Solo unos días después de cumplir 70 años, Paquito D'Rivera celebra esta semana tan redondo aniversario en el festival Clazz de Madrid, prendidos los labios al saxofón y el corazón en Cuba, que se ha convertido en una de sus últimas grandes metas junto con la grabación de un disco flamenco, reporta EFE.
"Sueño con volver a tocar alguna vez en mi país", declara a la agencia al ser preguntado por los sueños que le restan por cumplir, tras una carrera "de 65 años" llena de logros, entre ellos "ser el único capaz de presentarse junto a Cachao y Yo-Yo Má" en el concierto con el que conmemoró 50 años de carrera.
Fue en el Carnegie Hall de Nueva York, recuerda, un recinto que tenía idealizado desde que su padre le regalara un disco del clarinetista Benny Goodman grabado allí.
También fue su padre, representante de la fábrica de instrumentos Selmer, el que con solo cinco años de edad le puso entre las manos su primer "saxofoncito", una pieza que aún conserva y con la que solo nueve meses después se presentó por primera vez ante un público en una "fiesta de primaria", de ahí que le salgan las cuentas de los 65 años de profesión.
"Me gusta este trabajo, si se puede llamar así. Todos mis amigos desde niño, heredados de mi padre, eran también músicos. Es parte de mi vida", responde al ser preguntado por las razones que lo mantienen en activo no solo como músico, sino también como autor de varios libros.
Por nutrirse de "tantas fuentes distintas" afirma que "nunca" le ha invadido la sensación de estar repitiendo una fórmula.
¿A qué achaca más su éxito: al talento, a la constancia o a la oportunidad? "Todo eso viene junto, pero también la oportunidad es un tren que no espera por nadie", subraya quien en 1980 decidió abandonar definitivamente Cuba y establecerse en Estados Unidos.
En una pasada entrevista con EFE, en 2012, declaraba: "No viviré para ver el final del régimen castrista", algo que sigue pensando, aunque no de una manera tan tajante.
"Es difícil. Tienen alguna magia que no sé en qué consiste, quizás en que cualquier cosa que sea hablar mal de los americanos a la gente le encanta. La Unión Europea y los países de la OEA mantienen un coqueteo con esta gente... Así jamás se logrará, como sí pasó con Sudáfrica gracias al boicot mundial", reflexiona.
Su respuesta a la designación de Miguel Díaz-Canel en Cuba es una risotada. "El presidente que ya de por sí era a dedo pone a otro a dedo; es tan ridículo como las elecciones en Venezuela", sostiene.
A la espera de poder volver a la que fue su casa en la Isla, Rivera llega esta semana de nuevo a España, país que procura visitar a menudo.
"Me gusta todo: la comida, el trato de la gente, el idioma...", dice, antes de referirse a los problemas en algunas regiones. "Lo grande de España es que es un paisote enorme y poderoso" y que "no siempre independencia quiere decir libertad, como pasó con Haití, que es el país más atrasado de toda esa zona".
Es buena ocasión para recordarle que tiene aún pendiente un cacareado disco de flamenco junto a Chano Domínguez. "Debo hacerlo cuanto antes, porque lo tengo en el tintero desde hace tiempo. Es, junto con volver a Cuba, una de las cosas que aún me quedan por hacer", apunta.
Su actuación en Madrid, dentro de la octava edición del festival de jazz latino Clazz, el "primero" de su género en el mundo, tendrá lugar el sábado 23 de junio en la Sala Verde de los Teatros del Canal, en formato trío junto a Pepe Rivero, El Negrón, Georvis Pico y Manuel Machado.