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Emigración

'Aquí la talla es echar pa'lante': la meta de un cubano al llegar a Miami

'En Cuba El Nene cantaba reguetón, tenía su estudio de grabación, casa, una moto eléctrica y en algún momento manejó un Willys antiguo.'

Miami
Downtown de Miami.
Downtown de Miami. Loving Miami

En lo que El Nene prepara congrí, unos bistecs de res y pica los vegetales, hablamos de Cuba, de cuanto ha empeorado la situación en cuestión de días. En eso me pregunta "si pensaba sacar a alguien en un futuro".

"Aquí la talla es echar pa'lante y, entre las posibilidades, ver si se puede rescatar a cualquier socio fuerte, o a la jeva, para entre los dos formar una película", dice.

"Yo todavía no sé a quién, pero en cuanto tenga el dinero ayudaré a alguien", cuenta como si así devolviera, a lo divino, la oportunidad de haber salido de Cuba.

En Cuba El Nene cantaba reguetón, tenía su estudio de grabación, casa, una moto eléctrica y en algún momento manejó un Willys antiguo.

"Quizás no me faltaba nada, pero me sentía estancado. Ahora te invito a comer porque puedo hacerlo y, porque he tenido que aprender a hacerlo", dice

David, su hermano, prepara y fríe los bistecs con cebolla, El Nene abre una lata de frijoles, la echa junto al arroz, más otro poco de agua, sal, sazón Goya, y sonríe como si fuera un Máster Chef. "En Cuba no podía ir a la tienda y comprar lo que quisiera sin pasar trabajo, aquí te dan ganas de cocinar porque tienes con que cocinar", compara.      

El día que cruzó la frontera fue el número 1.558. De ahí siguió para La Florida y se acogió a las ayudas gubernamentales para los cubanos que entran por frontera. "Me dieron la tarjeta Foodstamps, el Medicare por si me enfermo y me pagaron los estudios en refrigeración, más la opción de pedir un préstamo al banco a pagar en diez años".  

Mientras no tiene permiso de trabajo, debe hacerlo por la izquierda. Durante ocho horas vigila los coches que llegan a un parqueo entre los grandes edificios y puentes del Downtown. Pasa el tiempo dentro de una caseta de apenas metro y medio por metro y medio, con aire acondicionado y, en el trato con los que llegan, va chapurreando el inglés de los latinos, los haitianos, los gringos y el variado espectro de nacionalidades y los acentos que le infunden al idioma.

"Cada carro que parquea paga 10 dólares la hora, con uno que esté un día entero ya está mi salario. No es lo que quiero para toda la vida, pero por el momento me da para la renta y los gastos básicos hasta que tenga mis papeles", comenta.  

A 12 dólares la hora gana alrededor de 1.800 al mes. El dinero trabajado durante una semana se va en pagar el cuarto que comparte junto a su hermano; con cocina, baño y patios comunes para los vecinos de otros tres cuartos conjuntos.

"La habitación costaba 800 dólares, le di muela al dueño para que nos dejara entrar juntos al brother y a mí; pagamos 100 pesitos más, pero a 450 dólares cada uno nos da chance de economizar un poco". Aquí tienen un refrigerador, David juega su play con un televisor de 42 pulgadas y El Nene ha articulado unos brazos mecánicos en la pared para colocar la computadora, el teclado y lo básico para grabar sus canciones.

De donde están al Downtown solo los separa el cruce de un puente, esa simple barrera es el limite entre un barrio de latinos recién llegados y el barrio de los ya establecidos. Las casas que colindan con la del Nene, hacen una pequeña comunidad donde se alquilan por habitaciones. Por fuera tienen la forma clásica de las casas de madera norteamericanas, pero por dentro, están remodeladas con materiales aptos para resistir el intenso calor y la humedad de la zona. Rentar una de esas habitaciones, es la opción más económica para los que llegan pues no tienen que pagar agua ni electricidad.

David hizo un vuelo de La Habana a Miami por ser ciudadano español, ahora debe esperar al año y un día de haber entrado legal a EEUU para optar por los papeles y la residencia. Trabaja junto a su hermano en la misma compañía, velando otro parqueo de la ciudad. Con el presente éxodo migratorio escasean los empleos que no exijan papeles. La primera opción que tienen muchos inmigrantes es la construcción, trabajar en un warehouse o, en ciertos restaurantes y negocios de comida privados, en ocasiones flexibles para recibir meseros y lavaplatos indocumentados.

Al Nicaragua librar de visado a los cubanos, esta se convirtió en una vía de escape ante la crisis económica, política y social en la Isla. Desde octubre  —comienzo del año fiscal 2022— hasta mayo de este año, entraron cerca de 79.000 cubanos por la frontera sur de EEUU, según refirió The New York Times.

Entre los migrantes que suben al norte, se dice que "los coyotes cobran menos a los que vienen de la isla que al resto de las nacionalidades". Los cubanos y los venezolanos, por las situaciones políticas de ambos países, cuentan con ciertos beneficios migratorios para entrar en territorio norteamericano y alcanzar estatus legal. Quienes proceden de otros territorios deben cruzar sin ser descubiertos. Si caen en un centro de inmigración, tienen mayores posibilidades de ser deportados. Por ello, muchos de los que logran atravesar poseen varios intentos previos.

José llegó con 10 años en 1970, ha visto Miami emerger y cuenta "que los grandes edificios entrecruzados por los anillos de los expressway y líneas del tren aéreo fueron levantados con el esfuerzo y trabajo de los exiliados a lo largo de estos 60 años". Hay a quienes les gusta la ciudad y no pueden vivir sin el estrés que genera y, a otros, les parece "una extremidad de Cuba con más dinero y comida", y prefieren asentarse en otros estados al norte. Sin importar la forma de llegada ni las apreciaciones personales, la mayoría sienten que la vida les cambia. Aquí hay quienes celebran su cumpleaños y el día que pisaron esta tierra.

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5 comentarios

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Profile picture for user Proscopito Arrechabaleta

Si no son niches, que se vayan más para el norte en cuanto puedan.

no no deja eso aunque sean blancos que se queden ahi

Historia de exito???

Profile picture for user El Santo

Bueno Chancla, sólo con el bistec que se están lanzando, ya es una historia de éxitos.

Ser libre no tiene precios este es un ejemplo de lo que significa ser libre con poco pero felices , si no cambian seguro lograrán sus sueños