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Cine

Madrid: Luciano Castillo presenta 'Bitácora del cine cubano' en Casa de América

DDC conversa con el investigador y director de la Cinemateca de Cuba a propósito de la presentación de 'Bitácora del cine cubano'.

Madrid
Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba.
Luciano Castillo, director de la Cinemateca de Cuba. DDC

Cuando oímos hablar de "bitácora", enseguida nos remitimos al mar. Bitácora es el nombre que llevan los cuadernos  donde los marineros apuntan el rumbo, velocidad, maniobras y demás accidentes de la navegación. Sin embargo, la bitácora que hoy nos ocupa se encarga de documentar otro tipo de conocimiento. En este caso, "un oficio, una afición y un placer comenzado en los albores del cinematógrafo, que fueron los del siglo XX". 

De modo que Bitácora del cine cubano "detalla lo hecho antes del surgimiento del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) en 1959, más sus películas, agrupadas por periodos y categorías para conocer el talento aplicado al cine". Los tres volúmenes publicados hasta ahora constituyen la única referencia de su tipo sobre la producción fílmica cubana (ficción, documental, animación y noticiero), desde el cine silente en 1897 hasta 2017. 

Esta compilación, publicada por Ediciones La Palma con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), del Ministerio de Cultura y Deporte de España, y de La Filmoteca Canaria, es fruto del trabajo investigativo de un gran equipo de especialistas cubanos encabezado por Luciano Castillo, investigador, crítico de cine y director de la Cinemateca de Cuba, institución que alberga este caudal informativo que, por primera vez, se recoge en libros que serán de obligada consulta para estudiosos y amantes del cine cubano.

DIARIO DE CUBA conversa con Castillo a propósito de la presentación de este catálogo en Casa de América de Madrid.

¿Qué impulsa a la realización de este proyecto?

Publicar un catálogo de la producción cinematográfica cubana era un viejo sueño de la Cinemateca de Cuba desde mucho antes de que yo estuviera al frente, desde su fundador Héctor García Mesa, quien siempre quiso imprimir este catálogo. Y poco a poco se fue enriqueciendo. Cuando yo llegué existía ya un proyecto para editarlo en España, de modo que me dediqué a impulsar esta iniciativa, sobre todo con la colaboración imprescindible de Ignacio Rodríguez y la editorial La Palma, tan entusiasmada y colaboradora en promover la literatura de Cuba.

En este caso se trata de un esfuerzo muy extenso en cuanto a tanto años y tantas personas que intervinieron en la compilación de la información, y a mí me correspondió la etapa final: revisar todo eso y ya estructurar estos tres tomos con el objetivo de que salieran primero. 

Va a haber otros dos tomos —y esto es una primicia—, el cuarto tomo que estará dedicado al cine documental cubano y habrá un quinto que es del resto de las productoras surgidas al margen del ICAIC.

Por mucho tiempo —y es una carencia de la Cinemateca durante muchos años—, se abordó solo y se reunió solo la producción del ICAIC con la información correspondiente, y se descuidó o se olvidó el de productoras que iban surgiendo paralelamente al ICAIC, como los Estudios Fílmicos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, los estudios de la Televisión Cubana, más tarde Cinematografía Educativa, la Asociación Hermanos Saíz, y más recientemente las productoras independientes que forman parte también del cine cubano.

¿Qué podemos encontrar en Bitácora del cine cubano?

Como indica su título, bitácora es un cuaderno de orientación en que todo interesado en el cine cubano, desde la llegada del cine en 1897 a La Habana hasta el año 2017, encontrará todo lo relativo a la producción realizada en Cuba, antes de 1959, el llamado cine prerevolucionario y todas esas productoras que surgían y desaparecían casi siempre con una película; el cine cubano nacía y moría con cada una de esas producciones. Ese es el primer tomo, que está dedicado a la República.

Ya el segundo tomo abarca ficción y animación, desde la primera película producida por el ICAIC, que es de ficción, Historias de la revolución, de Tomás Gutiérrez Alea, hasta lo más reciente, como Sergio & Serguéi, de Ernesto Daranas. Y lo mismo ocurre con la animación.

Y ya luego está el tercer tomo, más especializado, que abarca las más de 1.400 ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano, Enciclopedia Popular, el departamento de documentales científico-populares, que generó algunos títulos clásicos del cine cubano como, por ejemplo, Coffea Arábiga, de Nicolás Guillén Landrián. Y también están las revistas cinematográficas que se produjeron cuando cerró, en 1990, la producción del noticiero.

¿Cuáles son los puntos fuertes del contenido de estos volúmenes?

No existe otro libro de referencia sobre el cine cubano como este, este es un libro imprescindible para toda biblioteca, centro de documentación, para todo investigador sobre el cine cubano. A partir de ahora no se podrá prescindir de esta bitácora porque lo contiene todo hasta 2017, excepto la producción fuera del ICAIC, que es la que estamos procesando ahora para el quinto tomo.

