Guáimaro iba a celebrar su fiesta de Halloween. Estaba todo preparado en la Casa de la Cultura del municipio camagüeyano, el público esperando, cuando autoridades cubanas prohibieron la fiesta. Los residentes se quedaron vestidos, disfrazados y sin ir al baile.
Las redes sociales se llenaron de denuncias. Leuvys López dijo en un comentario en Facebook que "los directivos debían entender que el mundo evoluciona y que Halloween no es una fiesta de Estados Unidos".
"Con qué moral se atreven a suspenderla sin derecho a reclamación, cuando el Jazz Plaza, uno de los eventos culturales más importantes de Cuba, venera y fomenta de manera abierta un género musical que sí es norteamericano", añadió.
"Guáimaro al centro de todo, pero en esta oportunidad, al centro de todo lo ridículo, de toda la ignorancia cultural que evidentemente tienen aquellos que, en teoría, deberían apoyar el esfuerzo que hacen hoy los artistas aficionados, instructores de arte y muchas más personas para intentar apartar, aunque sea por un rato, las angustias de todas las marcadas y evidentes carencias (de todo) que experimenta este municipio agramontino", concluyó.
Dos días antes de la fiesta, el perfil de Facebook Dirección Municipal de Cultura de Guáimaro había expuesto los obstáculos que estaban en el camino de la celebración en un post titulado: "¿Qué pasa con el Halloween en Guáimaro?".
"Otra vez intentan poner obstáculos a la consecución de un evento netamente cultural, lúdico, de entretenimiento sano, creado, generado por y para los jóvenes en esta ciudad. En una ciudad donde, dicho sea de paso, no abundan realmente opciones para ese sector poblacional, deberían sabiamente apoyarse tales iniciativas marcadamente alejadas de otras asociadas al alcohol, el ocio, el materialismo ostentoso, la vulgaridad y la pésima música que, paradójicamente, sí son totalmente apoyadas y aceptadas como correctas", señaló la publicación.
La misma página publicó fotos de los artistas que trabajaban en la organización de la fiesta. Un día después también publicó fotos de los que serían los diplomas y premios artesanales confeccionados para la competencia de disfraces en la noche de Halloween de Guáimaro. Pero la fiesta no se hizo.
La internauta Karla María García Hernández contó detalles de lo sucedido en un post publicado en el grupo "Revolico Guáimaro, Camagüey".
"Los hechos en cuestión fueron la suspensión por orden del Partido Comunista de dicha actividad ya con el teatro lleno de niños, jóvenes, padres y público en general y el consecuente malestar generado por esta suspensión. En el lugar y ante todo el público y trabajadores de la entidad, la directora municipal de Cultura, Yaniuska Díaz Garcés, llamó a solas a Desiderio Borroto Fernández, director de la Casa de Cultura, para supuestamente conversar sobre el inconveniente de realizar la celebración y lo condujo a un lugar apartado donde se encontraban tres agentes de la Seguridad del Estado en Guáimaro, acompañados de la ideológica del PCC, Yarisleidis Osoria Osoria. Se desconocen los detalles de la conversación, pero a su regreso el mencionado director estaba visiblemente nervioso y se le escuchó decir que le habían ordenado suspender la actividad", dijo García Hernández.
Además, la joven denunció: "Utilizar la presión, la coacción y la amenaza de futuras consecuencias a la persona, como es evidente que se hizo, es una forma represiva típicamente utilizada en Cuba, además un elemental acto violatorio de los derechos humanos e individuales y un atentado contra la integridad personal propio del fascismo. Responsabilizamos a la Seguridad del Estado, al Partido Comunista, a los órganos de Justicia y a las autoridades gubernamentales de Guáimaro por cualquier daño físico o psicológico contra cualquiera de los trabajadores que con notable esfuerzo y sobreponiéndose a carencias de todo tipo intentaban llevar un momento de esparcimiento y entretenimiento cultural a la población, incluso en medio de un corte eléctrico en la ciudad".
En un comentario a la publicación de García Hernández, la usuaria Lianne Milanés comentó: "Pobres niños. Ni Halloween, ni Navidad, ni juguetes. En fin, nada".
El 31 de octubre se celebra Halloween en algunos países del mundo, una festividad que se caracteriza por los disfraces que niños, niñas, adolescentes e incluso adultos utilizan, además de ser una jornada en la que casas y negocios regalan dulces. Halloween significa "víspera de todos los santos". Es también conocida como Noche de Brujas, Víspera de difuntos, Noche de los muertos, Noche de difuntos o Samhain.
Se festeja internacionalmente sobre todo en la anglo esfera, como Canadá, Estados Unidos, Irlanda o el Reino Unido, y, en menor medida, en otros lugares como España, Chile, Argentina, Perú, países adonde llegó esta celebración por contagio cultural.
Esta misma semana, una supuesta broma de jóvenes cubanos disfrazados con capuchas del Ku-Klux-Klan y preguntando "¿dónde están los negros?" ha provocado indignación en las redes sociales y ha sido aprovechada por las autoridades del Gobierno e intelectuales, que calificaron lo sucedido de "racismo" y "colonialismo cultural".
La fiesta de Halloween se ha insertado en Cuba entre la población joven y se viene celebrando desde hace algunos años con más fuerza en los círculos de mayor poder adquisitivo en la Isla. Sandro Castro, nieto de Fidel Castro, emprendedor y propietario de establecimientos nocturnos de fama en La Habana, ha promovido estas celebraciones en sus negocios con toda la parafernalia que conlleva.
En 2017, la revista oficial La Jiribilla atacó la celebración en nombre de costumbres, tradiciones culturales y prácticas religiosas que después de 1959 fueron silenciadas, invisibilizadas, perseguidas, censuradas. Posteriormente, el exministro de Cultura Abel Prieto se pronunció de manera similar en un artículo en Granma en el que se quejó sobre el renacer en Cuba de la "identificación entre lo yanqui y lo moderno", acerca de la utilización de símbolos de EEUU para atraer.
Abel Prieto es un ignorante. El fenómeno del Halloween se ha difundido a través de las redes sociales en los últimos años y ha llegado a también a Europa donde lo celebran sin ningún aspaviento oficial ni censura. Nada tiene que ver con los Estados Unidos; es una forma de divertirse que han descubierto los jóvenes como muchas modas y corrientes. El „Big Brother“ siempre temeroso.