El monopolio informático del Ministerio de Cultura, Cubarte, ha cancelado indefinidamente el sitio web de la revista Esquife, en acuerdo con un dictamen emitido, a mediados de enero del presente año, por la Oficina de Seguridad para las Redes Informáticas (OSRI); antiguamente Equipo de Respuesta a Incidentes Computacionales. Esta inhabilitación no sorprende en lo más mínimo pues no resulta un hecho aislado, más bien es el último párrafo de la crónica de una muerte anunciada. Esto responde a una cadena de hechos, originados el 28 de diciembre de 2012, cuando se notificó a la redacción de la revista que "su sitio había sido vulnerado por un hacker desde Indonesia" —Hmei7—, según consta en informe que el director de Cubarte, Rafael de la Osa, les extendiera el 20 de enero de 2013.
A este "supuesto ataque" se sucedieron otros tres: 26 de junio 2013; 14 de enero 2014, y 7 de abril 2014. En este último se verificó, in situ, que no hubo tal hackeo sino manipulación intencionada del departamento web de Cubarte; suceso que resultó en discrepancias insalvables entre esta institución y la dirección de Esquife.
En carta abierta circulada el 14 de abril de 2014, el entonces director de esta publicación, Jorge Enrique Rodríguez, detallaba los hechos y expresaba que, "este actual suceso me impide creer —aunque nunca lo creí del todo— el cuento chino de que nuestro sitio web fue vulnerado por un hacker indonesio. Siempre me resultó bastante raro que cada uno de los hackeos ocurriera después de publicarse en Esquife trabajos que se fiscalizaron como 'incómodos'. Lo que realmente existe en el trasfondo de estos hechos, no será asumido por los gubernamentales. Muchísimo menos se asumirá que existan triquiñuelas o algún otro tipo de 'imprudencias' o azares recurrentes respecto a Esquife".
La decisión de circular aquella denuncia, consultada con el resto del colectivo, daría inicio a un conjunto de tensiones que culminaron en una ruptura definitiva entre la política editorial de Esquife y las líneas ideológicas de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que históricamente había auspiciado a esta publicación.
Esquife, revista digital de arte y literatura gestada por Andrés Mir y Hana Chomenko, surge en diciembre de 1999 convirtiéndose en la primera revista cultural on-line en Cuba. Con más de 3.700 suscriptores y un equipo aproximado de 50 colaboradores habituales de todas las regiones de la Isla, fue merecedora del Premio Palma Digital 2010 "por un eficaz diseño [según acta de jurado] coherente con los contenidos que aborda y la aplicación de las nuevas tecnologías; y es una contribución cosechada desde los jóvenes creadores cuya obra coadyuva difundir".
Respecto a los nuevos sucesos la actual dirección de la revista —que ha evitado generar más tensiones— relata que, "Cubarte obedeció a un dictamen de la OSRI sobre elementos intrusos en ciertas zonas del sitio, por lo cual fue pasado al estado off line [el pasado enero] en espera que se resolviera la situación. El informático a cargo de Esquife no halló el elemento pues al ejecutar su misión maliciosa desapareció. El sitio retornó on line tras muchas gestiones con Cubarte y al poco tiempo fue descolgado por una nueva presencia de este webshell, pero que no deja trazas. Hasta este momento el sitio www.esquife.cult.cu sigue off line pues no se ha dictaminado la causa definitiva del error".
Como alternativa donde visibilizar la revista, gestionaron una nueva plataforma, Esquife 2.0, que en su editorial de bienvenida anuncia que, "Esquife siempre ha buscado comulgar con el movimiento, sobre todo de ideas, criterios, polémicas, y otras adrenalinas intelectuales que estimulan el pensamiento en su perpetuo desplazamiento, verdadera encarnación del perpetuum mobile. Por estos motivos, Esquife decide dar una gran zancada desde su ya clásico y entrañable (pero rígido y añejo) redil 1.0 (www.esquife.cult.cu) hasta esquife.jimdo.com, plataforma libre, ágil, gestada por programadores suecos, de esos que afortunadamente abogan en el internet por la equitativa repartición de las bondades de este universo virtual".
A criterio de Sussette Cordero y Yani Monzón —editoras de la anterior dirección— "esta alternativa que asume el actual mandato [ante la censura y cancelación del sitio histórico de Esquife] es coherente con un proyecto que durante más de 15 años patentó una propuesta de carácter aglutinador caracterizada con la idea de fungir como centro, aun en la convicción de su alternatividad como destino. Pero también implica la extinción de la premisa más defendida por la revista en sus 15 años: mantener la visibilidad dentro de Cuba".
La nueva plataforma, con único acceso a través de internet, tiene como resultado que la casi totalidad de colaboradores y suscriptores no podrán acceder al nuevo sitio.
Al respecto, Jorge Enrique Rodríguez cuestiona que "una vez más se revelan aquí las mismas razones que provocaron la cristalización de mi ruptura, personal y profesional, con la actual presidencia de la AHS: su pasividad y el sutil silencio que los distingue a 'la hora de los mameyes'; su ineficacia para bregar en escenarios políticos calientes. En definitiva Cubarte es una 'oficoda'; en cambio la AHS tiene responsabilidades que van más allá de una simple asociación de artistas y escritores. El actual mandato parece haber olvidado su historia".
Jorge Enrique desmiente que esta ruptura haya sido provocada, en principio, por ocuparse él de ventilar los mismos temas que publicaba en Esquife, pero ahora en publicaciones contrarias al régimen.
Concluye que, "fue aquel artículo que publicamos el 12 de diciembre de 2014 —"Los imperdonables olvidos de Cubadebate, de AP y del NTV"— la circunstancia que definiría la ruptura y mi decisión de traspasar la dirección. Y es que resultaba, cuando menos irrespetuoso, el silencio de la AHS ante las mentiras de AP que después retitularon Cubadebate y el noticiero. La AHS sabía muy bien que todo aquello fue un montaje, una emboscada no solo contra Los Aldeanos, sino contra todo el movimiento alternativo. En fin, estos nuevos 'hackeos', que reanudaron a menos de dos meses de mi salida, tienen una sola lectura: la desarticulación de la política editorial de aquellos espacios que promuevan el discurso de la sociedad civil, o que no puedan ser penetrados ni maquillados por la política cultural del régimen".
Al régimen siempre lo que le ha estorbado un poco, solo un poco, lo ha sacado del camino. La polémica que desataba esta interesante y transgresora publicación a la vanguardia de los temas culturales de la nación nunca le cerró del todo su espacio. Esquife y su equipo de colaboradores, subscritores y lectores en general lamentan esta pérdida mientras esperan que la libertad de prensa en Cuba un día sea algo más que una utopía.