El poeta César López, Premio Nacional de Literatura 1999 en Cuba, falleció en La Habana a los 86 años, según confirmó su hija, la académica Adriana López-Labourdette.
López había nacido en Santiago de Cuba el 25 de diciembre de 1933 y ejerció además la narrativa, el ensayo y la crítica literaria. También estudió Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, así como en Madrid y Salamanca. En esta última ciudad, obtuvo el doctorado en Medicina.
Se dio a conocer como colaborador de la revista Ciclón, que fundara José Rodríguez Feo, y luego fue colaborador de Lunes de Revolución.
Entre 1960 y 1962 fue cónsul del Gobierno de Cuba en la ciudad de Glasgow, Escocia, y a su regreso a la Isla desempeñó el cargo de jefe de departamento consejero para Europa Occidental del Ministerio de Relaciones Exteriores, hasta 1963.
A fines de la década de 1960, fue secretario de la Sección de Literatura de la UNEAC, pero después del tristemente célebre "Caso Padilla", fue condenado al ostracismo por las autoridades cubanas.
En 1972, pasó a trabajar en la Academia de Ciencias de Cuba, primero en su Departamento de Traducciones y luego en el Instituto de Documentación e Información Científico-Técnica.
En 1996 fue distinguido como miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua, y al año siguiente como miembro correspondiente de la Academia Española de la Lengua.
Entre sus libros están Primer libro de la ciudad (Ediciones Unión, La Habana, 1967); Segundo libro de la ciudad (Editorial Ocnos, Barcelona, España, 1971; Ediciones Unión, La Habana, 1989); Ceremonias y ceremoniales (Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1988); y Circulando el cuadrado (Ediciones Revolución, La Habana, 1963).
También destacó como editor y antologador, con volúmenes como Oppiano Licario, de José Lezama Lima (1989); Poesía Completa de Dulce María Loynaz (1993); Muerte de Narciso y otros poemas, de José Lezama Lima (1996); Poesía completa, de José Lezama Lima (Alianza Editorial, Madrid, 1999).
No mereció el "castigo" que recibió de refilón por el caso Padilla, y lo tuvo que sufrir durante años, él, que fue ante todo un escritor, un intelectual inmerso en la literatura en lengua española. Le tocó vivir de joven la lucha contra Batista en Santiago de Cuba, más lo que vino después, innombrable, sin que tuviera vocación para el heroísmo.