La primera bailarina Viengsay Valdés, directora del Ballet Nacional de Cuba (BNC) desde el pasado 1ro de enero, dijo esta semana al diario español El País que su hoja de ruta al frente de la compañía incluía "mantener vivo el legado artístico de los fundadores, y al tiempo dotar al repertorio de nuevas piezas y rescatar obras trascendentales que llevan años dormidas".
También, la bailarina cubana aseguró que se empeñaba en "mejorar las condiciones de trabajo de la compañía, e invitar a maestros con diversas experiencias internacionales así como a coreógrafos de renombre que puedan crear nuevas obras para el BNC".
Incluso, Valdés está dispuesta a invitar y traer de vuelta a grandes bailarines cubanos dejaron la compañía por motivos económicos o profesionales, o incluso por diferencias con Alicia Alonso.
"Ellos ganaron una experiencia que puede ser enriquecedora, nos pueden traer frescura sin perder nuestras esencias. Esos intercambios nos permitirán actualizarnos, es bueno escuchar esas voces", dice.
"Hay muchas personas ávidas de acercarse a la compañía, de colaborar con nosotros porque respetan el ballet cubano. Ahora han visto la posibilidad, y por supuesto hemos abierto las puertas para que estos amigos —maestros, bailarines, coreógrafos, que nos ofrecen su saber desinteresadamente— puedan venir", añadió.
Asimismo, la directora del BNC confesó que se propone "premiar el esfuerzo, la dedicación, el interés, los resultados de trabajo…" de los integrantes de la compañía compuesta por más de 100 bailarines. "No va a haber favoritismos. Mientras un bailarín demuestre su calidad técnica y artística, no importa la edad, tendrá su oportunidad".
Las declaraciones parecen responder a las críticas que han señalado racismo en la promoción de artistas dentro del BNC, especialmente en la época en que Alicia Alonso comandaba la compañía. La prima ballerina assoluta cubana también fue acusada de llevar adelante sus errores y caprichos por encima de todas las opiniones.
Por otro lado, Valdés intentará "mejorar las condiciones de trabajo de la compañía", según declaró a El País.
De acuerdo con el diario español en estos momentos la directora del BNC estaría "luchando por conseguir que se dé una pequeña cantidad a los bailarines por cada función bailada en Cuba" y mejorar la alimentación de los artistas, entre otras medidas para "estimularles es haciéndoles ver que todos tendrán oportunidades".
La publicación recuerda que en la Isla los bailarines reciben exiguos salarios que no superan los 80 dólares mensuales.
Más adelante, a pesar de su voluntad de "actualizar" el BNC, Valdés sugirió que el legado y las decisiones de Alicia Alonso eran intocables.
"No estoy de acuerdo con que traten de presentar a Alicia como un fenómeno en particular, cuando a McMillan tampoco se le puede cambiar nada, ni a Ashton, ni a Balanchine, entre muchos, y eso no ha impedido que el New York City Ballet o el Royal Ballet de Londres, por solo citar dos ejemplos, se sigan desarrollando sin afectar el legado coreográfico de estos grandes creadores", dijo.
"¿El legado de Balanchine le pesa al New York City Ballet? Por parte del BNC considero que el legado de Alicia no es solo coreográfico. Ese legado abarca un espíritu de trabajo, una pasión por la danza, constancia y dedicación que siguen siendo importantes ejemplos para cualquier bailarín del mundo".
Viengsay Valdés fue designada oficialmente como directora del BNC el pasado 1ro de enero. Este miércoles Raúl Castro Ruz envió sus felicitaciones a la bailarina cubana por su nombramiento como sucesora de Alicia Alonso y dijo que debería "dar continuidad al legado de la escuela cubana de ballet y a la obra cultural de la Revolución".
" y mejorar la alimentación de los artistas".
Me cuesta trabajo creer que haya dicho semejante cosa. Es algo así como mejorar la alimentación porcina.
Qué triste es que una directora de un ballet nacional tenga que preocuparse por mejorar la alimentación de sus bailarines o que se les de "una pequeña cantidad" por bailar en el país.
Hace unos años un conocido mío, socialista y algo relacionado con cuestiones de cultura, me comentó que habían traído de Cuba a unas bailarinas del Tropicana y tuvieron que comprarles hasta las medias, las que traían estaban rotas, lo gracioso es que precisamente en esos días en TVE habían puesto un reportaje sobre el Tropicana y la costurera que hablaba decía que la calidad de los trajes en Cuba era muy superior a la de los países capitalistas, porque en éstos sólo se preocupaban por ganar dinero y no miraban la calidad del vestuario. No sé qué se habrá fumado la señora para afirmar eso.
Está caminando en piso mojado