"El 17 de mayo es una fecha que en Cuba no nos ha reportado grandes alegrías. Salvando las congas, las marchas, las declaraciones y disculpas que con uñas largas los activistas cubanos han logrado arrancar, sigue siendo una fecha teñida por la represión del Gobierno, por el pinkwashing y por una cicatriz inmensa del pasado doloroso que en Cuba ha tenido a la comunidad LGBTIQ+", dijo a DIARIO DE CUBA Manuel de la Cruz, poeta, escritor y periodista independiente.
"El futuro sigue siendo incierto. Se han dado pasos a favor de un Código de Familia más inclusivo, mientras el Gobierno retiene en prisión a disidentes LGBTIQ+ y reprime a periodistas y activistas gays y trans", añadió.
El 17 de mayo de 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades psiquiátricas. Este hecho fue un gran paso de avance para las comunidades LGBTIQ+ y la fecha se eligió para conmemorar el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia.
La decisión de la OMS fue un peldaño en una lucha que continúa hoy. A nivel mundial, esta fecha es un día de festejo de los avances del colectivo LGBTIQ+ y concientización ciudadana.
En Cuba, el estatal Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), dirigido por Mariela Castro, promueve el activismo LGBTIQ+ por la parte oficialista. Sin embargo, margina a los activistas opositores y nunca ha pedido disculpas públicas a la comunidad por los agravios que el Gobierno de los hermanos Castro le ocasionó; entre ellos, las llamadas Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), campos de trabajo forzado en los que entre los años 1965 y 1968 fueron sometidos a "reeducación" jóvenes que no entraban en los cánones socialistas por razones religiosas, políticas o por su orientación sexual.
Buena parte de las víctimas de esos campos de concentración fueron homosexuales. No obstante, la propia Mariela Castro los ha comparado con "escuelas al campo".
A pesar que los tiempos han cambiado, muchas de las reivindicaciones de la comunidad LGBTIQ+ siguen esperando.
"La democracia participativa, esa que nos daría el espacio para conquistar nuestro verdadero lugar en la sociedad civil, aún se ve difusa en el horizonte, como si para que llegara hiciera falta un milagro", dijo Manuel de la Cruz.
"Hablar de comunidad es casi por gusto en estos momentos, sobre todo, porque todo el mundo tiene la vista puesta en el Código Penal", apuntó por su parte Kianay Anandra, feminista y periodista independiente. "Es un poco tarde a estas alturas, porque los proyectos de leyes estaban saliendo desde finales del año pasado y nadie estaba conectado con eso, sino con hacer campañas contra el Código de las Familias, alegando que era un lavado de cara del Gobierno. Acá incluyo a ciertos opositores con cierto renombre y público que sacaron el hashtag #YoVotoNoalCódigodelasFamilias".
"En cuanto a derechos, Cuba se ha dado toda la lija del mundo pese a las exigencias de uno de los cuerpos de activistas más sólidos de este país, que es la comunidad LGBTIQ+. Ya vamos por la 25 revisión de un código que ha sido una papa caliente más que un documento legislativo", añadió Anandra.
"Súmale a ello que en ese código quedan contempladas una parte de las exigencias, pero la más importante de todas es una Ley de Identidad de Género que aún no está. Si no se pone nombre a las personas, nunca se les va a reconocer sus derechos", concluyó.