Cuando le conté a mi vecino Josué, un pescador furtivo, que el famoso (por impopular) "Cuarentiña" ya estaba de vuelta "haciendo zafra en la zona con su talonario de multas", no solo sonrió ladinamente, sino que me mostró comprobantes que aún guarda de multas pagadas, muchas de ellas con cifras de tres ceros en pesos nacionales.
Le añadí que el periódico Vanguardia, órgano oficial del Partido Comunista en Villa Clara, había dedicado una loa al trabajo del policía marítimo-fluvial. Las sanciones impuestas a ritmo de contingente gracias a este hombre por la Oficina Nacional de Inspección Estatal (ONIE) alcanzan a numerosas personas como mi vecino.
Josué, según él mismo expresa, lucha en las costas de Caibarién para alimentar a sus "cuatro chapines como sea". Cuarentiña es Elías Pérez López, un inspector jubilado y reinsertado, que a sus 80 años sigue siendo el terror de todos los que cargan a diario pandorgas, carretes, anzuelos, nasas, jamos, en balsas de poliespuma improvisadas o a pie desde la orilla, en busca del faltante pescado.
Otra publicación más reciente de Vanguardia defiende la persecución de los pescadores en los 50 kilómetros del pedraplén Caibarién-Cayo Santa María y la justifica con la protección de la biodiversidad, sin dar alternativas a la falta de alimentos ni entrar en detalles sobre cuánto ha dañado el medioambiente esa carretera. Revela que se han recaudado más de 97.000 pesos en 34 multas impuestas (más de 2.800 pesos por multa).
Los operativos que se despliegan "por tierra y mar" para capturar a los "infractores" en medio de la crisis alimentaria más acuciante de los últimos 65 años, traslucen el desespero gubernamental por atemorizar a quienes osen transgredir la Ley de Pesca.
Vanguardia acompañó una la representación de la ONIE en un operativo en el "que varios pescadores terminaron interceptados" y fueron mostrados como mal ejemplo.
A los cayos turísticos de Gaviota S.A., propiedad del MINFAR, solo es posible acceder a través del pedraplén. Pero no cualquiera puede llegar hasta los enclaves del emporio militar por esa carretera. Solo traspasan los puntos de control el personal de los hoteles, los ómnibus estatales de empresas turísticas o proveedores, autos de renta y vehículos autorizados.
Pese a las amenazas, cada madrugada "en los puentes pululan los pescadores ilegales, tanto de lunes a viernes como los fines de semana". En su mayoría, "acceden de incógnito o con permiso para otras actividades en el destino turístico". No es el caso de Josué, "luchador a brazo partido", como él mismo se describe.
El reportaje victorioso de Vanguardia incluyó a pescadores sorprendidos y multados, así como decomisos de lo capturado, medios de transporte, artilugios de pesca y hasta embarcaciones, por muy rudimentarias que fueran.
También recogió casos de pescadores que se lanzaron al mar para intentar escapar, sin más remedio que terminar regresando a la orilla, uno de ellos herido. Todos fueron igualmente sancionados.
Como si se tratara de una obra dramática en la que siempre la autoridad revolucionaria sale ganando, Ernesto Monteagudo Carvajal, quien acompaña por mar los operativos con lancha, dijo que son frecuentes las ocasiones en las que se debe rescatar a "estos violadores de la Ley de Pesca que, en su estampida, sufren traumas físicos o los arrastra la corriente".
José Ramón Alejo Machado, otro de los funcionarios, dijo que algunos "infractores" resultan muy receptivos, "pero la mayoría se envalentona" y hasta amenaza a los agentes "con armas blancas. El enfrentamiento nunca es benévolo".
La versión de los pescadores multados no figura en el artículo de Vanguardia. Josué sí puede contarnos cómo la PNR le ha quemado reiteradamente las pandorgas en una pira cada vez que hay corrida de camarones, evento anual supercontrolado "por policías y bandidos", expresa.
La ley, puntualizan los encargados de la cruzada, "establece una penalización de hasta 5.000 pesos por la pesca no autorizada y sin licencia", monto que se incrementa si, además, se cometen otras infracciones como "utilizar artes no aprobadas, la pesca submarina en días no instituidos y la captura de especies tóxicas o vedadas".
