Orlando Márquez, quien fue durante 25 años portavoz del Arzobispado de La Habana, contó en un texto publicado en la revista Otra Palabra que Miguel Díaz-Canel, quien se desempeñaba en 1998 como primer secretario del Partido Comunista de Cuba en Villa Clara, presionó a la Iglesia Católica para que durante la visita que realizó ese año a la Isla el papa Juan Pablo II efectuara su misa en el memorial dedicado al Che Guevara en Santa Clara.
"Al pensar en monseñor (Fernando) Prego", el entonces obispo de Santa Clara, "no puedo evitar el recuerdo de su desasosiego cuando las autoridades locales le propusieron que aquella misa papal fuera celebrada en la Plaza de la Revolución Che Guevara", escribió Márquez, quien formaba parte de la Comisión preparatoria conjunta del Gobierno y de la Iglesia para la visita del pontífice.
Al llegar a Villa Clara, contó el exportavoz del Arzobispado, "sin perder su compostura episcopal, pero en un lenguaje que denotaba su sufrimiento interior y la necesidad de ayuda de los presentes, monseñor Prego dijo que las autoridades provinciales le habían propuesto recientemente, con insistencia y de un modo que no dudaba quería ser conclusivo, que la misa tuviera lugar en la Plaza Che Guevara y no en la Loma del Capiro, como ya se había discutido inicialmente".
Las mayores preocupaciones de monseñor Fernando Prego Casal estaban relacionadas con "las interpretaciones o consecuencias de una misa papal en aquel lugar con una significación ideológica propia tan fuerte y alejada del mensaje cristiano, lo cual podría alterar todo el sentido religioso de la celebración", recordó Márquez.
En su texto, el exportavoz del Arzobispado de La Habana dejó entrever que el traslado de los restos del guerrillero argentino hacia el mausoleo en Villa Clara pudo estar relacionado con la visita del papa. Márquez aseguró que desde tiempo atrás las autoridades cubanas tenían conocimiento del lugar donde yacía el cadáver de Guevara, entre otras vías, a través de unos religiosos bolivianos.
"Alguien decidió que el mejor momento para resucitar la memoria del Che Guevara era aquel en que coincidían los treinta años de su muerte con la preparación de la visita del papa, sumo pontífice de dios en la tierra, quien podría bien celebrar una misa en aquel otro templo, el de la Revolución, en el altar del guerrillero", escribió Márquez.
Afortunadamente, el sacerdote jesuita Roberto Tucci, responsable de los viajes del papa en aquel entonces, rechazó la propuesta al afirmar que pese al respeto que suscita la figura de Guevara en la Isla y otros países de América Latina no podrían colocar "al santo padre en una situación que trasmita un mensaje de confusión a los católicos, ni de Cuba ni del mundo".
A las autoridades cubanas, según el testimonio de Orlando Márquez, no les quedó otra opción que permitir que la misa se realizara en los terrenos de la escuela de deportes de Santa Clara, a los pies de la Loma del Capiro
A pesar del incidente, Márquez afirmó que el monseñor Prego Casal no mostró resentimiento hacia Díaz-Canel, pues este, tras mucha insistencia, entregó en 1995 a la Iglesia "la gran estatua de mármol de la Inmaculada Concepción que alguien ordenó, en una madrugada y como quien comete un crimen, arrancar de su pedestal a la entrada de la ciudad poco después del triunfo revolucionario".
"Redescubierta accidentalmente a mediados de los ochenta sepultada en un charco fangoso, fue escondida nuevamente durante otra década por las autoridades provinciales hasta que fuera complacida la solicitud del padre obispo, quien la colocó frente al portón de la Catedral, donde permanece con sus daños y manchas indelebles, como huellas del ultraje. Le llaman la Virgen de la Charca", finalizó Márquez.
Como el Papa finalmente no hizo la misa ahí, años después a los jerarcas se les ocurrió lo de la boina del ché que llevan en procesión para que la gente le haga ofrendas y promesas cual San Antonio milagroso.
Lo de esos comunistas cara de palo no tiene remedio.
.....y Juan Pablo II susurró al oído de Díaz Canel: ¿no crees que sería mejor un exorcismo?
Entoces la macabra propuesta no se le volvió a mencionar más al sumo pontífice.
Coincido con el forista. Hay que ser un gran hijo de puta como el payaso Canelo para pensar en consagrar las cenizas de ese puerco asesino que fue el “Che”, que ni siquiera su ejecución pagó por los asesinatos que cometió en La Cabaña y durante su nefasta existencia. Cuando llegue el momento, cuando sea; hay que dinamitar ese lugar y la piedra del tirano en jefe y tirar los estos en un basurero.
Tremendos hijos de puta son estos depravados comunistas y hay quien todavía los siguen pa su mecha.