¿Qué cantidad de combustible necesitó el pueblo cubano para movilizarse masivamente exigiendo libertad?

El Gobierno de Miguel Díaz-Canel ha puesto en evidencia su falta de legitimidad al aceptar que, sin recursos suficientes, no se atreve a realizar actos multitudinarios. Según trascendió en los últimos días, la crisis con el combustible ha hecho que suspendan el desfile por el Primero de Mayo, que tradicionalmente se realiza en todas las ciudades.

Tales actos son utilizados por la propaganda oficialista como "prueba" de apoyo popular. Mientras que sus críticos y opositores lo consideran, en efecto, una prueba, pero del control que ejercen mediante represión y miedo sobre el pueblo.

Las preguntas que se imponen son: ¿por qué hace falta combustible para convocar un acto multitudinario? ¿Es por voluntad popular asistir o es solo una convocatoria controlada que no pueden eludir sin consecuencias?

Responderlas es muy fácil después del 11 de julio de 2021 (11J), cuando el pueblo se manifestó en casi todas las ciudades del país, en una sola tarde, llenando las calles y clamando libertad, sin que fuera necesario un solo litro de combustible. Y los vítores del 11J, incluso sin carteles debido a la espontaneidad, son los verdaderos con los que el pueblo quiere marchar.

Nadie gritó "¡Yo soy Fidel!" ni cantó "La Internacional", allí se gritaba "¡Díaz-Canel singao!", y se entonaba las letras de "Patria y Vida". Y era aquel el mismo pueblo que, con censura y represión sicológica (y física cuando no funciona la sicológica), ha sido arrastrado por décadas hasta las plazas de todas las ciudades. Las mismas plazas y las mismas calles, que por décadas han recorrido en caravanas de ómnibus para fingir apoyo al sistema. Pasando listas que luego se usan para medirlo en el entorno laboral como un mérito o un demérito; ofreciendo meriendas cuando el estómago ruge por la miseria que provocan con su sistema fracasado; y dando fiestas posteriores a los actos, al viejo estilo romano de "pan y circo" para entretener a las masas cansadas de la miseria del alma y del cuerpo.

Un pueblo que es coaccionado a portar carteles que les son ajenos y a gritar las mismas consignas que desprecian, a favor del sistema que los mantiene en la miseria y sin derechos, por supuesto que necesita condiciones para ir a marchar.

La suspensión de los grandes desfiles por falta de combustible tiene entonces varias lecturas en el contexto actual: es signo de decadencia económica del sistema, al igual que de decadencia política. Y ahí está el ejemplo del 11J para corroborar que para una manifestación espontánea, real y sincera no hace falta combustible, solo motivación.

El pasado 3 de abril, la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC), único gremio obrero legal en la Isla, hizo la convocatoria al desfile por el Primero de Mayo, bajo el lema "A la Patria, manos y corazón". Además de celebrar el Día Internacional de los Trabajadores, la jornada estaría dedicada a la "heroicidad del pueblo cubano" por sufrir la actual crisis y a lo que asumen como un "compromiso de los trabajadores en continuar consolidando el modelo económico-social" que, aun sin funcionar, el Partido Comunista continúa imponiendo.

Analistas de la oposición no descartan la posibilidad de que la carencia de combustible no sea la única razón para suspender los desfiles masivos y dejar apenas actos simbólicos, bien localizados, sino también el temor de aglomerar demasiadas personas sin transporte público y con la gastronomía deprimida, en medio de tantas carestías y apagones prolongados. Cualquier chispa podría revivir la llama del 11J y a eso le teme la autodenominada "vanguardia del proletariado cubano".