Y el cuarto tomo es imprescindible también porque Cuba generó en los años 60, y más adelante, una llamada escuela documental cubana que aportó grandes títulos a la historia del documental en el mundo, y estará contenido en ese cuarto tomo que ya estamos cerrando para entregar a la editorial.

Es de destacar el cuidado diseño y un formato que no solo recoge datos relevantes de las películas sino también documenta visualmente, mostrando fotografías, carteles y gráfica de cada periodo. Háblame de esto.

El diseño es muy atractivo, y fue una labor de Michele Miyares, quien tiene muchos premios por su trabajo como diseñadora gráfica, en particular con sus diseños de carteles de cine, y la elegimos fundamentalmente por eso, por su sensibilidad. Ella hizo maravillas con temas tan áridos como el Noticiero ICAIC, logró trasmitir mucha fuerza a la información atesorada.

Todas las imágenes de los libros corresponden a los archivos de la Cinemateca de Cuba, y algunas de ellas al archivo de Arturo Agramonte, desaparecido historiador del cine cubano. 

¿Qué cambios puede traer la Bitácora, con su tomo sobre la República, para la comprensión del cine anterior a la fundación del ICAIC y al triunfo revolucionario?

Lo principal de ese tomo es que confirma todo lo que se hizo y todos los sueños. Se les llama a esos cineastas "los soñadores", pues soñaron con que hubiera una industria cinematográfica en Cuba y nunca existió. 

Hubo un pionero del cine cubano, llamado Max Tosquella, que iba gobierno tras gobierno para pedir apoyo del nuevo presidente para la creación de una industria cinematográfica y nunca recibió otra cosa que promesas. 

Muchas promesas que no se concretaron, salvo algunas iniciativas como crear un par de fondos que generalmente beneficiaban más a las coproducciones de México con Cuba que a las propias producciones nacionales realizadas por cineastas cubanos. Estas iniciativas no fructificaron. Y nunca existió apoyo gubernamental al cine antes de 1959. Esto es muy importante y es incuestionable.

¿Podremos ver parte de este archivo fílmico en una versión audiovisual, ya sea en internet, como DVD o dentro del programa de proyección de la Cinemateca?

En la Cinemateca regularmente exhibimos parte de ese archivo, incluso estamos exhibiendo con cada función de la Cinemateca una edición del Noticiero ICAIC Latinoamericano, que forma parte de la Memoria del Mundo de la UNESCO y ha sido restaurado por un convenio con el Instituto Nacional Audiovisual de Francia.

Y tenemos un sueño, a ver si para el 60 aniversario de la Cinemateca, que es en 2020, podemos promover un DVD con algunos de los clásicos del cine cubano de la República. 

En el texto que abre el primer tomo, Reynaldo González, exdirector de la Cinemateca, comienza por señalar una carencia de esta guía cinematográfica, y es en lo relativo al cine independiente. Se prevé —como ya me ha comentado en primicia— también compilar este tipo de creación...

Esa es una información que está muy dispersa, justamente porque se descuidó por parte de la Cinemateca de Cuba, concentrada solo en lo del ICAIC. Se está acopiando toda esa información para procesarla y unirla en un solo tomo. Porque cuando surgió la Cinemateca solo existía el ICAIC, pero paralelamente fueron creándose esas otras productoras al margen del organismo oficial, pero no fueron reconocidas en cuanto a atesorar la información, y es lo que estamos tratando de subsanar.   

¿También entrarían en ese tomo los cineastas que se financian de modo independiente sus películas, por medios como el crowfunding?

La idea es que lo abarque todo, vamos a hacer lo posible para que se incluya todo lo que sea cine cubano, porque si no, sería una contradicción con el propio título de Bitácora del cine cubano.

¿Y el cine cubano del exilio?

Ese es un tema muy controvertido, el llamado cine de la diáspora. Y a veces hay discrepancias de si se incluye como cine cubano o no. Porque el director es cubano, pero la producción no lo es. Lo que intentamos es incluir la producción realmente realizada en la Isla. No sé si este criterio cambie después, pero hasta ahora no pensamos incluirlo en este sentido.  

En el caso de directores que realizaron su obra en Cuba y luego se marcharon del país, ¿están incluidos?

Por supuesto, y ahí están ya en estos tomos que presentamos los cineastas que marcharon al exilio con la producción realizada en Cuba, lo mismo en ficción, documental que animación. No se excluyó a nadie.

En una entrevista de este año en la revista Arte por excelencias comentó que como director de la Cinemateca de Cuba impulsa varios proyectos que van desde la preservación de los fondos —que ya en 2015 admitió que gran parte del patrimonio fílmico se había perdido por las malas condiciones de conservación— hasta la creación de un multiespacio que cuente con café, sala de exposiciones y librería...

La idea es remodelar la sala 23 y 12, que es la sede de la Cinemateca de Cuba, como un multicine y, al mismo tiempo, se va a inaugurar la primera librería especializada en cine y medios audiovisuales en la Isla.