En lo que va de año, la oficina ha impuesto severas multas y advierte que, "dado el caso, también puede ser retirada la licencia" a quienes posean el cada vez más raro carné de pesca.
La mayoría de quienes pescan desde el pedraplén lo hacen porque no tienen barcos. La carretera les ofrece un segmento de mar alejado de la costa y un punto de tierra firme desde donde lanzar el anzuelo o la nasa.
Las autoridades, sin embargo, son tajantes: "Por la orilla del litoral se puede pescar sin el empleo de medios flotantes, pero el pedraplén no es litoral ni orilla, sino un lugar construido para permitir el acceso al polo turístico; y no se puede pescar en ninguno de sus casi 50 kilómetros".
El problema es que ir a pescar desde orillas fangosas y manglares inextricables, como indican las autoridades, es garantía de cero capturas.
El pedraplén de Caibarién, uno de los empecinamientos de Fidel Castro, se terminó en septiembre de 1996 y ha sido blanco de numerosos debates desde el comienzo del proyecto por sus implicaciones ecológicas.
El daño que una muralla de 50 kilómetros puede hacer al ecosistema costero de la Bahía de Buenavista, reserva natural mundial, nunca ha sido prioridad del oficialismo, que prefiere resaltar los logros en materia de construcción de una vía polémica que, así y todo, ostenta el Premio Español Puente de Alcántara (1998-2000) para obras de la ingeniería civil, el cual fuera patrocinado por la Cadena Meliá, usufructuaria inicial en el área explotable, junto a Guitar-Barceló y Hideaway's Inn.
El propio artículo del Vanguardia dedica apenas unas líneas a reconocer que la carretera supone "una fuente de estrés ambiental", pero asegura a continuación que "las autoridades han previsto alternativas y proyectos para evitar dañar el área".
Según reconoce también, ese fragmento de la Cayería Norte cuenta con "hábitats críticos (áreas de reproducción, sitios de desove, zonas de crianza, corredores biológicos) que constan de recursos marinos de alto valor comercial y diferentes ambientes inestimables, como praderas de pastos marinos, arrecifes coralinos, manglares y otros pelágico-costeros".
La redituabilidad de los cayos e islotes que conecta el pedraplén es imprescindible para el régimen, que en pleno Período Especial comenzó la obra y le destinó 50 millones de dólares e innumerables recursos materiales.
La situación se repite cuando Cuba atraviesa una crisis que afecta todos los ámbitos, que mantienen a la población sumida en largos apagones e infinitas penurias, mientras el vial consume vastas cantidades de recursos en reparaciones diarias sobre los tramos afectados continuamente por la acción de elementos naturales, como las mareas.
El pasado febrero, Eduardo Rodríguez Dávila, ministro del Transporte, anunció que el pedraplén entraría otra vez en mantenimiento. "Para el año en curso se planifican la reparación del puente 9; la colocación de 6.500 metros cúbicos de escolleras, para una mayor seguridad frente a eventos climatológicos; el montaje de un kilómetro de defensas y la colocación de 4.000 toneladas de hormigón asfáltico caliente", dijo.
Las reparaciones están enfocadas específicamente en prevenir daños por huracanes y tormentas tropicales, que este año se anuncian en abundancia.
En la actual situación económica, las autoridades no pueden permitirse cerrar el enclave turístico como ocurrió en 2017 con Irma —que arrasó con la costa norte de la Isla y dañó hoteles y equipamientos especialmente aquí—, y dejar de explotar las cerca de 13.000 habitaciones hoteleras y los 14 kilómetros de "playas de alta calidad", según el ministro, que no reconoció los bajos índices de ocupación actuales que los mantienen en vilo.
Mejor si el pedraplén está libre de pescadores como Josué.
El tal " Cuarentiña" puede amanecer con la boca llena de hormigas en cualquier momento,no será el primero no el último....
cuando se invento el hijoeputa esta gente eran la llave de paso
Los pescadores y agricultores reciben multas por producir comida. Ese es uno de los motivos de la hambruna que padece el pueblo, pero no los mandamases; esos sí jaman bien.