Un profesor de Educación Física de una escuela primaria de Camagüey está cumpliendo prisión después de más de seis años de acosar sexualmente al menos a 40 de sus alumnos, informó el miércoles la revista independiente La Hora de Cuba.
Se trata de Yasnier León, que impartía "hasta hace unos cuantos días" la asignatura en la Escuela Primaria José Luis Tassende a niños entre nueve y 12 años.
"Lo tenían en mucha estima padres y colegas, dirigía la tabla gimnástica, pagaba el sindicato, iba a los desfiles, había firmado el libro de condolencias por la muerte de Fidel (…) Incluso, estaban haciéndole el proceso para pertenecer al Partido Comunista", señala en una crónica sobre el caso el periodista y director de la publicación, Henry Constantín.
El escándalo sobre el acoso sexual que perpetraba este profesor ha estallado ahora, después de seis años, cuando dos de las víctimas empezaron a contarlo todo.
El sistema del abusador era sencillo: al terminar las clases de la asignatura, usando su autoridad de profesor, hacía subir al último piso de la escuela —donde está la cátedra de Educación Física— a algún niño escogido con cualquier pretexto: "llévame estas pelotas", o "sube para darte un papel que me hace falta le lleves a alguien", según los testimonios de los menores.
Hasta el momento, añade Constantín, no hay ningún reporte de violación, solo tocamientos en los casos más agresivos.
En el propio escrito, el reportero critica la actuación de la Seguridad del Estado, muy eficaz a la hora de vigilar y mantener atados a quienes disienten, pero ajenas a hechos criminales como el de la escuela primaria camagüeyana.
Cita al agente de la policía política Richard Álvarez Medina, primer teniente de la Seguridad del Estado, graduado del pre del Ministerio del Interior (MININT) y vecino del reparto Garrido de la ciudad cabecera.
"Mientras el profesor Yasnier León se encerraba tranquilamente en la cátedra de Educación Física, al terminar las clases, con alguno de sus alumnos de diez años, el primer teniente Richard Álvarez Medina, ocupado en tareas importantes, seguía con ahínco por la calle a una fotógrafa independiente.
Mientras Yasnier León ponía su película pornográfica predilecta y se masturbaba frente a su estudiante favorito de sexto grado, el primer teniente Richard Álvarez Medina, ocupado en tareas importantes, coordinaba la expulsión de su trabajo de un periodista independiente.
Mientras Yasnier León hacía pasar al niño que se quedó afuera cuidándole la puerta, para que con un papel limpiara su semen pervertido, el primer teniente Richard Álvarez Medina, ocupado en cosas importantes, amenazaba con mucho tacto —y le hacía subir peligrosamente la presión— al abuelo de un joven escritor independiente. Nada que ver entre los dos fotografiados. Aquel, el pedófilo, se ocupaba de hacer cosas que en La Hora de Cuba no queremos investigar por respeto a esos niños —aunque las mencionadas arriba son parte de los testimonios reales— y este, el primer teniente, sin tiempo para proteger niños, se ocupaba de investigar a La Hora de Cuba", condena Constantín.
El periodista pone al oficial de la Seguridad del Estado como ejemplo de gente "en las que los cubanos invierten sin querer millones de dólares (…) que no son capaces de detectar un abusador sexual de niños, porque están ocupados en perseguir a gente decente".
Según apunta Constantín, Yasnier León no fue descubierto ahora. "Hace tres años ya se había divulgado un incidente, pero el hombre era tan buen profesor, tan dispuesto, que quienes fueron avisados optaron por mirar a otro lado".
Una fuente contó a La Hora de Cuba —bajo condición de anonimato— que él había dejado su anterior empleo en otra escuela, la Renato Guitart, por la misma causa.
"¿Dónde se metió esa extraordinaria capacidad de vigilar y controlar, que en cualquier escuela cubana enseguida detecta, marca —y castiga— a los trabajadores y alumnos con problemas ideológicos, pero que esta vez no pudo descubrir a un abusador sexual de más de 30 niños durante seis largos años?", se pregunta.
Lo único que han podido hacer, a destiempo, fue este lunes: una reunión de padres en que una funcionaria habló del problema y repitió —con la mayor torpeza del mundo— unas cuantas frases "revolucionarias", trilladas y fuera de lugar.