El Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba (MINCEX) aseguró que en 2020 consiguió inversiones foráneas por más de 2.000 millones de dólares, a través de 30 negocios autorizados en la Isla.
El director de Inversión Extranjera del MINCEX, Carlos Luis Jorge, dijo que esto ocurrió pese a que las fuentes especializadas pronosticaron una caída superior al 40 por ciento en los flujos inversionistas a nivel global, y al embargo estadounidense, informó la publicación Negocios en Cuba, de la agencia estatal Prensa Latina.
Según las cifras oficiales, entre 2017 y 2018 el Gobierno cubano aprobó negocios por montos de inversión superiores a los 2.000 millones de dólares anuales. En 2019, los números cayeron a 1.800 millones de dólares.
Las autoridades de la Isla han dicho que el país necesita inversiones extranjeras de al menos 2.500 millones anuales.
Carlos Luis Jorge consideró que, teniendo en cuenta el contexto, el resultado de los últimos años es "satisfactorio, mas si se tienen en cuenta las potencialidades y necesidades del país, aún estamos insatisfechos".
Jorge dijo que en cada organismo de la Administración Central del Estado hay personal que se ha ido capacitando en los procesos relacionados con la inversión extranjera. Añadió que la llamada "cartera de oportunidades" —las posibilidades de negocios que ofrece el Gobierno a los inversionistas— hay actualmente más de 500 proyectos en prácticamente todos los sectores de la economía.
Aunque los funcionarios cubanos dicen que la inversión extranjera es una prioridad y se han "flexibilizado" las normas, los empresarios extranjeros se quejan de la alta burocracia del Gobierno, que aprueba uno a uno los proyectos, la imposibilidad de contratar personal sin la mediación del Estado y las dificultades para repatriar capitales, entre otros problemas.
Jorge dijo que, en este momento, una de las prioridades a la hora de aprobar proyectos con inversión extranjera es que contribuyan al incremento de las exportaciones y a la "sustitución efectiva de importaciones".
En cuanto a los sectores estratégicos, mencionó la generación de electricidad de fuentes renovables de energía, la producción de alimentos.
El funcionario no mencionó a qué sectores corresponden los 30 proyectos "aprobados" en 2020.
Dijo que uno de los resultados a los que se aspira el Gobierno cubano es lograr encadenamientos industriales, "lo mismo hacia adelante que hacia atrás".
"El primero de ellos, sobreviene cuando ese negocio tributa a otro escalón de la cadena productiva, como sucede, por ejemplo, con la empresa cubano-española Bravo S.A., que elabora alimentos cárnicos y los suministra al turismo, a modalidades de inversión extranjera o a otras entidades, y evita que estos compradores los importen", explicó.
"El segundo sería lograr que la empresa, en vez de comprar a un fabricante internacional las materias primas para sus elaboraciones, las adquiera en el mercado local, lo que demanda mayor competitividad y calidad", añadió.
Las declaraciones de los funcionarios cubanos revelan con frecuencia el desfase del país con respecto a mecanismos económicos consolidados desde hace décadas en prácticamente todo el mundo.
Jorge dijo que las autoridades han aprobado proyectos de ese tipo para la producción de carne de cerdo y de pollo, "pero se quiere, también, que involucre la preparación de, al menos, una parte del alimento animal, la aplicación de la genética, el empleo de materiales propios en la construcción de la obra civil, o la instalación de una planta de embutidos, entre otros".
En cualquier caso, los cubanos no notan por el momento los "beneficios" de esas inversiones. Desde hace varios años los habitantes de la Isla sufren una severa escasez de alimentos, sobre todo de productos cárnicos.
El director de Inversión Extranjera del MINCEX afirmó que los procesos de inversión permiten la participación "de las formas de gestión no estatal", pero "siempre que estas posean personalidad jurídica".
"En la misma medida en que estos actores amplíen sus posibilidades de desenvolverse en la economía tendrán más oportunidad de encadenarse con esos proyectos, máxime cuando la inversión foránea no niega este tipo de alianzas", dijo el funcionario sin mencionar las trabas que impone el Estado cubano al sector privado.
