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Ballet

Viengsay Valdés quiere lograr que sus bailarines sean reconocidos fuera y vuelvan a Cuba

'Debo mantener el legado de Alicia Alonso, pero también tengo que actualizar a la compañía', dice desde Nueva York.

Nueva York

Viengsay Valdés, que en enero pasado fue designada como subdirectora artística del Ballet Nacional de Cuba, tiene varios objetivos establecidos, además de sacar del encasillamiento actual en que se encuentra la compañía.

Según publicó The New York Times, la estrella de 42 años quiere trabajar para convencer a sus bailarines de seguir su ejemplo: representar a Cuba en festivales internacionales, sean reconocidos y después vuelvan a la Isla.

"Debo mantener el legado de Alicia Alonso, pero también tengo que actualizar a la compañía", dijo durante una visita a Nueva York la semana pasada.

Para Valdés, la designación fue una sorpresa. Después de 25 años con la compañía, la bailarina sabe cómo opera y está ansiosa por "revisar cada engranaje", desde la escuela nacional hacia arriba, para afinar exhaustivamente toda la organización

Como subdirectora artística, ella es ahora responsable de todas las decisiones artísticas: programar, elegir a los bailarines y ascenderlos de puesto. Por primera vez en la historia de la compañía —fundada en 1948—, otra persona, y no Alicia Alonso, está a cargo.

Viengsay Valdés "es la elección perfecta", dijo la cubanoamericana Lourdes López, directora del ballet de la ciudad de Miami. "Ella es producto de la escuela y la compañía, pero también del país, y ha vivido a través de sus desafíos. Ha bailado fuera de Cuba, y aun así ha permanecido muy leal", explicó.

Desde su nuevo cargo tendrá que conducir en dos direcciones: el pesado legado que la arrastra hacia una y sus ideas para el futuro que la jalan hacia otra.

En su visita a Nueva York, abordó ambos lados de esa misión, mientras asistía a presentaciones y se reunía con líderes del ballet de la ciudad de Nueva York, del American Ballet Theater y del Joyce Theater.

"Necesitamos dar más información a nuestros bailarines", señaló, al delinear planes para invitar a coreógrafos extranjeros a Cuba, tanto para generar trabajo para la compañía como para enseñar talleres sobre coreografía.

Al mismo tiempo, Valdés pensaba en 2020 y hacía planes para realizar conmemoraciones por el centenario de Alicia Alonso.

Dado que el American Ballet Theater es la compañía con la que Alonso se convirtió en una estrella en la década de los 40, tiene sentido que el American Ballet Theater la celebre, como lo hizo en 2010. El trabajo de Alonso con George Balanchine y la School of American Ballet también la conecta con el City Ballet, acotó The New York Times.

No será hasta noviembre —después de que el Ballet Nacional haya ido de gira a España con la antigua versión de Alonso de El lago de los cisnes— que el primer programa elegido por Valdés debutará en La Habana. Incluirá el estreno en la compañía de Concerto DSCH, una obra reconocida cuya coreografía fue creada por Alexei Ratmansky para City Ballet en 2008.

Valdés también está en negociaciones con el talentoso y superocupado coreógrafo residente del City Ballet, Justin Peck.

Otra obra en el programa para noviembre es Celeste, creada para la compañía en 2014 por la muy solicitada coreógrafa belga-colombiana Annabelle López Ochoa.

"Tenemos más de 700 piezas en nuestro repertorio", mencionó Valdés. "Tal vez algunas son anticuadas, pero algunas son buenas, y también estoy intentando recuperarlas, porque son nuestras".

Por ahora, Valdés planea continuar bailando con la compañía. Afirma que fue su experiencia como bailarina en Celeste la que le hizo ver la importancia de una nueva coreografía: "Fue sorprendente contar con algo hecho para ti y tu personalidad. Quiero que los bailarines tengan esta experiencia".

Encontrar al coreógrafo indicado para pedírselo está entre los numerosos desafíos que Valdés enfrenta. "Tal vez podemos dar una pequeña compensación", dijo, "pero necesitamos buenos coreógrafos que quieran dar algo de corazón a Cuba, como un regalo".

Sobre la eterna dificultad de mantener a sus bailarines, Valdés justificó que este fenómeno no ocurre únicamente en Cuba. "La carrera de un bailarín es breve", dijo. "Quieren probar otra compañía, otro país. La mayoría de las compañías actuales se componen de artistas provenientes de todo el mundo".

"Estoy tan orgullosa de pertenecer al ballet cubano y de viajar alrededor del mundo y después regresar", agregó. "Esa es la satisfacción más grande que una artista puede tener, ser reconocida y amada en su propio país", concluyó.

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