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OBITUARIO

Muere en EEUU la soprano Esther Valdés

Era considerada una de las cantantes más prestigiosas del teatro lírico cubano, seguidora de la obra de Roig y Lecuona. Tenía 89 años.

Madrid

Una de las cantantes más prestigiosas del teatro lírico cubano, la soprano Esther Valdés, murió el martes en su residencia en la ciudad de Chicago, a la edad de 89 años, comunicaron fuentes cercanas a la artista, que residía desde 1990 en los Estados Unidos.

La también soprano Alina Sánchez, compañera y amiga de Esther Valdés, escribió el miércoles en su perfil de Facebook: "Hoy me ha llamado mi querida Mariloly para decirme que Esther Valdés nos ha dejado. Su voz, al igual que la de Alba Marina, ha sido y es, una de las voces más hermosas que ha dado Cuba".

"Fue mi compañera de luchas y escenario durante muchos, muchos años. De alegrías y de tristezas, de amarguras, desencuentros, preocupaciones y jaranas. De bromas compartidas en las interminables giras llenas de 'actividades culturales'. Y de emociones cuando paseamos la Cecila Valdés por toda Europa, dirigidas por los maestros Fabio Landa y Félix Guerrero, y en compañía de tantos artistas y amigos".

Sánchez compartió con Esther Valdés "el arte como pan cotidiano y sus bellezas y sus amarguras".

Según cuenta en un sentido homenaje a la artista fallecida, "Esther era alegre y sus ocurrencias siempre nos sorprendían. Ahora la despido tranquila, porque sé que un ángel la llevará de la mano a la Luz mejor, y que allí su voz se unirá al más hermoso de los Cantos, al más grandioso de los Coros, llenándose por siempre de luz y de Verdad, de Bondad y de Alegría".

Esther María Valdés Diestro, o simplemente Esther Valdés, nació en La Habana el 15 de septiembre de 1927. Se formó bajo las enseñanzas de la soprano rusa Mariana de Gonitch, y la influencia de Gonzalo Roig y Ernesto Lecuona.

Uno de sus primeros pasos los dio en 1941 en el programa radial "La Corte Suprema del Arte" aunque no es hasta 1950 que inició su labor profesional como solista en el Teatro América. Allí fue la primera figura del Teatro Lírico de Gonzalo Roig durante los años sesenta.

Realizó programas radiales y televisivos. Con Gonzalo Roig montó un vasto repertorio de música cubana. Trabajó en el programa de radio "Gonzalo Roig y su Orquesta" y cantó con la Banda de Conciertos bajo la dirección del maestro, en museos, plazas y anfiteatros de la capital y otros escenarios cubanos.

Con Ernesto Lecuona hizo su debut en un concierto en el Teatro Auditorium (hoy Teatro Auditorium Amadeo Roldán). Se presentó en conciertos de música cubana en los teatros Nacional (hoy Gran Teatro de La Habana), América y Campoamor.

De Lecuona aprendió las zarzuelas: María la O, El Batey, Rosa la China y El cafetal. En más de una ocasión interpretó a la Dolores Santa Cruz de Cecilia Valdés. Por su carrera profesional, antes de su salida definitiva de la Isla, le fue otorgada la Distinción por la Cultura Nacional.

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