El mundo del arte, y en especial el sistema de mercado que gira entorno a él, parece estar cambiando con las nuevas tecnologías. Ejemplo de ello son las obras del diseñador argentino Andrés Reisinger, diez "muebles virtuales", de los cuales uno llegó a venderse en 67.777 dólares, según informó la revista especializada Dezeen.
Reisinger saltó a la fama recientemente en Instagram por sus modelos 3D de muebles surrealistas, los cuales ha logrado vender mediante subastas en línea. Lo curioso de estas piezas es que no existen en la realidad analógica, sino que se limitan a la virtual. Es decir, que solo pueden colocarse en espacios virtuales compartidos (metaverso), realidad virtual, en películas CGI (computarizadas) y hasta en videojuegos como Minecraft.
La última de las series de muebles del argentino fueron vendidas en menos de diez minutos por un valor total de más de 450.000 dólares.
La otra novedad en el mercado del arte es el Pop-Tart, o sea, el arte pop digital. La última de las piezas más notorias del Pop-Tart fue un meme: Nyan Cat. La "obra" tiene casi diez años y se reduce a un gato volador pixelado que deja un rastro de arcoiris. Su creador, Chris Torres, logró subastar una versión única el pasado jueves por un precio final de 580.000 dólares.
Torres usó para la subasta la web Foundation, usada para la compra y venta de productos digitales. Según The New York Times, el comprador de Nyan Cat se mantiene anónimo y usó criptomonedas para la adquisición. Algunas estimaciones señalan que solo en 2020 más de 222.000 personas vendieron este tipo de piezas por un valor total de 250 millones de dólares.
El mercado del Pop-Tart tiene sus ventajas, ya que posibilita el contacto directo entre el artista y los compradores, dejando de lado a los intermediarios. Además, permite que las transacciones queden registradas de forma pública y permanente, algo que sirve como certificado de autenticidad.