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Clima

A oscuras, sin techo y cocinando con leña cientos de camagüeyanos tras el paso de una tormenta

'Somos muertos sin dolientes. Estamos con una mano detrás y otra delante', dice una de las damnificadas.

Camagüey
Árboles derribados por la tormenta en Camagüey.
Árboles derribados por la tormenta en Camagüey. Bryam Pérez Valdés/Facebook

"Somos muertos sin dolientes. Estamos con una mano detrás y otra delante", dijo Olivia de Armas, una de las damnificadas por la tormenta local severa que en la tarde del viernes azotó a la ciudad de Camagüey y dejó sin techo, a oscuras y cocinando con leña a cientos de ciudadanos.

A la odisea que vive como madre soltera "se añaden, de golpe y porrazo, nuevas y peores calamidades", añadió De Armas, con un candil en la mano, su hijo más pequeño en los brazos, la casa destruida por un poste y sus dos niñas mayores llorando de hambre en el barrio de La Mosca, una de las zonas marginales más afectadas por el fenómeno hidrometeorológico.

"Gracias a mi prima, que vive al frente, los niños y yo dormimos en una colchoneta y comimos el sábado. Ayer terminé de secar el arroz en la tapa de dos tanques y prendí un fogón de leña en el patio", contó De Armas, quien llevaba el domingo "casi 72 horas sin corriente, y el dichoso poste, con transformador y todo, sobre el techo" y lo que queda de su casa.

Irene es otra de las madres afectadas. "Es imperdonable darle la espalda a casi 80 familias que perdieron el techo de sus casas y no tienen donde refrigerar sus alimentos", dijo.

"La fuerza del aire levantó tres tejas y los gajos de un árbol tumbaron la pared de un cuarto. De milagro salvé el frío y la lavadora. El resto de los efectos electrodomésticos y las camas todavía están mojados", comentó, por su parte, Alberto.

Otros vecinos corrieron peor suerte y lo perdieron casi todo, como Dalia y Cornelio, dos jubilados que en medio de su desesperación criticaban al Gobierno por "socorrer a residentes que viven áreas recuperadas, en detrimento de las localidades donde el tornado causó más estragos y que ni han visitado".

Clotilde apuntó que su familia saló unos paquetes de filetes de tilapia, "a ver si duran y comemos algo".

Según testimonios de los afectados, entre horas de la tarde y la noche del pasado viernes se produjeron varios tornados, granizadas y tormentas con vientos superiores a los 90 kilómetros por hora.

De cuatro escuelas dañadas solo una recibió estudiantes este lunes. En el resto se trabajaba y no se ha informado cuando se reanudará la docencia.

En la Universidad, el Hospital Amalia Simoni, la Terminal de Omnibus y el Aeropuerto Ignacio Agramonte los fuetes vientos causaron también afectaciones.

Vista Hermosa, Nueva Esperanza, El Retiro, Versalles, Jayamá, el Diamante, San Antonio, Salomé, la Guernica, Bella Vista, el reparto Lenin, La Vigía, La Plaza Méndez, La Sambrana, Saratoga, La Norma y Las Mercedes figuran dentro de las comunidades perjudicadas y donde todavía hay árboles y cables del tendido eléctrico en las calles.

La situación es más compleja por la falta de combustible y otros recursos para las labores de saneamiento, sobre todo en barrios con calles de tierra que permanecen anegadas.

Jorge Enrique Sutil, gobernador de Camagüey, pidió agilidad e indicó movilizar más personas para terminar lo antes posible. Orientó "trabajar con mayor efectividad en las márgenes de los ríos Hatibonico y Tínima, que constituyen el principal riesgo de inundaciones en la ciudad".

Federico Hernández, primer secretario del Partido Comunista en la provincia, señaló que "los cuadros políticos y gubernamentales debían estar en el terreno, tomando decisiones y conversando con los afectados, sobre todo en los sitios que todavía permanecen sin electricidad".

Según datos preliminares, hay más de 800 afectaciones, que incluyen decenas de viviendas con la pérdida parcial o total de la cubierta, 37 transformadores disparados, 31 cables en el piso y tres circuitos averiados.

Hasta este lunes se habían recogido 1.700 metros cúbicos de desechos sólidos que obstruían avenidas, la salida hacia la región oriental y la transportación por la circunvalación con rumbo a Ciego de Ávila.

De acuerdo con las estadísticas los meses de junio, julio y agosto son los de mayor riesgo, porque en ese período confluyen en la parte central del territorio agramontino los vientos del sur y el norte que generan tormentas severas.

Una nota emitida por el Centro Provincial de Pronósticos confirmó que la situación se produjo por una vaguada en niveles medios de la troposfera, en combinación con el tránsito de una onda tropical y la inestabilidad que se genera por el calentamiento del día.

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