Puso como ejemplo la empresa mixta Tropical Contramaestre S.A., de Santiago de Cuba, cuyo objetivo es la elaboración de bienes agrícolas industrializados.
"Algunos de sus proveedores son campesinos independientes, aunque pueden ser lo mismo cooperativas que entidades estatales porque sobre esto no hay distinción", señaló.
"En el país rige un principio de poner en condiciones similares a todos los actores de la economía, en la manera en que cada uno de ellos tenga permitido", dijo el funcionario, aunque la carga impositiva, la falta de insumos o la venta de estos a altos precios, la inexistencia de un mercado mayorista, los topes de precios al sector privado, y la política económica favorecen al sector estatal.
Jorge reconoció que la inversión extranjera aún "no alcanza los niveles que tiene que ocupar dentro de la economía" cubana.
"Parte de lo que queda por hacer es seguir adecuando el entorno institucional, la forma en que se trabaja, y continuar generando facilidades", enumeró.
Mencionó entre los elementos "en los que tenemos insatisfacciones" a las entidades empleadoras. "Debemos insistir en que estas instituciones cumplan la función para la que han sido diseñadas, que es apoyar al inversionista en el reclutamiento y la superación de la fuerza de trabajo, y que no se consideren un obstáculo que encarece y dificulta", dijo.
Los inversionistas se quejan de que estos intermediarios —que además cobran los salarios y entregan a los trabajadores una parte— limitan la libertad de la empresa a la hora de elegir y contratar a los trabajadores, y constituyen una intromisión del Estado en los negocios.
Jorge no precisó si hubo empresas extranjeras que cancelaron sus negocios en Cuba durante 2020.
El gobierno miente con esa cifra de inversión extranjera. Es así de simple. Y miente porque no hay forma alguna de verificar dicha cifra de modo serio, independiente y no politizado. Y quienes pueden abrir la boca al respecto en el extranjero no la van a abrir, por miedo, o por complicidad con la dictadura.
La finca privada de Castro and Co nunca va a producir ni sal marina. Mientras no se arranque de raíz y se cambie el sistema económico político y social comunista. Han pasado muchos años desde que F Castro diera un auto golpe de estado, casándose con los soviéticos e imponiendo a la fuerza el estado comunista en la isla por el que nadie luchó.
El gran problema de la plantación es que no existe seguridad jurídica y el mundo bursátil existe un dicho que dice que no existe nada mas cobarde en la vida que un millón de pesos. Muchos empresarios extranjeros han salido timados de la isla
La cuestión es cuánto va a durar esa fábrica poduciendo pañales. La expericencia revolucionaria no ha revelado que en cualquier momento se para por falta de piezas, falta de materia prima o cortaron los suministro porque les quitaron el fíao. Nada en Cuba se ha producido con continuidad.
Lo del gobierno siempre sera anunciar que dan un paso adelante y en la practica dar dos hacia atras, así llevan mas de medio siglo.
El director de Inversión Extranjera del MINCEX afirmó que los procesos de inversión permiten la participación "de las formas de gestión no estatal", pero "siempre que estas posean personalidad jurídica". Por cuanto en esta vida se necesita personalidad jurídica para criar puercos, gallinas o chivas, mientras se sigan atracando de esta manera no van a conseguir nada.
En Vietnam, país que salió del socialismo y donde durante años hubo una horrible guerra interna y contra EEUU, son capaces de montar una fábrica de culeros en Cuba. Esos funcionarios como el tal director de inversión extranjera del MINCEX no saben ni por donde empezar.
Entre merolicos y mediocres anda el juego...
Eso es del pasado. Los rusos retiraron o cancelaron sus inversiones por ''falta de liquidez y dinamismo'' de la parte cubana. El Mariel no se desarrolla ni empujándolo por lo obsoleto de sus instslaciones y la falta de interés de inversionistas importantes.