El pintor cubano Joaquín Ferrer falleció en París el pasado viernes 25 de marzo, informaron sus familiares y amigos desde la capital francesa. Ferrer fue uno de los más relevantes miembros de la llamada escuela cubana de pintores en el siglo XX en Francia, país donde su obra abstracta figura en museos y colecciones, al mismo tiempo que aparece repertoriada en subastas de conocidas casas de venta.
Joaquín Ferrer nació en Manzanillo el 4 de julio de 1928 y estudió en la Escuela de San Alejandro en La Habana, ciudad donde expuso en la década de los 50 junto a las principales figuras de la plástica cubana de la época, entre los que se encontraban sus amigos Wifredo Lam y Agustín Cárdenas.
Fue Mario Carreño quien integró a Ferrer al grupo de pintores cubanos que comenzaban a desarrollar a mediados de los 50 el arte abstracto en la Isla.
En diciembre de 1959 Joaquín Ferrer llegó a Francia con una beca de estudios junto a otros pintores como Gina Pellón, Jorge Pérez Castaño, Ángel Acosta León y el escritor Severo Sarduy, y nunca más regresó a Cuba.
Después de mostrar sus cuadros en exposiciones colectivas Max Ernst descubrió la pintura de Ferrer y escribió las palabras del catálogo de su primera exposición personal en mayo de 1968, en la célebre galería Le Point Cardinal.
A partir de ese momento la obra de Ferrer se difundió por Europa y pasó a mostrarse en museos y a formar parte de colecciones privadas. La consagración definitiva de este pintor cubano llegaría el verano del 2017 cuando la Maison de l’Amérique latine de París le dedica una retrospectiva y expone más de 100 obras suyas.
La obra de Ferrer, inicialmente asociada al surrealismo, evolucionó hacia un abstraccionismo lírico caracterizado por la creación de infinitos espacios laberínticos, la suavidad de los colores, y un trazado incisivo de líneas que contrastan sin llegar a coincidir por la variedad de sus formas y disposiciones.
Imnumerables críticos franceses, entre los que se pueden mencionar a Alain Bosquet, Claude Esteban, Jean-Pierre Thiollet y Serge Fouchereau, dedicaron páginas de elogio a la obra de Ferrer que espera por ser expuesta en su Cuba natal.
El pasado jueves 31 de marzo, su familia y un numeroso grupo de amigos y admiradores de su obra, despidieron a Joaquín Ferrer en el cementerio Père Lachaise de París.
Otro gran talento separado de Cuba y de su ambiente natural por razones perversas, y por supuesto adversas al desarrollo libre y orgánico de las artes en la isla. Claro, a la "revolución" solamente le interesaba el arte (o mejor dicho, el artista) que se prestaba a ser utlizado para fines esencialmente políticos, pues el arte como tal no le interesaba en absoluto. QEPD.