Así se vivió en Santiago de Cuba el accidente de helicóptero en el que murieron tres militares

El accidente de helicóptero en el que murieron tres militares en el Aeropuerto Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, conmocionó a los habitantes de la ciudad.

Aunque el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) emitió una nota en la que informó los nombres de los oficiales fallecidos y confirmó que una comisión investiga el accidente, nada dijo de la magnitud de la explosión y las dificultades para extinguir el fuego que provocó la caída del helicóptero.

Testigos presenciales narraron a DIARIO DE CUBA que, al precipitarse a tierra, el helicóptero se incendió y causó una explosión ensordecedora en la pista lateral que conduce a la terminal de protocolo del aeropuerto, instalación a la que los civiles no tienen acceso, está fuertemente custodiada y solo se puede llegar por la circunvalación de la ciudad.

Fuentes de la aeronáutica civil, que pidieron permanecer en el anonimato, señalaron que se trataba de una de las naves de apoyo a la seguridad de Raúl Castro y de Miguel Díaz-Canel, quienes la víspera encabezaron la inhumación de los restos de 19 combatientes del Tercer Frente Oriental Mario Muñoz Monroy.

Datos sin confirmar por las autoridades, pero ofrecidos por las mismas fuentes, indican que "se trataba del helicóptero Mi-17 H-115 del escuadrón aéreo de Holguín, que junto a otras ocho aeronaves militares conformaban la comitiva de apoyo y aseguramiento de viaje de ambos dirigentes".

"El helicóptero se precipitó a tierra casi al despegar, sobre las 5:00 AM, cuando solo se encontraba a unos diez o 12 metros de altura". Sin embargo, "no obstaculizó el tráfico aéreo porque la caída se produjo algo distante de la principal zona de operaciones del aeródromo", dijo una de las fuentes.

Lo que llama la atención del caso, de acuerdo con el criterio de esta fuente, es que "en Cuba los helicópteros, sean civiles o militares, no pueden volar de noche, por indicación de las FAR, a no ser los del regimiento de búsqueda y captura en misión operativa".

"Esa nave debió encontrarse en una misión especial y de carácter urgente, que no pudo esperar la luz del día para cumplir con la tarea asignada", especuló la fuente.

Otro consultado explicó que "nada tiene que ver la zona VIP del aeropuerto con la Terminal de Protocolo, pues son dos áreas alejadas una de otra, y a la del accidente solo tienen acceso los altos dirigentes de las FAR, el Ministerio del Interior y el Estado".

Un trabajador del aeropuerto que pidió no ser identificado, señaló que "para extinguir el incendio provocado por el derrame de combustible fue necesario que acudiera el escuadrón de bomberos de esa terminal en pleno".

Ante la interrogante de si el helicóptero estaba cargado con sus armas reglamentarias, dijo no tener información, aunque tampoco descartó que ese fuera "el motivo de que se escuchara más de una explosión y las llamas demoraran tanto tiempo en ser sofocadas".

La detonación causó gran conmoción entre los pasajeros que se encontraban en la terminal aérea santiaguera y los habitantes de los repartos Versalles, El Polvorín, Alta Vista, Sardinero, Chapela y Van Van, a quienes despertó la explosión en la madrugada.

Ester y Roxana, dos huéspedes del Hotel Balcón del Caribe, indicaron que desde los balcones de las habitaciones de esa instalación turística se observaban las llamaradas que provocó la explosión del helicóptero, y que la columna de humo fue visible hasta bien entrado el día.

Entre nerviosas y consternadas ante la incertidumbre sobre lo que sucedía se mantuvieron las guarniciones que custodiaban las oficinas de la Aduana, Inmigración y el Faro del Castillo de El Morro, ubicado a la entrada de la bahía y a unos 200 metros en línea recta con la pista del aeropuerto.

Vecinos de la zona confirmaron a DIARIO DE CUBA que una situación puntual se creó en la Unidad de Operaciones Especiales de la Seguridad del Estado, donde se encuentran los detenidos por las manifestaciones del 17M en Carretera del Morro y otros repartos de Santiago de Cuba.

Adolis Espinosa, residente en el caserío próximo al centro de interrogatorios, dijo: "Estábamos aterrados por la corredera. Inicialmente pensábamos que se trataba de un motín, porque tocaron la alarma y llegaron las fuerzas especiales. Luego supimos que había caído y explotado un helicóptero".

Al responder a una pregunta telefónica, un teniente de apellido Pérez declaró que los más de 1.000 reclusos que se encuentran en la Prisión Provisional de Aguadores "se habían asustado, pues las explosiones se sintieron muy fuertes y se produjeron a solo 300 metros de distancia".

"Durante el recuento extraordinario que se hizo a esa hora de la madrugada todos estaban en sus destacamentos, aunque nerviosos por la altura y cercanía de las llamas", dijo el oficial.

Al filo del mediodía de este jueves, el aérea del accidente se encontraba fuertemente custodiada por los militares.

Para acceder a este sitio hay que hacerlo por un vial muy estrecho, prácticamente de un solo carril. Con antelación los militares deben autorizar el paso, de lo contrario deniegan la entrada.

Los pocos que reciben autorización deben permanecer en los autos, en el parqueo, hasta tanto se solicite presencia de la persona señalada, que como norma es revisada minuciosamente y escoltada por oficiales de la inteligencia.

Según la información oficial, los fallecidos en el accidente fueron Dairon González Espinosa, mayor; Carlos Enrique Frómeta Rodríguez, primer teniente; y Yunier Céspedes Escalona, subteniente.

Los fallecidos fueron despedidos con honores militares este viernes, mostró en Facebook el perfil oficialista Realidades de Holguín, que publicó fotos del velorio y el entierro.

En enero de 2021 se produjo otro accidente aéreo de un helicóptero de las FAR, en ese caso vinculado a la empresa turística Gaviota, de los militares. Murieron cinco tripulantes.