Es decir, que va a ser un espacio muy atractivo, y soñamos incluso con tener un café para que los cinéfilos puedan acudir ahí también. Esta es la idea que tenemos y que cuenta con todo el apoyo de la presidencia del ICAIC, y confiamos en que tenga efecto en el transcurso de este año y el próximo, para festejar en 2020 el 60 aniversario de la Cinemateca, una de las primeras de América Latina en ser miembro de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos. 

En cuanto a la preservación de fondos, ya felizmente el archivo fílmico cuenta con una climatización adecuada, ya que en Cuba el elevado grado de humedad incide negativamente sobre el material fílmico. Ya el archivo se ha restablecido, en cuanto a la preservación y conservación existen todas las condiciones, pero tenemos que acudir a instituciones extranjeras para la restauración de títulos importantes que han sufrido determinado deterioro por las incidencias climáticas. 

El primero de esos filmes fue Memorias del subdesarrollo, y otros títulos que en colaboración con The Film Foundation, que lidera Martin Scorsese, y la Cineteca di Bologna, se presentaron en la sección Cannes Classics, del Festival de Cannes.

También tenemos convenio con otras instituciones como el Archivo de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, que ya restauró dos películas de Tomás Gutiérrez Alea y estamos en proceso de restaurar otras dos más.

Y tenemos también un convenio con el Departamento de Cine y Televisión de la Universidad de Los Ángeles para restaurar algunos títulos del cine anterior a 1959.

Asimismo, están en marcha otros proyectos de restauración en Portugal, México e Irlanda, porque en Cuba no existe personal cualificado ni los recursos para emprender esa tarea.  

Otro punto importante que señaló como logro fue "la visibilización de las colecciones a través del equilibrio de la programación", ¿qué pueden ver los espectadores en la Cinemateca actualmente?

En la Cinemateca nos esforzamos por poner todo el cine posible de cualquier época y de cualquier lugar del mundo. Es un lugar privilegiado, por contar no solo con semanas de cine de muchos países sino con ciclos especializados. Ahora en octubre tenemos un gran homenaje por el centenario de Ingmar Bergman, con una exposición expresamente curada con carteles y vestuario de películas de Bergman traídos desde Estocolmo hasta La Habana, en colaboración con la Embajada de Suecia.

En estos momentos hay una exposición del importante diseñador cubano Eduardo Arrocha, y vamos planificando y buscando ese equilibrio en la programación, que no todo sea cine norteamericano ni italiano ni francés, sino que haya de una multiplicidad de países. Y el público lo agradece.

El cine cubano tiene un espacio permanente, y como te comenté, en cada función exhibimos una edición restaurada del Noticiero ICAIC Latinoamericano, que uno lo recibe como espectador con mucho goce porque es redescubrir etapas de estos años pasados que no conocíamos mucho.

¿Qué se ha perdido y qué se conserva en la Cinemateca? 

Con los problemas de climatización durante el Periodo Especial se echó a perder gran parte de la colección internacional. Pero el cine cubano en los peores momentos tuvo otro trato, y por eso no se perdió casi nada. Los materiales de Guillén Landrián existen, los de Sara Gómez existen, y en ese sentido podemos respirar tranquilos.

Hay un reclamo por parte de especialistas y cineastas cubanos de la creación de una Ley de Cine, qué opina al respecto.

Estoy a favor de esa ley, es imprescindible. Porque la única que existe es la ley fundacional del ICAIC de marzo del 59, pero ya las condiciones de producción no son las mismas con las nuevas tecnologías y el acceso de las personas a ellas. 

Ya se están dando algunos pasos muy positivos en cuanto a la legalización de las productoras no estatales. Una ley no se aprueba de hoy para mañana tampoco, pero todo parece indicar que eso no tardará mucho, y va a ser muy beneficioso, incluso para que exista la obligatoriedad de que cada cineasta deposite su obra en el archivo de la Cinemateca, como se hace en otros países.

¿Cómo ve el panorama del cine cubano actual?

Yo me encuentro entre los optimistas. Porque si bien la producción ha bajado considerablemente, se mantiene un cierto nivel de calidad. Ahora saldrán algunas películas interesantes para el Festival de Cine de La Habana, el número 40.

Hay escepticismo por parte de algunos, pero creo que estamos en un momento de transición para avanzar hacia proyectos muy importantes. 

Qué opinión tiene del cine joven cubano, y la inclusión de las nuevas tecnologías.

El problema que yo veo con el cine joven, y se lo digo a ellos mismos muchas veces, es que no ven cine, y quieren hacer cine como partiendo de cero, cuando ya tiene más de un siglo. Y lamentablemente las nuevas tecnologías no incluyen una tecla que diga "talento".

Grandes cineastas reconocen que su formación fue viendo mucho cine, y entonces muchos jóvenes realizadores cubanos se jactan de no ver cine, no asisten a las funciones de la Cinemateca, y como yo digo: no todo está en el Paquete. No todo está al alcance de esa forma de difusión del material audiovisual, y se pierden proyecciones inapreciables que pueden incidir en su cultura cinematográfica.  

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