describe como una especie de terapia, y eso quiere transmitir.
"Esto viene de un proceso de mucho sufrimiento interno. Aquí yo no quiero exhibirme ni que me digas: 'pero si no tienes ningún problema, estás perfecta'. Quiero que entiendan que muchas personas tenemos miedos, inseguridades, cosas con las que no estamos contentos de nosotros mismos, tanto emocionalmente como físicamente".
Su exposición se podrá ver hasta el 4 de agosto. Aunque ahora es necesario hacerlo con una cita previa.
"Un largo abrazo es una visita íntima a mi trabajo y me interesa que las personas tengas un experiencia íntima con mi exposición en un espacio pequeño".