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Bitácora de cuarentena

A lo mejor dura menos este encierro

La autora escribe en La Habana una bitácora en tiempos de pandemia para su hija de 18 meses.

La Habana
Nina lee sobre Alfonsina Storni.
Nina lee sobre Alfonsina Storni. DDC

Hija, ¡qué calor siento! Del que hace que quieras desprenderte la piel para que respire. Pero si me baño tengo que acostarme. Estoy más que exhausta, destruida. Y la prolactina aguantaría hasta que el agua corra por este cuerpo y la refresque.

Decía mi abuela María que las personas cuando no saben qué decir hablan del clima. Mamá no sabe qué escribirte. Casi todo lo vivido hoy ha sido desde la promesa de no divulgarlo. Y Mamá sabe guardar secretos porque eso también saben hacer los periodistas, aunque parezca que no. Durante años he construido esa ética que no dañe a otros, si esos otros son vulnerables de algunas maneras. Quizá todo esto que te oculto, que te he ocultado durante el día, sea público al algún momento.

No entiendo cómo puedes dormir así o, mejor, entiendo que ayer despertaras a la 2:00 AM para dormirte a las 5:00 AM. A eso debemos no haber visto salir el sol. Mamá ama los amaneceres solo cuando son en la playa, en el mar. Mamá es noctámbula. Prefiere los ocasos. Mamá es una mujer de ocasos. Mamá necesita pocas horas de sueño, aunque dos o tres son muy pocas ahora.

Hoy estuviste más pendiente de las tecnologías que de costumbre. A mamá le da miedo eso. Sé que tienes que ser una criatura de tu tiempo y eso estimulo. Pero temo a lo que la tecnología pueda hacer a tu cabeza, física y psíquicamente, a tus ojos, a tu cuerpo entero. Mamá quisiera que fueras una mujer de este tiempo, del que te tocó antes del nuevo coronavirus, del aislamiento social, de la distancia, del heroísmo contra el egoísmo.

Deseo tanto que viajes a lugares increíbles con un buen libro como que dediques algún tiempo a los videojuegos, que veas series de TV (mamá no está diseñada para productos seriados ni los que reconoce superiores) y no te olvides de abrazar a los árboles, de tocar su tronco y preguntarte cuánto tiempo ha vivido, y respetar eso. Quiero que hables con las personas, que le mires a los ojos con los tuyos color tarde triste (mirar a los ojos no es garantía de honestidad, como dicen; hay gente que lo hace y miente mucho). Quiero que juegues con las formas de las nubes y que cuentes estrellas, que le aúlles a la luna. En eso te voy acompañando, incluso en lo difícil de esta cuarentena.

Es increíble la cantidad de productos comunicativos para la infancia que promueven actitudes contra las que lucho, dentro y fuera de mi cabeza. Incluso los hay que parecen ingenuos. Pero atemorizan. Los hay de siempre, de cuando mamá era chiquita. Me dan pavor. El patriarcado impone sus roles para niñas y niños. Y el color rosado se puede ver hasta en la música. (Hasta ahora pareces preferir el azul.) Esto y las familias son el primer paso. Después llega la escuela. Pero no me quiero atormentar con ese momento.

Me enfrasco en una curaduría en la que, por más rigurosa, siempre se me escapa algo. Cuando lo vemos juntas, tiemblo disimuladamente y trato de explicarte que el mundo ha cambiado, está cambiando, por suerte.

Justo a la hora de dormir, decidiste no parar de hablar. Tu castellano es increíble. Estuviste media hora que si el pulpo se disfrazó de elefante, que si tú eres una elefantica, que si el ventilador, que si Juana Azurduy, que si los piratas, que "Pimpón es un muñeco muy lindo y de cartón", que si el payaso Trompoloco navegó en un barco de papel, que si te encanta la piscina...

Hasta que sentiste los aplausos de las 9:00 PM y me pediste sumarte desde la ventana. Quizá no fueron los aplausos que más sonaron, pero aplaudiste en la ventana, Nina. Todas, señales de que vas creciendo por segundos. Ojalá señales de que vas creciendo feliz en medio de esta barbarie.

Hija, y quiero agradecerte, otra vez. Eres, hasta aquí, mi mejor compañera de piso, la mejor amiga que podía imaginar, la más divertida. ¡Ah!, me encanta tu vocecita.

PD: Leo que Reino Unido y Suiza podrían tener listas vacunas contra el nuevo coronavirus entre septiembre y octubre. Cuba trabaja en algo similar como ya te comenté. Pero no somos muy transparentes con fechas ni procederes. A lo mejor dura menos este encierro, Nina, según las noticias.

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Se agradece leer estos escritos por estos días.