Back to top
Literatura

Enrique López Clavel: «Entre cuatro labios de hombre»

Su más reciente libro de poemas sirve de pretexto para hablar sobre poesía, ceguera, internet, Saramago, Wells y otros temas.

Madrid

Nacido en Santiago de Cuba en 1963, Enrique López Clavel acaba de publicar su séptimo libro, abarcando en su creación los géneros de poesía y novela. En el primero de estos géneros ha obtenido premios importantes, entre ellos, en Cuba, varios de la Asociación Nacional de Ciegos. Como realizador de programas de radio fue igualmente premiado con reconocimientos a nivel nacional.

Desde 2000 reside en  Madrid, donde ha proseguido su creación poética. Acaba de aparecer, publicado por el sello Poetas de Cabra, su poemario Entre cuatro labios de hombre, que obtuvo en 2007 el XXI Premio Tiflos de Poesía de la Organización Nacional de Ciegos de España. Dos años más tarde recibió el Premio a la Excelencia por su obra en Francia. López Clavel se graduó de Filología Hispánica en la Universidad de Oriente en 1990.

¿Qué diferencia literaria encuentras entre este nuevo poemario y los anteriores que has publicado?

La creación literaria la considero como un acto individual y esencialmente preponderante en mi vida. Porque ninguna poesía y ningún libro de lo que yo escribo se parecen entre sí, y no es porque quiero descollar implantando un hito literario o  espejos referenciales. Es debido a que conozco del tema literario y repetirme para mí no es una buena opción. Cada libro tiene su arrancada, orígenes, motivaciones, sus cumbres emocionales, y ser diferente en cada ocasión es una virtud.

¿Desde qué año escribes y por qué?

Desde 1978. Es posible que los genes artísticos se hereden. De ser cierta esta hipótesis, yo nací en el seno de una familia de pedagogos, rodeado de libros, de manuales, de diccionarios, pero curiosamente a mí no me gustaban los libros que eran propiedad de mis familiares. Prefería ir a las librerías y comprar los míos, por lo que desde niño tenía una colección de libros propios, acorde a mis gustos y preferencias. Mientras los niños de mi edad se entretenían en los juegos comunes (montar bicicleta, jugar a la pelota…), yo prefería leer. Luego llegó repentinamente, por un trauma, la ceguera de mis dos ojos. 

¿Crees que la ceguera ha sido determinante en tu vocación literaria?

No. Cada uno lleva por dentro su mapa emocional y artístico. Mis inquietudes por la literatura y el arte las advertí bien temprano, cuando yo era un niño vidente. Lo que ocurrió esencialmente en mi vida fue que la ceguera, a  una edad muy temprana como es la pubertad, precipitó el encuentro espiritual con mi otro yo. A partir de ahí sentí la necesidad de salir de mí, tocar las cosas y llegar hasta donde la vista hubiese suplido. Escribir, leer fue una necesidad imperiosa que de alguna manera ha compensado mi falta de vista en el simple acto de leer y escribir.

¿Qué relación ves entre la ceguera y la literatura?

La literatura digamos que es el género artístico perfecto como alternativa para suplir un alto por ciento de la carencia visual. No son pocos los escritores ciegos que a lo largo de la historia han profundizado en el arte de escribir y han llegado a constituir con sus obras maestras títulos imprescindibles como referente de la cultura universal. Decía Borges que en su etapa de anciano adquirió la ceguera y que ella en su vida era un regalo en vez de un incordio. No fue el caso de Homero que desde niño dicen que fue ciego.

¿Y que crees del Informe sobre ciegos de Sábato?

Ernesto Sábato, argentino al fin, con esa agudeza que los caracterizan, observó detalles peculiares de la vida de los ciegos. Además de ser un mal título, junta ficción con realidad y sitúa a los ciegos en un plano ridículo. El acto o el hecho o la función biológica de no ver no significa que seamos estúpidos, aunque algunos sí lo son. Entre los ciegos, como en todas las capas sociales, hay de todo como en la viña del Señor. Pero condenar a un grupo de ciegos como si todos fueran inútiles no es una brillante idea.

¿Un ejemplo de los que fueron brillantes podría ser el presidente Joaquín Balaguer de República Dominicana?

 Su aporte como humanista no es actualmente muy reconocido. Sin embargo, su poemario La venda transparente de 1987 fue una obra escrita por él completamente ciego y eran muy admirados sus aportes literarios por figuras notorias como Gastón Baquero. No deja de ser interesante cómo este dominicano tuvo tiempo suficiente para la política y para la literatura.

Paradójicamente, nos enfrentamos al Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, novela escrita por un vidente tomando como carnada la ceguera para convertirla en el mercado como un best seller. Sin embargo, el libro se convirtió en un boomerang porque hablar de los ciegos, de cualquier grupo social o de un tema cualquiera sin conocerlo en profundidad, es una osadía que no se puede aprobar y así ha sido. No obstante, la novela está bien escrita al principio aunque hacia la mitad y hasta el final se distorsiona, pierde argumento y se convierte en una estricta mediocridad.

No es el caso de El país de los ciegos de H. G. Wells, cuento genialmente concebido por el autor británico que, a pesar de que comete errores de impresión sobre los ciegos, no deja de ser un texto respetuoso.

¿Alguna vez has escrito directamente en el sistema Braille?

El Braille es el sistema universalmente conocido para la accesibilidad de la información de los ciegos y de los sordociegos. Nos facilita comodidad a la hora de leer y escribir y nos iguala a los videntes. Aunque no es el único sistema modernamente utilizado para leer y escribir. Ahora, en la época de la revolución cibernética, los ciegos acceden a los ordenadores, teléfonos móviles y aparatos altamente sofisticados. Incursionar en internet para un ciego es tan normal como tomarse un vaso de agua.

Nuestra lucha actual no es cómo acceder sino más bien que las páginas de internet sean compatibles atendiendo a la diversidad funcional. Hablando del Braille y lo que ha significado para mí te digo unos versos míos: "He aquí las palmas abiertas como párpados,/ virtuosa armonía de piel/ y retorna la dicha/ penetrando la savia por las pupilas de los dedos".

El maestro Joaquín Rodrigo escribió el Concierto de Aranjuez  y toda su obra en Braille. ¿De la cultura cubana qué ciegos crees memorables?

En la música, el sonero Arsenio Rodríguez y, entre los concertistas, el pianista, también célebre en el mundo del jazz, Frank Emilio. Este último, en la etapa final de su vida coincidió con el también brillante Frank Fernández que, promovido oficialmente, opacó literalmente al concertista ciego y, lamentablemente, coincidieron hasta en el nombre.

Yo le hice una entrevista en la radio a Frank Emilio y éste con dolor se refirió a ello. Un ejemplo reciente de discapacitados visuales destacados en la cultura cubana es el caso de Eladio Reyes, desaparecido recientemente. Fue dramaturgo, poeta, humorista, declamador y fotógrafo. Esta actividad última como captador de imágenes lo proyectó como artista relevante, a quien le hago un homenaje en mi última novela inédita.

¿No te parece revolucionario escribir un libro homoerótico por un invidente?

Sí. El contenido de este libro rompe con los mitos y tópicos básicos como son el amor masculino protagonizado por personas ciegas. Nuestra sociedad y nuestra época no es tan civilizada como se cree y pretende. Los tabúes y prejuicios florecen y permanecen en las personas más de lo que se imaginan. Arremeter contra ellos nos toca sobre todo a los artistas que deben representar el pensamiento más avanzado de una sociedad.

Archivado en

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.