Migrantes cubanos integran una caravana de extranjeros que partió en Nochebuena de Tapachula, México. El grupo compuesto por entre 6.000 y 7.000 personas continúa su marcha por las carreteras del estado de Chiapas para exigir a los Gobiernos de EEUU y México que ofrezcan mayores posibilidades de empleo a quienes salen de sus países huyendo de la pobreza o la violencia, reportó la agencia AP.
"Pedir protección, que me den un resguardo político, porque yo a Colombia no puedo regresar, o que me den la oportunidad de quedarme en un país donde me pueda regularizar, trabajar y sacar adelante a mi familia", reclamó Norbey Díaz Ríos, un colombiano de 46 años que viaja con su esposa y sus dos hijos.
Esta es la mayor caravana que se ha formado en 2023 y empezó a caminar justo antes de que una delegación de alto nivel de EEUU se reúna hoy con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para acordar nuevas medidas de control del creciente flujo de migrantes por la región.
Los extranjeros hicieron ayer una simbólica protesta al pasar junto a la principal aduana de la frontera sur de México, en el municipio de Huixtla, que fue resguardada por una decena de agentes de la Guardia Nacional con equipos antimotines. Los extranjeros se arrodillaron unos momentos e hicieron una oración antes de seguir su camino hasta Villa Comaltitlán, 60 kilómetros al norte de donde empezaron a caminar, sin que hubiera confrontaciones.
La Policía seguía vigilando sus movimientos junto a la Guardia Nacional. Los agentes migratorios no hicieron ningún amago de detenerlos al pasar por los puestos de control.
La crisis migratoria se agravó durante este mes en la frontera de EEUU cuando las autoridades estadounidenses registraron algunos días hasta 10.000 cruces ilegales, una cifra totalmente inusual que provocó cierres temporales en algunos cruces.
"Sabemos que no nos van a tomar en cuenta", dijo Luis García Villagrán, un activista que acompaña a los migrantes. A su juicio, el tema migratorio es "una cuestión meramente electoral" tanto en EEUU como en México.
Los migrantes que conforman la caravana no parecen preocupados porque se endurezcan las medidas en su contra. "Miedo me da quedarme en Cuba, morirme de hambre, eso sí me da miedo", dijo Dayron Salazar, un cubano que marcha con varios amigos.
"Vamos a todo o nada", aseguró el hondureño José Paz, que caminaba junto a su esposa y sus cuatro hijos, el más pequeño de cuatro meses, el mayor de 13.
La formación de estos grupos ha sido constante en los últimos años ante la lentitud de los procesos de regulación migratoria en México. También influye la falta de opciones y de trabajo para que los extranjeros puedan costearse la espera de documentos.
Desde fines de 2021 las autoridades suelen dejar que los migrantes se cansen y disuelven los grupos ofreciéndoles documentación temporal que, en muchos casos, los extranjeros utilizan para seguir el viaje al norte por su cuenta.
En esta ocasión, la mayoría son centroamericanos, venezolanos, cubanos y colombianos, pero también hay migrantes de países africanos y asiáticos. "No sabe uno si lo va conseguir o con qué obstáculos vaya encontrarse en el camino", agregó el colombiano Díaz Ríos. "Esto es algo incierto", sostuvo mientras seguía caminando.
Continúa la llegada masiva de migrantes a EEUU
Mientras esta caravana avanza por el sur de México, la situación se agrava al norte porque no se detienen las llegadas de extranjeros a la frontera con EEUU. Cientos de migrantes del área de Eagle Pass son transportados diariamente a otras ciudades a lo largo de la frontera sur de EEUU para ser procesados y aliviar la presión. Luego son liberados en esas comunidades, según organizaciones sin fines de lucro consultadas por el canal de televisión estadounidense CNN.
La cantidad de migrantes que está llegando a EEUU sobrepasa la capacidad de procesamiento de las autoridades. Tan solo en diciembre se registró un promedio de siete días con más de 9.600 encuentros con migrantes a lo largo de la frontera sur de EEUU. Esta cifra es una de las más altas que se han registrado.
La hermana Norma Pimentel, directora ejecutiva de Caridades Católicas del Valle del Río Grande, dijo que su centro en McAllen ha recibido a unos 550 migrantes cada día de la última semana después de que ingresaran por Eagle Pass. Esa cifra fue de 350 la semana anterior.
Tiffany Burrow, de la Coalición Humanitaria Fronteriza de Val Verde, señaló que su centro ayudó a 4.257 migrantes la semana pasada. A modo de comparación, Burrow dijo que en todo el mes de agosto ayudó a 5.885 migrantes, pero ese número aumentó a 10.221 en septiembre.
El centro de descanso de Burrow no ofrece alojamiento a los migrantes durante la noche, y ella dice que disuade a los migrantes de dormir al aire libre; pero el día de Navidad, unas dos docenas de extranjeros se acurrucaron bajo mantas alrededor de su centro.
La nueva Ley de Inmigración de Texas siembra confusión e incertidumbre a lo largo de la frontera. María, una madre ecuatoriana de tres niños fue una de las que durmió cerca del centro de Burrow. Ella dijo que había estado durmiendo afuera durante cinco días esperando que su hermano de 19 años saliera del proceso de Inmigración.
María dijo que salió de Ecuador debido a los niveles críticos de criminalidad, extorsión y desempleo. Explicó que a medida que más y más empresarios ecuatorianos (creadores de empleo) migran a EEUU, más trabajadores se van porque los empleos desaparecen de la noche a la mañana.
Cuando se mande varios vuelos semanales de descarados con " miedo credible" se acaba todo,solo miren los videos estupidos de la YouTuber yoliene.
Todavia estoy esperando por un buen trabajo investigativo de algun periodista sobre estas marchas. Quien las paga, quien esta detras de todo esto?