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Represión

Guerra contra el rock

La represión contra el rock durante los años ochenta ha sido menos documentada que la ocurrida en décadas precedentes.

La Habana

Es llamativo que las investigaciones sobre los desmanes represivos del régimen en contra del rock en Cuba se centren en lo sucedido en las décadas del 60 y el 70. Quizás se deba, entre otras razones, a que los estudiosos del tema y las fuentes testimoniales fuera de la Isla pertenecen generacionalmente a dicho período.

Sin dudas, la política de orden puesta en práctica en esos años por el Ministerio del Interior (MININT) tuvo la mano especialmente dura con los cultores y seguidores del género. Durante el éxodo del Mariel, en 1980, escaparon muchos rockeros que habían vivido su adolescencia y juventud en circunstancias muy difíciles. En ese contexto, el Gobierno y sus órganos represivos propiciaron la emigración forzosa de quienes eran considerados "lacras sociales" o "potencial delictivo".

Pero la década del 80 también tuvo su propio signo represivo en contra del rock. Recuérdese que entre los años 1979 y 1985 el MININT estuvo bajo la égida de Ramiro Valdés, uno de los principales artífices de la represión en los 60. Algunos viejos hippies de entonces lo recuerdan con el calificativo de "El Chacal de La Víbora". Y su sucesor en el cargo, José Abrahantes, fue un continuador de su política.

No se trataba solamente del accionar de la policía y los Comité de Defensa de la Revolución (CDR). Agresiones de diversa índole también provenían de un segmento de la población que rechazaba el rock. Este rechazo estaba signado por una intolerancia de tipo étnica, aupada por mecanismos de manipulación política.

En la década de los 80 era común que fiestas y conciertos fueran blancos de ataques de diversa índole.

El rock bajo redadas

Santa Fe es una pequeña localidad ubicada al oeste de La Habana. Desde inicios de los 60 existía allí un centro recreativo que fue nombrado "Patria o Muerte". A comienzos de 1981 una agrupación de rock llamada Almas Vertiginosas estabilizó sus actuaciones en ese sitio. La noche del 28 de febrero de ese año celebraban un concierto y la afluencia de público era considerable. Alrededor de las 11 pm el lugar fue tomado sorpresivamente por fuerzas elite de la policía.

La denominada "Brigada Especial de la Policía Nacional Revolucionaria”, había sido recientemente creada y este fue, probablemente, uno de sus primeros operativos de envergadura. La operación punitiva fue dirigida, personalmente, por el entonces Ministro del Interior Ramiro Valdes Menéndez, quien por esa época ya tenía residencia en el cercano poblado de Jaimanitas.

Previamente, el lugar había sido infiltrado por policías más o menos mal disfrazados. Según testimonios de los que fueron detenidos en aquella redada, el cerco incluyó a embarcaciones ubicadas a unos metros de la costa. Como probable medida de terror, algunos de los capturados fueron sometidos a juicio y encarcelados.

A finales de ese ese propio año 1981, se celebró en la Casa de Cultura de Plaza el Festival denominado "Invierno Caliente". Durante los dos días que duro el evento, los ZIL rusos, camiones jaula de color gris claro de la PNR, estuvieron parqueados cercando el sitio. Los uniformados detenían de manera aleatoria o sobre la base de "informaciones de sus agentes" a los asistentes.

Algo parecido hicieron con una peña de rock que se realizaba en el parqueo de la céntrica heladería Coppelia. Los asiduos la bautizaron con el nombre de "Rock-Coppelia". Ya había existido otra semejante en el mismo lugar y con igual nombre entre finales de 1977 y mediados de 1978.

Analizando los hechos a la distancia del tiempo transcurrido, es obvio que aquellos espacios fueron manipulados por la policía, con la intención de "fichar" y reprimir. Esto equivalía a desestimular y aterrorizar a los jóvenes y sus familiares. De esto último hay varios testimonios muy amargos de quienes eran menores de edad en esa época, y fueron detenidos en eventos relacionados con el rock.     

En 1985, en vísperas de las elecciones estadounidenses, la misma heladería Coppelia fue el escenario de otra descomunal redada. Un supuesto rockero, policía infiltrado, gritó a toda voz "¡Viva Reagan, Abajo Fidel!", en un área cercana a donde estaban grupos de jóvenes amantes del género. Un cerco coordinado de policías de civil y uniformados cayó sobre estos.

Entre 1984 y 1987, se difundieron en los centros educacionales, materiales audiovisuales, que ofrecían una imagen negativa sobre el rock y sus implicaciones sociales. También se intentó por parte de los órganos represivos el reclutamiento a grupos de jóvenes universitarios, que irían a golpear "en nombre del pueblo" a los rockeros en el área del Vedado. Durante esos años jugo su papel un puesto de control de la PNR, que estaba ubicado en Calle K entre 21 y 19. Este puesto era el denominado Punto 114, el cual permaneció funcionando hasta bien entrada la década de los noventa.

El Festival "Rock Arroyo", se realizó en abril de 1987 en la Casa de Cultura del municipio capitalino Arroyo Naranjo. Allí estaban ciertas cámaras filmando y "marcando" al público asistente. Esas mismas cámaras filmaban los conciertos de Venus en el Anfiteatro de la Avenida del Puerto. También eran fotografiados, desde lo alto del hotel Habana Libre, los grupos de jóvenes que se reunían en la misma esquina del cine Yara o de 23 y L.

Para los rockeros de ese periodo, la estancia en los calabozos de las estaciones policiales de Zapata y C, Malecón o Picota, era cosa de casi todos los fines de semana. En el interior del país la situación era mucho peor y los testimonios de rockeros que llegaban huyendo a la capital eran aterradores.

El  repudio a nivel social contra el rock en la Isla, las causas de este y sus mecanismos psicosociales e implicaciones de diversa índole, merecen un artículo aparte.

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