Es indudable la preocupación de los gobernantes cubanos acerca de la pobre gestión de las distintas formas de producción agropecuaria (granjas estatales, cooperativas y usufructuarios de tierras ociosas), en lo concerniente al abastecimiento de productos del agro a hoteles y otros centros turísticos del país.
Así quedó demostrado en sendos trabajos periodísticos aparecidos en el diario Granma ("¿Quién abastece al turismo?", correspondientes a los días 28 y 29 de mayo). Ellos, que acostumbran a controlarlo todo, fueron tan "espléndidos" en ese sentido, que a partir de octubre de 2013 habían permitido —mediante resoluciones emitidas por los Ministerios de la Agricultura, Finanzas y Precios, y Turismo— que los productores llevaran directamente sus producciones a las instalaciones turísticas.
Mas, ni así se ha resuelto cabalmente el problema. Porque lo cierto es que en los hoteles escasean los cítricos, las frutas, las ensaladas, los productos lácteos y otros renglones alimenticios muy demandados por los turistas extranjeros. Una situación de la que no escapan instalaciones que se anuncian como de cinco estrellas, algunas de ellas ubicadas en la cayería norte de la provincia de Ciego de Ávila, y en la zona que circunda a la ciudad de Trinidad, en el centro de la Isla.
Entre las razones que se exponen para justificar el no cumplimiento de la misión que el oficialismo les había encomendado a los productores se hallan la lejanía de varios de los más importantes polos turísticos, el deplorable estado de los medios de transporte de las bases productivas, así como la poca calidad de muchas de las producciones que salen de las tierras cubanas.
Sin embargo, resalta el hecho de que entre los motivos esgrimidos no estuviese esa especie de camisa de fuerza que las propias autoridades les habían impuesto a los productores. Porque, ¿qué margen les quedaba a ellos para comercializar directamente con el turismo si cumplían con la orientación venida "de arriba" —recordar los periplos del primer vicepresidente Salvador Valdés Mesa por todas las bases productivas del país— de que contrataran todas sus producciones con las empresas comercializadoras estatales, en especial con la Empresa de Acopio?
Al menos en el caso de las cooperativas, algunos opinan que la situación podría cambiar a raíz de las nuevas normas jurídicas dadas a conocer no hace mucho, y que según se dijo, entrarán en vigor dentro de 180 días. Uno de los acápites de dichas normas establece que las cooperativas de producción agropecuaria (CPA), las de créditos y servicios (CCS), y las unidades básicas de producción cooperativa (UBPC) podrán comercializar libremente sus producciones una vez que hayan cumplido con el encargo estatal.
No obstante, la historia indica que no debemos pecar de demasiado optimismo a la hora de considerar que tal disposición —a la que se añaden la posibilidad de que contraten directamente la fuerza de trabajo que requieran, y gestionen sus insumos productivos con independencia de las empresas estatales a las que se hallan vinculadas— pueda liberar las fuerzas productivas del sector cooperativo, y hacer, entre otras cosas, que proporcionen los alimentos que demanda el turismo. Más de una vez se han emitido normas y resoluciones para revitalizar las cooperativas, y al final todo ha quedado igual.
Y mientras tanto, en los primeros cuatro meses de este año habían arribado al país menos turistas que en igual período del año anterior. Así lo dio a conocer el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, durante la más reciente reunión del Consejo de Ministros. En un entorno tan competitivo para la industria turística como lo es el Caribe, con sus maravillosas islas y el empuje de República Dominicana, cualquier insatisfacción que experimente un turista es suficiente para que decida no repetir su visita.