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Opinión

'El Chino' Heras y la novela que nunca escribió

Varios fueron los escritores que apostaron por escribir la novela de la Revolución Cubana. El recién fallecido Eduardo Heras León fue uno de ellos.

La Habana
Eduardo Heras León (der.) junto a Francisco López Sacha.
Eduardo Heras León (der.) junto a Francisco López Sacha. Granma

Varios fueron los escritores que durante la década del 60 y los primeros años de los 70 apostaron por escribir la novela de la Revolución Cubana. Una obra cumbre que mostrara todas las aristas de la construcción de la nueva sociedad, empleando una estructura formal que no desbordara los marcos del realismo.

Uno de esos escritores fue el narrador santiaguero José Soler Puig, quien después de varias tentativas en ese sentido, hacia 1980 anunció que acariciaba un ambicioso proyecto. Una novela que reflejara los 100 años de lucha del pueblo cubano por su independencia, y que llegaba hasta 1973, cuando se produjo el golpe de Estado en Chile contra el Gobierno de Salvador Allende, un acontecimiento que tocaba muy de cerca a Cuba. Todo desembocó en Un mundo de cosas, una extensa novela que vio la luz finalmente en 1982.

Otro escritor que por esos años pretendía, al menos de palabra, escribir una novela con esas características era Eduardo Heras León, quien tras una niñez y juventud muy agitadas, descubrió que su verdadera vocación era la narrativa. Y dentro de la narrativa, el cuento. Así, escribió La guerra tuvo seis nombres, donde plasma sus vivencias como miliciano en los combates de Playa Girón, libro con el cual obtuvo el Premio David en 1968. Después vendrían Los pasos en la hierba y Acero. Este último refleja su paso por una fábrica metalúrgica y su contacto con los obreros de ese lugar.

Todos estos cuadernos contenían cuentos sumamente realistas, tal y como el autor creía que lo necesitaba la urgencia del momento. Mas ese realismo desembozado le iba a traer problemas a "El Chino" Heras con la maquinaria del poder. Problemas que, entre otras cosas, hicieron que el escritor se apartara momentáneamente del sector cultural, y reapareciera en la fábrica metalúrgica a la que ya referimos.  

En un alto de su labor cuentística, Heras León dio a conocer su proyecto de escribir una ambiciosa novela. Se trataba de la formación de un joven a lo largo de todo el proceso revolucionario: estudiante, soldado, obrero, y al final escritor. Sin embargo, pronto comprendió que para ser consecuente era menester reflejar, además de las facetas positivas de la nueva sociedad, los lados oscuros de la realidad revolucionaria, aquellos que no agradan al Poder. Fue entonces cuando Heras renunció a la hipotética herejía, y optó por integrarse plenamente a la cultura oficialista.

En lo adelante no le faltarían los homenajes de la cultura castrista: Distinción por la Cultura Nacional, Maestro de Juventudes, la Réplica del Machete de Máximo Gómez, Premio Nacional de Edición, y Premio Nacional de Literatura.

"El Chino" Heras llegó a ser visto como una especie de zar o árbitro de la narrativa nacional, al extremo de dedicarse a pronosticar cuál iba a ser la tendencia de la narrativa cubana para un lapso de diez o 15 años. Como si la creación de la mente humana pudiera medirse en los mismos términos que los quintales de papa o boniato.

Con el apoyo personal de Fidel Castro, "El Chino" Heras impartió un curso de narrativa por televisión, y finalmente inauguró el Centro Onelio Jorge Cardoso, auspiciado por el Ministerio de Cultura, con vistas a la formación de noveles escritores.

Hace unos días se dio a conocer la desaparición física de Eduardo Heras León. En realidad pensamos que se trata de su segunda muerte. Su primera muerte habría ocurrido cuando renunció a escribir aquel ambicioso proyecto novelístico. En ese momento murió como creador, y dejó a los lectores esperando por la novela que nunca llegó. 

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8 comentarios

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La novela de la revolución fue escrita, sólo que no fue lo esperado ni tiene autoría individual, ya que ese enorme empeño está disperso entre autores de variada calidad. Desde el extraordinario novelista José Soler Puig, que escribió la novela de la clandestinidad con su Bertillón 166 (1960), pasando por el mediocre vendedor de muebles Manuel Cofiño López y su laxativa novela La última mujer y el próximo combate (1972) hasta llegar al epitafio con El Rey de La Habana (2013) , que aunque realismo sucio no deja de ser una obra maestra del género y un documento político de primer orden. A mi modo de ver, el recién fallecido señor Eduardo Heras León fue más una personalidad social y política que un hombre que haya aportado algo especial a la literatura cubana, si bien Ambrosio Fornet consideraba que "Los pasos en la hierba, es un pequeño clásico de la literatura revolucionaria por la minuciosa pasión con la que logra captar el torbellino de una época y la terca lucidez con que lo afirma" .

Me sumo a "Montuno" y "Weston". Admirablemente expresado por el señor Luis Loreto el terrible drama que sufren los "tontos útiles" que prestan sus oídos a los cantos de sirena que entonan los jefes de la causa diabólica del comunismo.

Profile picture for user Archivaldo Pais

Lo vi lloriquear sobre lo que le hicieron , que intentó hasta suicidarse. Pero no tuvo valor, en cambio, se unió a esa farsa llamada Revolución, en fin un escritor oficialista y delator mas que fallece, se dice que fue hasta colaborador de los Órganos de la Seguridad del Estado. Cualquiera que sea amigo de Abel Prieto, es un enemigo del pueblo cubano, cambio y fuera.

Son muchos los que en la juventud sueñan con quimeras de un "paraiso terrenal" que hay que arrancar a sangre y fuego de manos de los explotadores. Nobles sentimientos pero faltos de sabiduria, porque les falta la experiencia del vivir.
Entonces vienen los "dias de gloria" inmersos en una febril actividad que no deja espacio ni al juicio sereno ni a la misericordia. Son los tiempos en que de idealiza al Lider Maximo y a sus hermanos de lucha. Se cierran los ojos a los crimenes injustificables pero declarados "necesarios para la causa", a la destrucción de vidas "por el bien de la causa"....Una Causa de objetivos cambiantes que no tiene límites definidos y cuya finalidad está "en el horizonte, esa linea imaginaria que se aleja mientras avanzamos hacia ella".
Después vendrá la decepción, pero ya es muy tarde para renunciar a la estéril inversión de toda una vida. Y entonces hay que continuar defendiendo lo indefendible, repitiendo un discurso de palabras huecas que ya nadie cree.

Con esa dictadura hay solo dos caminos: el éxodo si quieres salvar tus principios, o la sumisión. Un escritor sumiso al poder nunca produce nada verdaderamente propio; es un títere de los intereses de otros. Yo opté por el exilio, y aunque mi obra no pudiera ser valorada de la forma que me gustaría, me queda el consuelo de que no hay en ella ni una pisca de traición conmigo mismo ni de mis valores.

Profile picture for user Weston

Montuno, me han tocado sus palabras. Cuando uno se lanza al espacio del exilio, corre el riesgo de la despersonalización y de que nuestra obra y trayectoria en nuestro país sea subvalorada. Sólo al pasar el tiempo y racionalizando o sublimándose en otras esferas de la vida, uno logra superar el distanciamiento de su pasado. Ya después uno hace suya la frase de Martí de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, y entonces lo tira todo a mierda. ☹️