El escritor y periodista cubano Armando Lucas Correa, ex editor jefe de la revista People en Español y escritor de libros como En busca de Emma, La niña alemana y La hija olvidada, habla en DIARIO DE CUBA sobre su vida y su carrera desde que llegó a EEUU en 1991. Su próxima novela, La viajera nocturna, será presentada en enero y forma parte de una trilogía de historias que tienen como punto en común el barco Saint Louis, en el que en 1939 más de 900 judíos alemanes viajaron a La Habana, huyendo del nazismo. Cuba, EEUU y Canadá no les permitieron desembarcar y muchos murieron en campos de concentración cuando volvieron a Europa.
Correa, quien estudió Dramaturgia y Teatrología en el Instituto Superior de Arte (ISA), trabajó en el diario El Nuevo Herald como escritor freelance cuando llegó a EEUU. "Con el tiempo logré entrar a tiempo completo, que era la meta que yo tenía. Durante los fines de semana, cubría la revista de entretenimiento Viernes y pude entrevistar a muchas celebridades. Cuando abre People en Español, en 1997, había una plaza de escritor principal y logré presentar mi currículo con las entrevistas al mundo del entretenimiento. Nos mudamos a Nueva York y ahí pasé por todas las posiciones habidas y por haber, hasta que en 2007 me hicieron editor en jefe y estuve en esa posición hasta febrero de este año cuando la revista impresa dejó de existir".
Con este cambio laboral, el Correa escritor salió ganando. "Ahora tengo tiempo para escribir los fines de semana. Un escritor escribe todos los días, si no, no es un escritor, está jugando a ser uno".
En busca de Emma, fue el primer libro del autor, quien por primera vez escribió sobre su propia vida y no sobre la de los demás, como hacía en People en Español.
La hija mayor de Correa, Emma, llegó a su vida y a la de su pareja en 2005, "y fue un proceso muy largo. En 2000 encontramos a la madre de subrogación y a la donante de óvulos". Emma, quien hoy tiene 16 años, todavía no ha leído el libro sobre su esperada llegada.
"Hablé con mi jefa para hacer este libro y me dio carta blanca, pero después el director de Relaciones Públicas me comentó que ese libro podría traer problemas con la audiencia de People en Español. El 68% eran mexicanos, más conservadores, católicos; la historia de dos hombres intentando convertirse en padres podía traer un conflicto. Pero, al final, empecé a trabajar en ese libro y me di cuenta que tenía mucho escrito sobre el proceso, datos, conversaciones. El libro salió en 2009, un mes antes de que nacieran los mellizos que después tuvimos, Ana y Lucas".
Sobre su pasión por investigar el incidente del Saint Luis, Correa cuenta que su abuela siempre hablaba de eso porque la marcó aquella historia. "Nunca pensé en escribir una trilogía. Investigué más de diez años sobre el Saint Luis. En 2016 sale La niña alemana, pero yo seguí investigando. Tengo pasaportes originales de refugiados judíos de 1939, el diario del capitán del barco, el menú del barco".
En 2018, el presidente de Canadá, Justin Trudeau, pidió disculpas públicas en nombre de su país por el rechazo a los refugiados judíos que viajaban en aquel buque. Con la ayuda de Correa, siete sobrevivientes de aquel suceso, ya todos ancianos, estuvieron presente en esa ceremonia, que describe como "muy emocionante". De los tres países involucrados, solo Cuba no se ha pronunciado sobre este hecho histórico.
"Yo no quería hablar con los sobrevivientes del Saint Luis hasta que el libro fuera a imprenta. Aquella fue una historia que me contó mi abuela, y yo quería que sonara como una especie de cuento de hadas, dicho por una niña pequeña".
La viajera nocturna, es la novela que cierra la trilogía de Correa, quien asegura que es, de los tres libros, el más cubano. "Leí un artículo sobre los negros alemanes; eran mestizos hijos de alemanas con negros de las colonias y de ahí conformé La viajera nocturna. Cuenta la historia de una poeta alemana, no judía, que tiene una hija mestiza con un negro".
La ley decía que a los siete años la niña tendría que ser esterilizada con rayos X o ser enviada un campo de concentración. "Esta poeta alemana envía a su hija a Cuba con una familia judía en el Saint Luis. Esa niña crece en Cuba y se enamora de uno de los pilotos de Batista. Ahí incluyo el famoso juicio de los pilotos de Batista a principios de la Revolución. Ella, desesperada, envía a su hija (fuera de Cuba) en la operación Pedro Pan, en 1962. Le sucedió a ella lo mismo que le sucedió a su madre (…)".
Correa no ha viajado mucho a Cuba, pero las pocas veces que estado ha vivido experiencias intensas. "Cuando trabajaba para El Nuevo Herald, durante la visita del papa Juan Pablo II, pido ir para visitar a mi familia y me dan la visa, pero en el mismo avión que entré me devolvieron a Miami. Ahí me desconecté completamente con Cuba".
Fue años después, cuando Obama abrió las relaciones diplomáticas con Cuba, que "se crea la primera delegación de editores de EEUU en visitar la Feria del Libro de La Habana. El único cubano era yo y sabía que era muy difícil que me dieran la entrada. Costó una fortuna sacar el pasaporte cubano y el permiso. Para mi sorpresa, el primer encuentro en Cuba fue en el morro de La Habana, vi la ciudad desde el punto de vista del Saint Luis", cuenta Correa, quien dice haber llorado de emoción.
"Cuando ya tenía La niña alemana publicada, regreso a Cuba y encuentro un pequeño museo del Holocausto en la calle 17, que era de una mujer que había batallado durante diez años para recuperar la sinagoga que había pertenecido a su abuela, al lado del Museo de Artes Decorativas. Con ayuda del Gobierno de Israel, la autorizaron a tener el lugar, siempre que no ofreciera servicios religiosos. Ella donó entrevistas de sobrevivientes del Holocausto que vivieron y murieron en Cuba a Steven Spielberg".
Correa se interesó por el lugar y dijo a la mujer que le donaría 100 libros de La niña alemana y el diario del capitán del Saint Luis. "La pobre mujer gastó mucho dinero en vitrinas para el día de la donación. Cuando llegué a Cuba con los libros todos fueron decomisados en la Aduana".
"Ella ya había preparado una presentación y fueron como 300 personas, la vi muy nerviosa. Me contó que le habían dicho que yo necesitaba una visa religiosa. Cuando llegamos al salón, ya había como seis personas vestidas de civil que sabíamos que eran policías. Hice esa presentación en pánico, llevaba un video del barco que hasta se me olvidó poner".
Para cumplir, parcialmente, su promesa de donarle libros a la señora, Correa se fue a la feria del libro con su primo a buscar 30 ejemplares que quedaban en el stand de México. "Fuimos con unas javitas plásticas a buscar los libros y llevarlos al museo, me sentía como un ladrón".
Al otro día, el escritor volvió a EEUU. En ese momento ya residía en Nueva York. En la cola del aeropuerto cubano, "todos me decían que pasara primero por si me dejaban" en la Isla. "Ahí cerré de nuevo con Cuba", cuenta.
Exitoso aqui y en Cuba, donde pertenecía a la privilegiada élite de los hijos de papá y se codeaba con lo más selecto de la cúpula oficialista.
Este señor es uno más entre los miles de cubanos con talento que el país ha perdido.
Bochornoso lo que le hicieron en su último viaje a Cuba.
A quien carajos le importa este tipo? A mi no!