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Televisión

Amaury Pérez, con dios y con el diablo

Su programa Con dos que se quieran, es un proyecto iniciado hace varios años en colaboración con los Estudios Abdala, de Silvio Rodríguez.

La Habana

Amaury Pérez, el popular cantautor de la Nueva Trova conocido por sus composiciones llenas de metáforas, que ha musicalizado a poetas como Dulce María Loynáz, Neruda y Lorca, además de componer temas para series, es igualmente narrador, guionista y conductor televisivo. Su programa Con dos que se quieran, es un proyecto iniciado hace varios años en colaboración con los Estudios Abdala, de Silvio Rodríguez, donde se filma íntegramente.

Este espacio solía trasmitirse a las 8 y 30 de la noche por el canal Cubavisión, contando con una elevada teleaudiencia. Tras un impasse, reaparece con un glamour donde se husmea en la vida privada de celebridades criollas, con permiso, pero sin discreción.

El último invitado fue el trovador Carlos Varela, y como es usual, Pérez comenzó a esgrimir preguntas capciosas sobre las letras de sus canciones, sobre todo aquellas que aludían al descontento del pueblo y al éxodo masivo de los años 80.

Se mencionó el libro escrito por Fidel Díaz Castro, director de la revista El caimán barbudo, en coautoría con el poeta Bladimir Zamora, que recoge la obra de cuatro trovadores cubanos de la misma generación: Frank Delgado, Santiago Feliú, Gerardo Alfonso y Carlos Varela.

El entrevistador generó polémica acerca de la foto de la portada —donde el rostro del trovador Donato Poveda (exiliado hace más de 20 años), supuso, fue borrado  ex profeso por su traición.

A esto, Fidel Díaz Castro, coautor del libro de marras, responde con un artículo en el portal CubaSí, dedicado a la política y la cultura, desafiando a Pérez y tirándole en cara su ignorancia del asunto. Por otro lado, Díaz Castro expresa su desinformación con la nueva hornada de jóvenes trovadores que asisten a la Peña que él dirige en el patio de los estudios de grabación de la Egrem, en Centro Habana. Alegando que Pérez nunca se ha personado por allí para oír lo que se hace actualmente.

Amaury Pérez, a su vez, ostenta la polémica orden Félix Varela —conferida durante la época del ex ministro Abel Prieto— por su aporte a la cultura nacional, y se autoproclama hijo de Fidel Castro. Esto, a pesar de haber sido separado de la Nueva Trova en los años 80 por no cumplir ciertos parámetros o contar con amigos de dudosa ideología.

Con dios y con el diablo, Pérez ha logrado afianzar su estatus: le publican novelas y cuentos, tiene su columna semanal en CubaSí, donde escribe sobre música extranjera, en especial la norteamericana; vive en un buen apartamento en Playa, tiene auto, acceso a internet y empleada doméstica. Su vecino de los bajos es el actual asesor cultural del presidente Raúl Castro, el mismísimo Abel Prieto.

Así, Pérez goza de garantías para desarrollar sus proyectos, y le resulta indiferente dar conciertos nacionales, como en el pasado, en los que interpretaba canciones como Acuérdate de abril o Dame el otoño. Tampoco le interesa recordar aquella joya de la discografía, los poemas juveniles de José Martí, interpretados por él y musicalizados por Mike Porcel, trovador exiliado en Miami.

Lo de Pérez es meter la nariz en las vidas de gente celebérrima. Con una mirada que finge ser profunda, "sus amigos queridos" le sirven de objeto y objetivo para mantenerse en la posición del utilitario de la que sabe aprovecharse para protagonizar y no dejar de estar "arriba de la bola". En la posición de escrutador puede manipular con sutileza a sus entrevistados.

Con un estilo desenfadado, traje bien cortado, tenis de marca y estudiadas poses, Pérez consigue atraer al público. Las respuestas a sus preguntas deben contener recuerdos dolorosos, y lágrimas si es posible. Y una segunda intención, la comprometedora, sea política o de otro orden. Sin estos ingredientes, se perdería el sello Amaury Pérez Vidal.

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