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Televisión

Moscú desaprueba la serie de HBO sobre Chernóbil, y La Habana también

Una cadena de TV del Kremlin prepara su propia serie, centrada en un agente de la CIA enviado a la zona para llevar a cabo actos de sabotaje.

Moscú
Ruinas de la ciudad donde está la planta nuclear.
Ruinas de la ciudad donde está la planta nuclear. Reuters

"Un muro de mentiras; la miniserie sobre Chernóbil es una excelente arma de propaganda", escribió Andréi Sidorchik en el semanario ruso Argumenty i Fakty, acerca de la producción televisiva de HBO sobre el desastre nuclear. "Solo faltan los acordeones y los osos", se quejó Stanislav Natazon, presentador de la cadena de información Rossiya-24, destacando a su vez algunas imprecisiones históricas.

Las reacciones en los medios progubernamentales rusos sobre la serie indican que no ha sentado bien al Kremlin.

Ante lo que Moscú percibe como una nueva tentativa de la industria audiovisual norteamericana de arrastrar el nombre de Rusia por el fango, ha optado por contraatacar. NTV, una cadena federal en la órbita del Kremlin, prepara su propia serie sobre la catástrofe, que centrará su argumento no en las consecuencias de la contaminación radioactiva en el continente europeo, sino en un agente de la CIA enviado a la zona por EEUU para llevar a cabo actos de sabotaje.

Alekséi Muradov, director de la producción, ya ha justificado esa teoría conspirativa, avalada, según su opinión, por "historiadores".

"Una teoría mantiene que los americanos se habían infiltrado en la planta nuclear de Chernóbil y muchos historiadores no niegan que, en el día de la explosión, un agente de los servicios de inteligencia enemigos estaba presente en la central", aseguró el cineasta, quien ha dirigido numerosas producciones televisivas sobre la historia soviética.

La miniserie norteamericana ha generado un enconado debate en la sociedad rusa, sobre todo debido al secretismo con que las autoridades soviéticas, encabezadas por el presidente Mijaíl Gorbachev, trataron el incidente e intentaron minimizar sus consecuencias.

Mientras algunas voces sostienen que solo los cineastas y escritores de Rusia "tienen derecho" a hablar acerca de su propia historia, otros intelectuales de corte liberal se averguenzan de que haya sido una producción extranjera la que finalmente haya rendido tributo al sacrificio de los bomberos, obreros, científicos y reservistas enviados en los días posteriores a la explosión a apagar el incendio en el reactor y a recoger los escombros y los restos contaminados por la radioactividad.

"Rusia no homenajea a esos individuos como héroes que salvaron Europa; solo hay que ir a la web oficial del Kremlin para comprobar las (pocas) ocasiones en que Putin menciona a los supervivientes de Chernóbil, muchos de los cuales aún están vivos y sufren de enfermedades inducidas por la radiación", criticó Iliá Shepelin, periodista de la cadena independiente Dozhd, en una columna de opinión en The Moscow Times.

Tampoco en La Habana están contentos 

Con el título "Chernóbil se cura en La Habana: El episodio que no contó HBO", el sitio oficial Cubadebate cuestionó que la producción televisiva no mencionara la participación de Cuba en la atención de unos 23.000 niños afectados por la radiación derivada del accidente.

Según el artículo, "desde mucho antes de que HBO redescubriera la historia de Chernóbil para una audiencia global, cualquier cubano de a pie ya sabía dónde ubicar la central nuclear en el mapa y explicar, en algunos casos de primera mano, las consecuencias de lo que allí ocurrió. Herencias del internacionalismo proletario."

El texto recordó que, en el antiguo campamento de pioneros y villa turística de Tarará y en pleno "Periodo Especial", hubo varias instalaciones clínicas para los afectados, "además de un teatro, varias escuelas y áreas recreativas que se extendían por casi dos kilómetros de playas cristalinas."

"Fidel me dijo 'no quiero que estés yendo a la prensa, ni que la prensa esté yendo al consulado. Este es un deber elemental que estamos haciendo con el pueblo soviético, con un pueblo hermano. No lo estamos haciendo para publicidad'", declaró el excónsul cubano Sergio López en el documental Chernóbil en nosotros, refirió Cubadebate.

No obstante, el sitio oficial sí reconoce que Pripyat, una ciudad de 50.000 habitantes construida para alojar a los trabajadores de Chernóbil y a sus familias, no fue evacuada hasta 36 horas después de la explosión.

Cientos de miles de adultos y niños quedaron expuestos a la contaminación. Muchos de los menores desarrollaron luego cáncer de tiroides y leucemia, probablemente por inhalación o ingestión de yodo 131 o celsio 173.

El desastre y el manejo por parte del Gobierno puso de relieve las deficiencias del sistema soviético con sus burócratas irresponsables y su cultura de secreto. Un estudio bielorruso estima el total de muertes por cáncer a causa del desastre en 115.000, en contraste con la estimación de la Organización Mundial de la Salud, de apenas 9.000.

Los pacientes solían ser "portadores de más de una enfermedad crónica", acompañadas de severas alteraciones psicológicas, según un estudio realizado por los doctores cubanos Julio Medina, coordinador durante años del programa médico en la Isla; y Omar García, investigador del Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones.

Cubadebate recordó, además, el accidente en el sector 7-G de la central de Springfield, en EEUU, el accidente nuclear más grave de la historia de EEUU, del que dijo es "el Chernóbil estadounidense del que no se hacen series."

El texto recordó que el 28 de marzo de 1979 el núcleo de su reactor sufrió una fusión parcial y puso en riesgo a toda la flora y fauna que rodeaba el terreno. Casi dos millones de personas quedaron expuestas, de las cuales unas 70.000 recibieron un aviso para estar preparadas ante una posible evacuación.

Esa fuga fue, hasta Chernobyl y Fukushima, el percance nuclear más grave de la historia. Según las estimaciones del Departamento de Salud, Educación y Bienestar y de la Agencia de Protección Ambiental, se observó un incremento en la exposición de radiactividad, pero sin llegar a guarismos peligrosos.

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