La Habana, "la capital de todos los cubanos", cumple 500 años este noviembre. Celebraciones oficiales y descontento social por el deterioro de la ciudad se juntan en esta fecha. A la mirada turística se enfrenta la realidad de una urbe envejecida y cubierta de basura, cuyos habitantes se sobreponen a las carencias del transporte y el desabastecimiento.
DIARIO DE CUBA inicia una serie para mirar La Habana a través de los ojos de dos de sus moradores, quienes en entregas semanales nos narrarán cómo viven esta ciudad de 500 años. Ellos son la poeta cienfueguera Katherine Bisquet Rodríguez y el historiador del arte Jorge Peré Sersa.
A Peré Sersa, nacido en la capital, le preguntamos cómo define a los habaneros…
Jorge: "Sí. Nací en esta bendita ciudad. Definir a los habaneros... Esa pregunta luce más apropiada para aquellos que no han nacido aquí, en La Habana. Se hace complejo definir el carácter de un habanero. Que en mi caso sería una autodefinición. Hay mucho fundamentalismo en eso. Igual, Alexander Abreu, aporta una definición 'concreta' sobre el hecho, que podría parafrasear jocosamente: 'tienes que haber nacido en La Habana'. En fin. El habanero es ecléctico, disperso. Cosmopolita a su manera. La génesis de todo el mal y el buen gusto que inunda esta Isla. Me gusta definirlo por contraste. Frente a cuatro modelos distintos de la llamada 'esencia' cubana: el matancero, el villareño, el camagüeyano y el santiaguero. Un habanero, entonces, es la sumatoria de esos cuatro arquetipos, más lo que sobra (sutil ecuación). Tenemos la arrogancia matancera, la bondad que distingue a Villa Clara, la elegancia y el refinamiento de Camagüey, y la picardía y el relajo de Santiago de Cuba."
Bisquet es una "habanera adoptiva", una de las tantas personas que emigra de provincia a la capital…
Katherine: "Yo emigro de la Ciudad Nuclear (Cienfuegos) a La Habana como quien emigra de Cuba a otro país. Mi carrera de Letras correspondía a la Universidad Central de Las Villas, entonces me cambié de dirección, pasé por la agónica burocracia, luché una capacidad en la beca de la Universidad de La Habana (F y 3ra, Vedado), soporté la negativa de mi familia habanera que con el paso de los años me consintió, viví cinco años becada, y pasé trabajo como todos, hasta el colmo de lo inadaptable. Fue todo una empresa, para mí hasta necesaria, aprendí y desaprendí, como debe ser."
¿Cómo ves La Habana?
Katherine: "Primero la vi deseada (bella). Luego asequible (maternal). Ahora maltrecha (senil). Ambas (La Habana y yo) hemos caído, como es natural, en las inclemencias del tiempo. Mientras, el mismo tiempo me ha dado una profundidad espacial mucho más nítida. Y en este añadido proteico, he visto con extrañeza demasiados achaques que no devienen de la crudeza del tiempo en la intemperie natural. Tal parecen los achaques como si de músculos atrofiados prensados en un tubo de ensayo se tratara."
Jorge: "La Habana se ve como lo que es: el último vestigio, no globalizado, de Occidente. Una ciudad perdida en su propio cosmos. Un no lugar donde converge todo, y a la vez se hace el vacío y la ignorancia. La Habana es un apocalipsis continuo."
¿Qué es lo que más te gusta de la ciudad y lo que menos?
Jorge: "Lo que más me gusta es todo lo que está dejando de ser. Amo lo espontáneo, esa mezcla entre ligereza y seriedad. Amo el choteo. En cambio, lo que menos me gusta es la segregación social que se vive hoy día. Hay microgrupos sociales, como partidos no fundados. La comunidad LGBTI, los repas, los mikis, los frikis (que son menos), y todos esos seudogrupos, han hecho de sus conflictos el centro del universo. Y en esa lógica se pierde de vista el gran problema; el problema común que tenemos todos: levantar un país, hacer que funcione para todos."
Katherine: "Lo que más me gusta de La Habana es su actitud pretenciosa, que ostenta una grandilocuencia que te hace pensar por unos minutos que estás en una capital. Lo que menos me gusta es que, terminado el ensueño, te das cuenta de que eso que pensabas capital es tan provinciano como el resto de las ciudades del país."
¿Qué vaticinas sobre La Habana en su 600 aniversario?
Katherine: "Vaticino una ciudad igualada a las ciudades del mundo. Una ciudad en desarrollo, con una población nueva, turística. Eso, si creemos que el mal no dura 100 años, de lo contrario estaremos viendo una Habana congelada en el tiempo (como la de ahora)."
Jorge: "Bueno, no soy un profeta. Pero vaticinar... Es difícil vaticinar en Cuba. Mejor me siento a mirar. Soy un espectador atento. Saco mis conclusiones y eso es lo que escribo. Si vaticinan algo mis artículos, entonces habría que interrogarlos a ellos."