Pedro López Gutiérrez, vecino de Caibarién y empleado por el Sectorial Municipal de Comunales como cuidador de animales en el zoológico local, resultó seriamente lesionado por un mono nombrado Pánfilo, prófugo de su jaula desde hace varios días y que fue finalmente capturado este martes.
El cuidador tuvo que ser atendido en el Hospital María del Carmen Zozaya. El mono gris había sembrado el pánico durante varias jornadas en el reparto Van Troi. Las autoridades se involucraron solo a última hora.
Según un parte médico del Policlínico No II, donde López Gutiérrez recibió atención primaria, se constató que existía "necesidad de intervención quirúrgica de urgencia para el paciente, pues presentaba tres tendones del antebrazo cortados y seriamente dañados los tejidos circundantes".
José Luis, un compañero de trabajo del agredido, dijo a DIARIO DE CUBA, mientras mostraba cicatrices de antiguas mordidas, que "Pánfilo va ya por cinco obreros lesionados. A mí hubo que coserme también en esta ultima escapada dos puntos en el antebrazo derecho".
Según esta fuente, "Pedro ha sido como un padre para Pánfilo, pues lo alimentó desde chiquito".
Los robos de estos animales, que se introducen en las viviendas por balcones y ventanas, muchas veces asediados por el hambre, no son algo nuevo.
Hay noticias de que un antecesor de Pánfilo, nombrado Pancho, asolaba igualmente la zona cuando escapaba. Se volvió carnívoro inexplicablemente, desollando a otros animales, especialmente gallinas, de patios del vecindario.
Desde hace varios años, la situación del zoológico que otrora fuera opción recreativa para niños y adolescentes, se ha degradado hasta el punto de volverse lugar no recomendable de ser visitado.
La ausencia de casi todo tipo de suministro —incluido los imprescindibles alimentos y las medicinas veterinarias—, que desaparecieron prácticamente tras la pandemia de Covid-19, ha dejado al parque en un estado calamitoso, y a su personal trabajando en condiciones extremas, para intentar cuidar de una masa de sobrevivientes reducidísima, compuesta apenas por cuatro monos, dos leones, dos equinos, dos cocodrilos, y un pavorreal.
"Desorden en el zoológico de Caibarién. Desde hace meses los monos andan sueltos y entran a las casas y roban comida; casas en las que hay niños que en cualquier momento un mono los puede morder y hasta pasar algo peor, y el Gobierno de Caibarién no hace nada, ni Comunales", denunció Joel López Navarro, un residente del municipio en el grupo de Facebook "Somos de Caibarién", donde los usuarios alertan que los monos se vuelven más agresivos en la medida en que no consiguen comida.
Las autoridades del zoológico se muestran profundamente preocupadas por tan reiteradas fugas, pero se sienten impotentes.
Pese a la presencia de cuerpos policiales integrados por boinas negras y rojas, carros de bomberos, reclutas y perros entrenados, Pánfilo solo se rindió ante Pedro, el cuidador al que conoce, pero el trabajador tuvo que pagar el precio de su integridad física.
El zoológico de Caibarién fue inaugurado en la década de los años 80 y estaba apadrinado por la Fábrica de Coches Ferroviarios del territorio, que era una entidad poderosa y con recursos suficientes para mantener funcionando el Parque de Diversiones adjunto, provisto con equipos recuperados del antiguo Circo Ringling & Brothers, que trabajó en esta zona. Está ubicado justo al lado del antiguo chalet del millonario norteamericano Robert McNamara, asiduo visitante de estas costas desde 1940, cuando fuera presidente del Banco Mundial.
El parque llegó a tener medio centenar de especies animales, muchas traídas de África como botín durante las guerras de Angola y Etiopía.
A partir del llamado "Periodo Especial", en los nefastos años 90, todo comenzó a decaer. Los animales fueron muriendo de hambre o enfermedad. En septiembre de 2018 tocó fondo el lugar, cuando el huracán Irma devastó las pocas instalaciones que sobrevivían.
Durante décadas, los monos, fundamentalmente por su maestría escurridiza, y algún cocodrilo, han aterrorizado al vecindario cuando han conseguido evadirse de sus jaulas e intentar probar fortuna más allá de sus oxidadas rejas.
Por decisión gubernamental, y acaso escuchado el clamor de gente que en redes sociales protestó por el aparatoso despliegue para capturarlo, el mono Pánfilo fue confinado en una jaula tapiada hasta que se decida qué hacer con él. Se le ha puesto en cuarentena por si resultara portador de algún tipo de germen trasmisible, entre los que pueda encontrarse la rabia.
Animalistas airados recordaron también en sus páginas de Facebook que el decreto-ley 31, de Bienestar Animal, establece que "se tienen que tener las condiciones necesarias creadas para que todos los animales se libren del estrés ni se encuentran mal alimentados". Algo dificilísimo de conseguir hoy hasta para los humanos de esta isla.
El pobre animalito corrió con suerte de no terminar en algunos calderos del reparto Van Troi. En un país que capturan un tiburón a mano limpia, se comen los perros, gatos y auras tiñosas y con la experiencia de muchos “internacionalistas “en Africa de haber comido monos, el animalito se libró de milagro.
Si el mono se llama Pánfilo entonces normal que estuviera buscando "jama".
Ahora en serio, si las personas en Cuba están pasando las de Caín con el asunto de la comida ¿cómo no van a estar los animales en peores condiciones? Solo las mascotas de todos los Sandros Castro de la isla son los que tienen la alimentación asegurada.
Al menos esos monos reaccionan aunque sea a la falta de comida
Estan seguros que no era Esteban Lazo?
Si al mono "Pancho" le achacaban "entrada en patios a robar gallinas": estan seguro que no era un primo?