Back to top
Opinión

Cuba, en deuda con José Antonio Saco

'A 226 años de su nacimiento, Cuba ha sido retrotraída a la época del ilustre cubano, quien se empeñó en forjar las bases para la transición gradual de la sociedad colonial a una sociedad capitalista.'

Lleida
José Antonio Saco retratado por Federico Martínez Matos.
José Antonio Saco retratado por Federico Martínez Matos. Museo de la Ciudad, La Habana

La figura política de mayor alcance teórico y conceptual en los primeros 60 años del siglo XIX en Cuba fue José Antonio Saco y López Cisneros. Nacido en Bayamo el 7 de mayo de 1797, Saco se graduó de Derecho en el Seminario San Carlos y San Ambrosio, donde fue alumno eminente del sacerdote y filósofo Félix Varela, a quien sustituyó en la Cátedra de Filosofía. Al crearse la Academia Cubana de Literatura en 1833, fue nombrado director de la Revista Bimestre Cubana, cargo que utilizó para atacar al sistema esclavista en la Isla. La relación que estableció entre educación, economía y desarrollo, lo llevó a forjar las bases teóricas para una transición gradual de la sociedad colonial a la modernidad capitalista, labor a la cual se consagró. Murió en Barcelona en 1879, pobre y exiliado, y sus restos mortales fueron trasladados a La Habana, donde fue sepultado en la necrópolis de Colón.

Para Saco, a quien le correspondió vivir el periodo en que la naciente nacionalidad cubana  se manifestaba con fuerza en la economía y en la política, la independencia de España no estaba a la orden del día. En su lugar eligió el camino de las reformas y llegó a erigirse en la figura más destacada del movimiento liberal reformista. Su estrategia consistía en transformaciones políticas y económicas que condujeran a la autonomía y al poder de su clase.

De su abultada actividad académica me detendré —a vuelo de pájaro— en los ensayos relacionados con la transición de la esclavitud colonial a la modernidad capitalista.

De ellos, Memorias sobre los caminos de la Isla de Cuba (1829), que proponía adaptar las experiencias de Inglaterra y EEUU a las condiciones de la sociedad criolla, constituyó una pieza clave para las transformaciones técnicas del periodo. Cuando el ingeniero militar Félix Lemaur arribó a Cuba para estudiar la construcción del ferrocarril, utilizó este ensayo de Saco, que había sido premiada por la Sociedad Económica Amigos del País.

Otro texto en el que realizó un esbozo integral para la transformación capitalista de Cuba fue Memorias sobre la vagancia en la Isla de Cuba (1830), en el cual reflexionó sobre los rasgos psicosociales del cubano. Al decir del sabio Fernando Ortiz, este ensayo debiera ser texto popularizado, como código cubano de ética en un programa de nacionalismo serio.

En Análisis por José Antonio Saco de una obra sobre Brasil (1832), argumentó la razón por la que, desde su perspectiva, el comercio de esclavos debía desaparecer. Por esta obra, el capitán general Miguel Tacón y Rosique, entonces gobernador de la Isla, lo deportó en 1834. En ella planteaba la abolición del comercio de esclavos, la sustitución del esclavo por el obrero asalariado, la unión de capitales para fomentar el desarrollo industrial, la conversión de las plantaciones esclavistas en pequeñas propiedades agrícolas, la abolición de la esclavitud y el tránsito de un sistema a otro sin producir una crisis económica o social.  

Dos ensayos en los que José Antonio Saco puso de manifiesto la necesidad de la autonomía fueron Carta de un patriota o sea clamor de los cubanos dirigido a sus procuradores a Cortes (1835), y Paralelo entre la Isla de Cuba y algunas colonias inglesas (1837). En el primero expresó que el Gobierno de la Colonia debía ejercerlo una junta integrada por cubanos. Y en el segundo, llamó a crear los Consejos Coloniales, una institución para que fueran los cubanos quienes dictaran las leyes necesarias al país.

La firma del tratado de prohibición del comercio negrero en 1838, las insurrecciones de esclavos entre 1842 y 1843, y su disminución en 1845, junto a otros factores, hicieron que los dueños de ingenios y de esclavos se acercaran a Saco. El crítico literario, poeta y abogado Domingo del Monte le propuso volver a publicar Mi primera pregunta (1837) en una nueva versión, bajo el título de La supresión del tráfico de esclavos en la Isla de Cuba examinada con relación a su agricultura y a su seguridad (1845). El ensayo original argumentaba que la supresión de la trata clandestina podía realizarse sin abolir la esclavitud, y la presencia del esclavo. La edición de 1845, ampliada, reafirmó la necesidad de instaurar una sociedad capitalista en Cuba a partir de la realidad colonial.

La Historia de la esclavitud desde los tiempos más remotos hasta nuestros días fue la obra cumbre de José Antonio Saco. Estructurada en cinco volúmenes, su autor investigó a fondo la esclavitud, uno de los temas claves para comprender el proceso de formación de la nación cubana. El primer volumen se publicó en 1875 en París, y el último, anotado y completado por el jurista y biógrafo cubano Vidal Morales y Morales (1848-1904), vio la luz en 1893.

En 1865, el pensamiento de Saco parecía acercarse al triunfo. En la Junta de Información, a la que resultó electo por Santiago de Cuba, defendió su idea de los Consejos Coloniales para promover la participación de los cubanos en la administración de la Isla. En 1867, al ser disuelta la Junta por los cambios políticos ocurridos en la península, Cuba tomó el camino que el ilustre bayamés quería evitar: la solución violenta mediante la revolución.

Un documento que conserva su actualidad es la carta que Saco escribiera al ministro de Ultramar, Manuel Seijas Lozano, el 23 de marzo de 1865, en la que el cubano refutó los discursos pronunciados por aquel en las Cortes españolas en ese año. Un párrafo de dicha carta pudiera aplicarse perfectamente a los discursos del actual mandatario cubano: "Si V.E. reconoce que no entiende (…), ¿por qué aceptó ese ministerio? ¿No será responsable V.E. de cuantos males puedan sobrevenir a la nación con las desatinadas medidas que necesariamente ha de dictar en materias que no están a su alcance?".

José Antonio Saco fue partidario de las tesis reformistas, favorables a la autonomía, sin necesidad de movimientos revolucionarios. Se le considera el máximo exponente del reformismo en Cuba y la figura política de mayor alcance teórico y conceptual de esta corriente política en el siglo XIX. Su obra sirvió de fundamento a las corrientes autonomista, independentista y anexionista.

A 226 años de su nacimiento, Cuba ha sido retrotraída a la época del ilustre cubano, quien se empeñó en forjar las bases para la transición gradual de la sociedad colonial a una sociedad capitalista. Hoy Cuba se encuentra sumida en un estado inferior al que Saco se propuso transformar.

El absurdo del retroceso histórico sufrido en todos los ámbitos radica en que si fuera posible aplicar las reformas que él promovió, significaría un adelanto respecto al estado de ruina a que ha sido conducida la nación cubana. Estamos, pues, en deuda con José Antonio Saco.

Archivado en
Más información

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.