El novelista cubano Pedro Juan Gutiérrez publica su nuevo libro Diálogo con mi sombra. Hace más de 20 años Gutiérrez expuso su visión descarnada sobre la realidad cubana en Trilogía sucia de La Habana. A ese libro le siguieron otros igual de críticos, que no fueron publicados en la Isla hasta muchos años más tarde, recuerda el diario español El Correo.
Gutiérrez cuenta en sus libros la vida de unos supervivientes al límite de la resistencia en un sistema agotado, que solo siguen los que manejan el poder en el país. En Diálogo con mi sombra (Anagrama), donde mantiene una conversación sobre la vida y la literatura con su alter ego Pedro Juan, protagonista de varios de sus libros.
"Mi generación tenía un fuerte compromiso de izquierdas y ha sufrido un desencanto", reconoce el novelista cubano en una entrevista con El Correo, donde cuenta que tras la publicación de Trilogía sucia de La Habana vive seis meses en Cuba y luego va a España y se queda en Madrid, en Tenerife, o en Málaga. "Aprovecho para acercarme a Alemania o Inglaterra. Vivir así ha enriquecido mi obra y mi visión del mundo. En España tengo otras lecturas, conecto con otra gente".
El escritor reconoce que al principio necesitaba estar en La Habana para escribir. Pero el último libro lo escribió casi completo en Tenerife y solo una pequeña parte en La Habana.
Aunque su nacionalidad española le permite vivir en Europa, Gutiérrez dice que necesita estar en Cuba. "Soy muy cubano, necesito a mi gente, mi familia, los amigos, y no quiero renunciar a ellos. Tengo un hijo en China, una hija en España, otra en Holanda. He cumplido 71 años y voy evolucionando, me siento muy bien en cualquier lugar".
El novelista opina que Cuba ha perdido relevancia internacional en los últimos años. "Hay más tranquilidad con Cuba, más silencio, y eso es algo que nos hace falta. Sobre todo, por las circunstancias actuales, muy difíciles socialmente y también en cuanto a abastecimiento. A mí no me gustaba esa locura de estar todos los días en los periódicos. Siempre he pensado que en política lo más importante es lo que no se dice".
Preguntado sobre el papel que juega un escritor en la Isla, Gutiérrez responde que "un escritor es necesario en una sociedad civilizada, y en Cuba, como hay pocos libros, la gente quiere más"
Tras la publicación de Trilogía sucia de La Habana en España, Pedro Juan fue expulsado de su trabajo. "Nadie lo había leído, pero se guiaron por lo que contó la prensa española. Así me lo dijeron cuando fui a hablar con el presidente de la Unión de Escritores. Algunos me decían que tenía malas palabras. Por qué, les preguntaba yo. Así es como habla la gente."
En su nuevo libro Diálogo con mi sombra Gutiérrez cuenta que tuvo a jefes que se hacían pasar por revolucionarios, pero eran unos corruptos. "En estas sociedades tan politizadas siempre aparece el típico oportunista, hasta Lenin los retrató. Y los había, claro".
En su libro narra que en 1991 tras la desaparición de la URSS "se pasó mucha hambre en Cuba. A partir de ahí, vivimos la peor crisis de la historia del país. Yo empecé la trilogía en 1994 y la acabé en 1997 y seguíamos igual. Mi salario mensual equivalía entonces a tres dólares".
El novelista opina que esa época fue el caldo de cultivo del descontento social que se empezó a sentir. "Mi generación era gente con un fuerte compromiso de izquierdas. Algunos se hicieron religiosos, otros se fueron a Miami. Hubo un desencanto general".
"La época de los héroes de la Revolución, de Sierra Maestra, la misma palabra 'heroico', ya pasó. La tuve que escribir tantas veces mientras era periodista, tantos años con la palabra. Por eso me interesan más los antihéroes, en la literatura y en la vida. Disfruto charlando con amigos que son campesinos, o repartidores", dice Gutiérrez.
El escritor confiesa que los académicos se toman muy en serio el significado de su alter ego, Pedro Juan. "Me busqué un problema cuando le puse ese nombre, pero lo hice porque no quería que estuviera claro qué es realidad y qué ficción", concluye Gutiérrez.
Una de las cosas que los cubanos, por conveniencia, oportunismo o cobardía no pierden, es la ambigüedad.