La presencia de la mujer occidental en la mayoría de las áreas de la sociedad es un logro alcanzado con sangre, sudor y lágrimas. Aunque ahora lo veamos con naturalidad, la lucha por la igualdad de género no alcanza los cien años y aunque queda mucho camino por recorrer, indiscutiblemente la mujer ha logrado visibilidad y empoderamiento, y el arte es uno de esos espacios.
Bajo el trascendental lema de "Libertad, Igualdad y Fraternidad", en los albores de la Revolución Francesa "se produjeron las primeras peticiones formales de derechos políticos y ciudadanía para la mujer". Mucho se ha recorrido desde entonces. Actualmente, en numerosos países del mundo los salarios de las mujeres siguen siendo más bajos que los de los hombres, en igualdad de tareas o responsabilidades, por citar un ejemplo del camino que aún queda en materia de equidad. En fin, nos rodeamos de los más novedosos avances tecnológicos, pero en lo esencial, en cuanto a mujeres, los varones seguimos comportándonos socialmente como neandertales.
Para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo, en el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño, ubicado en la esquina de Luz y Oficios, en La Habana Vieja, se inauguró la exposición colectiva 60 por el 500. Con la muestra, sus curadores, María Teresa González Álvarez, Oscar Giró Oliva, Luis Lamothe Duribe y Chucho Romeo, intentan reivindicar la presencia femenina en las artes gráficas de la Isla, plaza dominada históricamente por los hombres. Baste con visitar el Taller Experimental de Gráfica de La Habana (TEGH), para hacernos una esclarecedora idea al respecto.
"En muchas ocasiones se sigue pensando en el grabado como cosa de hombres, quizás ello se deba al esfuerzo físico que hay que realizar a la hora de imprimir con tórculos o cargar piedras litográficas. Las mujeres expuestas en 60 por el 500, han demostrado lo contrario con firmeza y talento, pero así y todo, en su mayoría son menos conocidas que sus contemporáneos masculinos", Explica María Teresa González Álvarez, curadora principal.
En 60 por el 500, pueden apreciarse obras de grabadoras tan prominentes como Antonia Eiriz, Belkis Ayón, Flora Fong, Sandra Ramos, Zaida del Río, Lesbia Vent Dumois y su hermana Odenia Vent Dumois, Isary Paulet, Diana Balboa, Dania Fleites, Isavel Gimeno, Anyelmaidelín Calzadilla, Leonor Ménes, las hermanas Yamilis y Jacqueline Brito, Marilú Martínez y la propia María Teresa González Álvarez, entre otras.
Para la exhibición fueron seleccionadas obras de artistas de todo el país, en su mayoría residentes en la Isla, aunque también se exponen trabajos de grabadoras de la diáspora.
Artistas consagradas comparten espacio con creadoras menos experimentadas. El diapasón técnico abarca un amplio recorrido por distintas técnicas tradicionales y experimentales del grabado, así como la instalación y la utilización de tacos de madera o matrices como obras a exhibir, en ocasiones tratadas como pinturas, sin abandonar la esencia del grabado.
"La exposición nace tras una investigación que me propuse realizar sobre la obra de Amalia Simoni, considerada por muchos la primera grabadora cubana, quien había realizado impresiones en el siglo XIX. No encontramos mucha información sobre Amalia, pero en cambio mientras andábamos la isla descubrimos los trabajos de otras muchas mujeres que han dejado su huella en el grabado.
"En 60 por el 500, sesenta grabadoras celebran el 500 aniversario de la fundación de La Habana, aunque en realidad son 62, a última hora añadimos dos creadoras más. La exposición nos daba la oportunidad de hacer la primera gran exhibición del grabado femenino en Cuba. El acontecimiento es histórico, pues no se había realizado antes nada de esta envergadura", comenta María Teresa.
Como bien expresa Noel Alejandro Nápoles González en el catálogo de la exposición, "Actualmente la presidenta del Grabado en la UNEAC, así como la dirección del Taller Experimental de Gráfica de La Habana y el Taller de Serigrafía 'René Portocarrero', están en manos femeninas. Y ya sabemos que, como decía Borges, cuando las cosas se repiten una vez puede ser casualidad pero cuando se repiten más de una vez marcan un ritmo".
Sin dudas, la presencia femenina en el grabado cubano es cada vez mayor y marca el compás de nuestro tiempo. El empoderamiento femenino es merecido, después de siglos de maltrato y marginación. El futuro también les pertenece a ellas. El mundo sería un lugar mejor si las mujeres tuvieran el espacio que merecen a todos los niveles.
Mientras esos días llegan, en Cuba la estampa femenina rinde tributo a las mujeres en su día, en una ciudad con nombre de mujer y en una esquina de gran simbolismo, demarcada por los oficios y la luz.