Un nuevo fenómeno, impulsado por la discreción de los auriculares, la predisposición femenina a estímulos no visuales y la difusión de los celulares y de Internet, está adquiriendo fuerza en el universo de la pornografía y el erotismo.
Según la directora de filmes porno feministas Erika Lust, "las mujeres prefieren imágenes sugestivas, simulaciones del sexo". Lust, en su libro Good Porn (2010), se planteó la necesidad de un nuevo tipo de porno que responda a lo que las mujeres quieren ver hoy, lejos de roles estereotípicos creados para el placer de los hombres.
La diseñadora estadounidense Gina Gutierrez se topó con la misma necesidad, pero su solución fue otra: junto a su socia Faye Keegan fundaron Dipsea, una plataforma que se propone acercar el placer a las mujeres, pero en otro formato, reseñó el diario Clarín.
Lanzado en 2018, el sitio (cuyo slogan es "Historias sexis para entrar en clima y despertar la imaginación") provee relatos eróticos cortos en formato de audio leídos en voz alta por distintos actores.
Dipsea permite además elegir relatos acordes al momento del día o la compañía ("antes de una cita", "en la cama", "con tu compañero"), y según diversos objetivos ("para relajar", "para dejar volar tu imaginación"). Tambien se puede descargar como app para escuchar en el teléfono.
El número de compañías que ingresaron en los últimos años al mercado del "audio porn" ha crecido. Según el sitio OZY, muchas apuntan tanto a aquellos que no se excitan especialmente con lo visual en los sitios web, o con la oferta tradicional de pornografía, como a aquellos que quieren llevar algo de picante fuera de sus dormitorios sin incomodar a otros.
Y ya que los auriculares son siempre un medio discreto y nadie alrededor adivinaría el contenido de lo que se escucha, la dupla creativa detrás de Dipsea aseguró que "quieren ayudar especialmente a las mujeres a relajarse luego de un día de trabajo ajetreado o poniéndolas en sintonía en la previa para una cita".
En la actualidad, iTunes reporta al menos 240 podcasts dentro de esta categoría.
Caroline Siegel lanzó el año pasado QUINN, en sus palabras, "una plataforma mucho menos grotesca que Pornhub y más divertida, pero orientada a mujeres". Desde ese sitio pueden escucharse relatos sexuales enviados por gente común y que se codifican bajo categorías como "sadomasoquismo", "con acento", "separación" o "compañeros de trabajo", entre otras clasificaciones.
Los audios tienen ratings y tags para facilitar la búsqueda. Su competencia mayor, el servicio por suscripción Dipsea, está valuado en 5,5 millones de dólares, según apreciaciones recientes.
Voxxx, una compañía francesa creada por la cineasta feminista Olympe de G y la estrella de porno Lélé O, ofrece historias para escuchar (escritas e interpretadas por Lélé) así como una guía de masturbación.
Según sus creadoras, el objetivo es ayudar a las mujeres a explorar y entender su propia sexualidad. Cada episodio tiene entre 15.000 y 35.000 escuchas, y mensualmente pasan las 100.000.
"Queremos inspirar a las mujeres a reconectarse con sus cuerpos, su sexo, su placer y ellas mismas", aseguran las creadoras de Voxxx.
Algunas de las temáticas en las que se centran estos sitios tienen que ver con la masturbación o incluso con el sexo durante el período menstrual, tópicos que al día de hoy siguen siendo tabúes en la sexualidad de las mujeres.
Si en los 80 y los 90 el porno telefónico era furor, luego y gracias a Internet, el auge de las filmaciones caseras y el porno amateur, estas modalidades quedaron eclipsadas. En este sentido los nuevos sitios y apps de "audioporno" podrían encontrar en el porno telefónico y los audiolibros eróticos su antecedente más cercano.