Puede existir la crisis de los 40, y luego la crisis de los 50. Después de los 50 años pueden sobrevenir divorcio y jubilación y enfermedades y fallecimiento de seres queridos y un montón de episodios que empujan a la depresión, pero las investigaciones académicas han encontrado suficientes evidencias como para sostener que a partir de la cincuentena aumenta la sensación de felicidad.
Según Jonathan Rauch, autor del libro recién aparecido The Happiness Curve: Why Life Gets Better After 50 (La Curva de la Felicidad: ¿Por qué la vida mejora después de los 50?), nuestra satisfacción con la vida decae durante la veintena y la treintena, se agudiza a fines de la cuarentena y, cuando parece destinada a tocar fondo, remonta a partir de los 50 años de edad, y no hace más que crecer hasta que se cumplen ochentitantos años.
A la vista de estos datos, nuestra sensación de felicidad vital dibuja una curva en U.
Jonathan Rauch recoge en su libro historias personales, los resultados de las más recientes investigaciones, así como entrevistas con economistas, psicólogos y neurocientíficos. Se basa principalmente en las investigaciones de los economistas David Blanchflower y Andrew Oswald, quienes detectaron en 2008 esa curva en U de la felicidad en sujetos de 80 países.
Blanchflower y Oswald llegaron a situar el nadir o punto más bajo de la curva entre los 46 y 55 años. Y, aunque se apoyaron en más de una veintena de estudios que contemplaban la misma curva, no todos los economistas y psicólogos se han mostrado de acuerdo con tal teoría.
De momento, el libro de Jonathan Rauch tiene buenas ventas. "Este libro cambiará tu vida al mostrarte cómo la vida cambia", advierte la publicidad editorial. El diario londinense The Guardian ha entrevistado al autor y notifica que se acerca a los 60 años. Así que la cosa está empezando a ponerse buena para Rauch.
Y para usted, lectora o lector, si tiene más de 50 la curva de la felicidad sube y sube. Y si tiene menos de 50, a conformarse por ahora con la juventud, que no es poca cosa.