Que Cuba y la Unión Europea (UE) son socios económicos, es sabido. El bloque europeo es el principal inversionista en Cuba y su mayor socio comercial. Y ahora, gracias a los pronunciamientos de Federica Mogherini, alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, conocemos que el Gobierno cubano comparte "compromisos con el multilateralismo y con un sistema internacional basado en normas" con la UE.
La frase anterior tiene muy poco que ver con los derechos humanos, no hay que hacerse ilusiones. Mogherini hizo tanto hincapié en el unilateralismo de las sanciones económicas de EEUU sobre Cuba, que el multilateralismo del cual habla no significa más que oportunidades de inversión e intercambio económico. El sistema internacional basado en normas alude a la Ley Helms-Burton en sus más recientes desarrollos, no a ninguna norma que el régimen cubano se vea necesitado de cumplir para seguir su acuerdo con la UE.
El recién concluido Consejo Cuba-UE ha sido una cumbre tripartita fallida, dada la ausencia de EEUU, que fue de quien más se habló, al menos en la conferencia de prensa. EEUU falla siempre al régimen cubano, incluso cuando asiste e incluso cuando sus leyes hacia Cuba se hacen menos duras. No hay más que recordar la comparecencia en un teatro habanero del presidente Barack Obama, insistiendo en el asunto de los derechos humanos y recomendándole al general Raúl Castro que no tuviera miedo a hacer cambios.
La UE ha triplicado la ayuda económica al régimen de la Isla. En su rueda de prensa junto a Bruno Rodríguez, Mogherini mencionó en repetidas ocasiones la "actualización de la economía cubana". En cambio, a los derechos humanos y a Venezuela se refirió solamente una vez, y muy de pasada.
Venezuela alcanza récords mundiales de emigración y violencia. La emigración desde Cuba no cesa. En ambos países se violan flagrantemente los derechos humanos, y en ambos países tiene responsabilidad absoluta o compartida el régimen cubano. Ampliarle fondos a ese régimen sin siquiera poner más contundencia retórica en la defensa de los derechos humanos, contribuye a "actualizar" la represión, tanto en Cuba como en Venezuela. Equivale a subirle la oferta de dinero al secuestrador para que este le hunda más el cañón en la carne a sus secuestrados.
Y que siga la inversión europea.