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Emigración

Una nación árabe le reconoce a una cubana un derecho que le quita el Gobierno de la Isla

Un emigrado cuenta lo que representa para él que el Gobierno de Cuba no le reconozca sus años de trabajo en la Isla.

Madrid
La doctora cubana Ana María Pérez García.
La doctora cubana Ana María Pérez García. Diario de Cuba

La doctora Ana María Pérez García salió de Cuba en 1990 y actualmente reside en España, donde ha tenido que trabajar hasta los 70 años para poder cobrar una pensión por jubilación. Sin embargo, es más afortunada que otros compatriotas. Podrá cobrar los años que trabajó en otro país antes de llegar a Europa. Obviamente, no fue Cuba, donde emigrar equivale a perder el derecho al reconocimiento de los años de trabajo.

"Yo soy una emigrante por partida doble", dice a DIARIO DE CUBA Pérez García, quien es una de las coordinadoras nacionales de la plataforma ciudadana Cubanos en España por una Jubilación Digna.

El primer destino de esta doctora, que dejó en Cuba entre nueve y diez años de labor, fue Líbano. Allí había nacido su esposo, quien se graduó de Medicina en la Isla.

En esa nación árabe, la doctora Pérez García se examinó en inglés para homologar su título y aprobó, lo que le permitió desempeñar su profesión durante 20 años. Pero el estallido de la guerra la obligó a emigrar con su esposo y establecerse en España, para recomenzar su vida por segunda vez.

"Vine a España y me encuentro con muchísimas trabas, sobre todo para los médicos cubanos que vienen acá", explica. "A los médicos cubanos no se nos homologa el título de especialista; de médico general sí, para que trabajes", asegura.

Ni el Gobierno de Cuba ni el de Líbano han firmado con el de España el Convenio Bilateral de la Seguridad Social, que implica la totalización de los periodos de cotización de los trabajadores. Por ese motivo, Pérez García se ha visto obligada a trabajar otros 15 años, hasta los 70, para tener derecho a una pensión contributiva. ¿Significa eso que esta cubana también perdió los años trabajados en Líbano?

"Yo tengo una jubilación allá, por un seguro privado que me hice", explica la doctora. Cuando se retire, a finales de 2024, podrá comenzar a recibir la pensión por los años que trabajó en Líbano, además de la que debe cobrar por sus 15 años de labor en España. Sus nueve años como doctora en Cuba es como si los hubiera soñado. No podrá cobrar por ellos.

"El mensaje es que en Cuba existen violaciones flagrantes de los derechos de los ciudadanos. Es el mensaje que digo de cualquier forma, porque no tengo miedo a no ir", sostiene.

La preocupación de Pérez García por la emigración ha ido más allá de su situación personal, como evidenció su ponencia sobre los desafíos que enfrentan las mujeres al emigrar, en la primera conferencia nacional de la plataforma Cubanos por una Jubilación Digna, celebrada este 20 de julio en Madrid.

La doctora señaló que muchas mujeres, pese a ser universitarias e incluso haber cursado maestrías o doctorados, solo encuentran trabajo como domésticas, cuidadoras de ancianos u otras ocupaciones mal pagadas.

En una situación de ese tipo se encuentra Cecil Caneti, quien llegó a España hace un año y medio y se encuentra en situación irregular y "trabajando en negro".

"En cuanto llegué me asesoré e intenté pedir asilo político, pero tiene que ser a través de una cita, la cita es a través de una plataforma digital. No están dando asilo político", explica esta mujer, que se desempeñaba como editora en la Isla y dirigió la Editorial del Centro de Estudios Martianos hasta 2016.

"Ya se me hacía difícil seguir trabajando allí, aunque los editores no podemos trabajar en otra cosa que no sea lo que te ponga el Estado, porque no tienes manera de trabajar en otra cosa siendo editor".

Afirma que durante mucho tiempo tuvo esperanza de que hubiera una apertura en Cuba y los hechos del 11 de julio de 2021 le abrieron los ojos.

Caneti dejó entre 15 y 20 años de trabajo en la Isla, pero afirma que allá nunca pensó en una jubilación porque vivía al día incluso trabajando. Para sobrevivir, pese a que dirigía una editorial, alquilaba su casa cuando podía.

"La jubilación es una de las tantas cabezas del monstruo", dice y señala que es necesario unir todos los problemas —presos políticos, jubilación, etc.— en una plataforma de lucha común para que la fuerza que tiene la sociedad civil cubana, sobre todo la que está fuera, presione a un gobierno "que se sostiene por la fuerza".

Para Miguel Ángel Fernández González, que el Gobierno de Cuba no le reconozca los años de labor a una persona que emigra marca la diferencia entre poder negociar una prejubilación con la empresa para la que trabaja dentro de seis meses y trabajar otros nueve años.

En Cuba, de donde salió en 1996, Fernández González trabajó 11 años. En España, ha trabajado otros 26. Suma 37 años laborados, de los que solo le son reconocidos los últimos 26.

"Ahora mismo la ley fija 37 años y medio para poderse jubilar con derecho al paquete que tienes cotizado de jubilación completa. Si quiero acceder a un plan negociado con la empresa de prejubilación, despido, las cosas que hay aquí, negociándolo o lo que fuera, ya tendría todo el tiempo, contando los años de Cuba más los de aquí para poderme jubilar con el tope total de cotización de jubilación a la que tiene acceso cualquier español. Como no es así, todavía me quedarían entonces nueve años más. Tengo 58 años acabados de cumplir".

"Un acuerdo sería un colchón de estabilidad para poder uno prejubilarse o jubilarse a la edad de antes 65 o 66 años", dice en referencia al convenio bilateral que el Gobierno cubano no ha firmado.

La inexistencia de ese convenio también se traduce en el dinero que podría perder este cubano. Si se jubilara ahora, sin que tener reconocidos los años que laboró en la Isla, perdería entre 1.000 y 1.200 euros.

En una situación ideal, en la que el Gobierno de Cuba devolviera a sus trabajadores el derecho a que les sean reconocidos los años de trabajo en su país, Miguel Ángel podría retirarse ahora, con 58 años y una pensión de 3.000 euros.

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1 comentario

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Teniendo en cuenta que la pensión cubana podría suponer mensualmente el importe de una taza de café igual no compensa preocuparse por ese reconocimiento.
Si lo hace va a gastar más en medicamentos para la ansiedad que lo que pudiese suponer esa pensión.
Al menos en España supongo que puede ir a una farmacia con medicamentos disponibles.