"Aquí no nos han dado nada para poder reparar. En esta casa hay seis niños, entre ellos un bebé de un año, y una persona ciega, de 89", dice Anaelvis Tumbarell. Su pequeña casa, en la cual viven hacinados 14 familiares, perdió el techo y varias ventanas durante el paso del tornado del 27 de enero.
"Vino un funcionario de la Vivienda y nos dijo que este inmueble se debía demoler, que se encontraba inhabitable. Según sus palabras, la prioridad son los derrumbes totales; después se ayudaría a los derrumbes parciales", relata Tumbarell.
"Incluso en el gobierno municipal la trabajadora social me dijo que en mi casa 'no había pasado nada'. Eso me molestó mucho. Ante mi protesta, solo respondió que debíamos esperar", critica.
El Gobierno ha dicho en un reciente informe divulgado por la prensa estatal que de las 804 casas destruidas se ha restituido un centenar. De acuerdo con los datos oficiales, un 60% de las derrumbes parciales de las 7.800 viviendas afectadas han sido reparados. El resto espera por alguna ayuda, que no se sabe cuándo llegará.
Las víctimas del tornado se han sumado a los miles de damnificados que han dejado ciclones, temporales de lluvias y derrumbes en la capital. Centenares de ellos llevan décadas viviendo en inmuebles del sistema de albergues, actualmente colapsado por la cantidad de casos e igual de deteriorado que el fondo habitacional del país.
Entre los dueños de viviendas parcialmente dañadas por el tornado que aún no han recibido solución está Edith Julia Fernández Estrada, de 84 años, quien vive sola en la misma cuadra que Tumbarell, en la calle Colina de Luyanó. No le tiembla la voz para decir que, como afectada, nadie del Gobierno se ha acercado para brindarle ayuda.
"Vivo en esta casa desde hace más de 45 años; como nunca he tenido dinero para repararla, los ciclones que han pasado me la han ido deteriorando. El tornado vino a darle el tiro de gracia pues me llevó lo poco que quedaba en pie. Ahora vivo en unas condiciones pésimas", explica.
"Toda la casa se moja porque el techo no sirve y las paredes están cuarteadas. En realidad, esto deberían demolerlo, pero a mi edad no me puedo ir para un albergue porque están muy alejados de los hospitales", lamenta.
"Hace solo unos días, después de mucho trabajo, me trajeron unos sacos de cemento y polvo de piedra; pero yo no puedo hacer nada con eso si no viene una brigada a reparar. Es una migaja que apenas me resuelve".
Las primeras semanas después del paso del tornado los medios de comunicación estatales dieron una amplia cobertura a la limitada ayuda que el Estado ofreció y a las promesas a los damnificados. Pero a más de un mes del paso, y ante el cúmulo de afectados por desastres anteriores, la situación está lejos de resolverse.