Back to top
Opinión

La segunda venida de Fidel

'Cada cierto tiempo sale un intelectual oficialista y denuncia en público el problema de imagen en que se halla el régimen revolucionario.'

Madrid
Ilustración
Ilustración Diario de Cuba

Ahora es el turno de Jorge López Velázquez, joven periodista. Cada cierto tiempo sale un intelectual oficialista o cercano al oficialismo y denuncia en público el problema de imagen en que se halla el régimen revolucionario.  

"La revolución tiene que ser lo cool, como los jóvenes le dicen, lo sexy", propone López Velázquez en la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). Y hace más de una década, era el escritor Víctor Fowler quien lanzaba en el VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) un ultimátum como este: "Cualquier posibilidad futura para el socialismo pasa antes por la obligación de tener swing".

Fowler y López Velázquez claman por lo mismo: coolness, sexiness y swing para una revolución sexagenaria. Echan en falta en ella algo que solo alcanzan a nombrar en inglés, y el hecho de nombrarlo en otro idioma indica que tendrá que venirles de afuera. Cuesta dólares, será necesario importarlo o hacerlo llegar como remesa.

Además de la recurrencia al inglés, Fowler y López Velázquez comparten otro rasgo: la falta de swing en sus personas. Un detalle que cabría pasar por alto de no meterse ellos en asuntos de imagen. ¿Cómo podrían entonces reconocer lo cool? Lo cool podría cruzarle por al lado sin que ellos consiguieran detectarlo.

Digamos que cool y sexy y swing son denominaciones del carisma. Están hablando entonces de la pérdida de carisma de la revolución cubana. Porque existe una base y una superestructura (lo asegura la doctrina marxista), y por encima de esa base y esa superestructura, se encuentra el carisma, tal como indica el pensamiento mágico revolucionario.

Con carisma es posible lograr una poderosa superestructura que no responda a una base económica indeseable. El carisma aporta la solución mágica: rompe las sujeciones, hace que la superestructura flote por encima de la base igual que una nube flota sobre un lago. Es como si la cabeza se separara de los hombros para alcanzar mejores pensamientos, para no verse obligada a razonar bajo el dictado del estómago. De esta manera, cuando una revolución está imbuida de carisma, sus dirigentes pueden arrasar con el país y, no obstante, convencer al mundo entero de los logros de la revolución que construyen. ¿No ha sido esta la historia de Cuba desde 1959 hasta hace poco?

Cuando López Velázquez y Fowler claman por una recarga de carisma para la revolución, lo que piden es inmunidad internacional para que la gerontocracia castrista siga arrasando Cuba, Venezuela y cualquier otro lugar donde se infiltre. Y, por descontado, estos asesores de imagen cuentan con intereses personales en la campaña que hacen. Ya que les toca en suerte recibir como prebendas unos bienes que en otras sociedades alcanzarían con tan solo un empleo, ellos confían en que, en caso de arribar, el carisma también se derramará sobre sus personas. Tendrán, al fin, un poco de swing en sus respectivas vidas.  

Por eso repiten el mismo deseo incumplido e incumplible. Las suyas son voces que profetizan la segunda venida de Fidel, que insuflará vida en los discursos desteñidos con que se desempeñan.

Más información

12 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.

La imagen de la robolucion fascista es una tela negra de fondo.

A Víctor Fowler lo inflaron los principales intelectuales de su generación, porque necesitaban alguien negro en la foto. Gajes del populismo multiculturalista.

Discrepo de Prats Sariol. A mediados de los 80 del siglo pasado, cuando Fowler empezó a publicar, no primaban esas exigencias de representatividad. Y, de haber existido, pertenecerían a las instituciones, no a los escritores que empezaban junto a Fowler, entre los que me cuento. Por otra parte, inflado o no por razones extraliterarias, Fowler tiene suficiente talento como hacerse un lugar en el espacio literario cubano.

Bueno Díaz-Canel y Raúl son muy sexy cuando están solos. Todos ellos viven de una sociedad desgastada... y lo único nuevo será cuando el pueblo de Cuba los borre para siempre. Esta cúpula MAFIOSA no tendrá para donde correr y sus ''imágenes'' caerán rápido en el basurero de la Historia.

