La ex bailarina cubana Aurora Bosch recibió la distinción Caballero de la Orden Nacional de Mérito, otorgada por Francia este martes en su sede diplomática en La Habana, reportó la agencia oficial Prensa Latina.
El embajador galo Patrice Paoli, valoró el rol de Bosch en Giselle, obra maestra estrenada hace 181 años por el Ballet del Teatro de la Academia Royale de Música en la Ópera de París.
La bailarina y maestra cubana aludió a la distinción como una sorpresa agradable dentro de su relevante trayectoria artística: "Desde el comienzo de mi carrera he recibido muchas alegrías, me siento muy querida y honrada. No me esperaba semejante reconocimiento, conferido además por mi desempeño como la Reina de las Willis, en la obra Giselle, durante el IV Festival Internacional de Danza de París", confesó.
"Una Reina de las Willis jamás vista en París", resultó uno de los tantos elogios aportados por especialistas, comunicadores y críticos de arte a la entonces solista del Ballet Nacional de Cuba (BNC) durante la cita cultural, con sede en el Teatro de los Campos Elíseos en 1966.
Conocida como una de las "cuatro joyas del ballet cubano", junto a Loipa Araújo, Mirta Plá y Josefina Méndez, la profesora de la Isla mereció tal distinción por sus relevantes contribuciones a esa manifestación artística y sus especiales relaciones con Francia.
"Me sentí como en un sueño, pero ya hoy puse los pies en la tierra y fui a dar clases. Recibí numerosas muestras de cariño y consideración por mi labor y esfuerzo cotidiano", reveló la artista, cuya historia en la danza comenzó a comienzos de la década del 50 del siglo pasado.
Bosch habló de un proyecto de libro sobre su desempeño en la escena y la rutina académica actual. Dicho volumen tratará de su célebre participación en clásicos como El lago de los cisnes, Coppélia, La bayadera y La bella durmiente del bosque.
Por lo que tengo entendido, esas joyas hubieran podido brillar más si la bruja Alonso lo hubiera permitido, lo cual es todavía más aplicable a Rosario Suárez. Pero nadie, por muy buena que fuera, podía hacerle sombra a la dictadora del ballet en Cuba, que no había pactado con el diablo por gusto.