El hábito no hace al monje. La dialéctica no retrocede. Ya murió el asesino mayor, el segundo está matao, el castrismo está sin control.

Profile picture for user Nico

Lo que pasa es que la imagen va de la mano del concepto. Y sucede también que conceptualmente el régimen es un fósil político e ideológico, por más que le llamen ''revolución' y quieran revivirlo. La narrativa revolucionaria no mola, no puede ser guay o cool, no puede tener swing ni mendó. Al desgaste inevitable del tiempo se suma lo desesperado de la situación económica, el estado deplorable del país y la falta de esperanzas en un futuro mejor. El discurso del castrismo no resulta atractivo en medio de la desgracia nacional, ahora agravada por la pandemia, los precios prohibitivos y la represión in crescendo. No lo era ya en vida de Fidel, cuyo carisma se volvió chochera y moringa. ¿De qué manera va a entusiasmar y ser cool un régimen antediluviano y un sistema universalmente fracasado? Ni que la gente fuera masoquista. El rechazo al castrismo entre los jóvenes es proverbial. Y entre los viejos, con jubilaciones irrisorias, tres cuartos de lo mismo. Aquello no hay quien se lo dispare.

Excelente análisis, Antonio.

Profile picture for user Ricardo E. Trelles

// Sin su máximo líder están perdidos //
Fidel Castro se hubiera entendido... ¡con Trump! (y le hubiera sacado la vida, claro).
Hubiera aislado desde el principio a los contaminados con el Covid ( lo hicieron al principio, pero nunca como con la manito de FC), limitado a los turistas y controlado a quienes hicieran contacto con ellos.
En cuanto a la Web, bueno, ya eso le hubiera sido dfícil incluso a FC. Siempre hubiera tenido que seguir con la suerte de lo deficiente que la emplea su contraparte.

Profile picture for user Ana J. Faya

Ese régimen, incluso bajo Fidel Castro, cada cierto tiempo se entretiene en darle cuerda a lo de la imagen. Por supuesto, sin hacer ningún cambio de importancia, ni siquiera de relativa importancia. Entre mis pesadillas están las de reuniones del PCC dedicadas a eso, a la imagen que la prensa proyectaba. Ojo, que no es lo que los dirigentes proyectan, es eso otro que Ponte bien describe como una nube que flota, porque a los dirigentes no se les toca. Después de un par de horas en esas reuniones hablando catibía llegaba el momento culminante cuando alguien preguntaba: "¿Y cómo se le dice al Comandante?" Y ahí se acababa el asunto. Que López Velázquez y Fowler le digan a Raúl Castro, a Machado, Ramiro Valdés y hasta al Ingeniero que tienen que ser más sexys, verán que la idiotez se acaba ahí mismo.

Esta gentuza vive en una burbuja, ven que el régimen es un completo desastre, pero creen que puede revitalizarse, que el marxismo-castrismo se saldrá con la suya como en otras ocasiones gracias a los tontos útiles pequeño-burgueses como algunos presidentes de los EEUU. Estos pseudointelectuales que han vivido muy bien a la sombra de una feroz tiranía está vez están equivocados, el castrismo está en las últimas, ya ha agotado a la sociedad, ya ha arruinado a otro país antaño muy rico, Venezuela, y ahora está desesperado buscando otro que siga pagando la fiesta, pero las cosas son muy diferentes, la comedia e finita. Lo que estos pseudointelectuales no saben es que el régimen ya no puede ocultar sus crímenes, como en otros tiempos y cada vez se ve más acorralado en sus actuaciones represivas, está demasiado preocupado por la opinión internacional, especialmente por Biden, que es el único que puede darles oxígeno.

Profile picture for user padre Ignacio

Así como los testigos de Jehovah, una legion de caracoquistas se prepara para la segunda venida del señor con mucho swing y sobre todo en posiciones sexy. Magníficos y amenos los artículos de Ponte, siempre bienvenidos.

Profile picture for user Amadeus

Magnífico análisis de Ponte, que se ha convertido en el azote a los disparates del régimen.