¿Se puede hablar aún de Revolución en Cuba?
Es difícil hablar del término cuando lo que hubo fue la instauración de un régimen dictatorial.
Para mí la Revolución, como esa ilusión que creyeron un montón de personas, siempre ha estado en duda. Cuando estamos hablando de "revolución" es porque después debió venir algo relativamente positivo, y 60 años después todo el mundo ha visto que no.
Esa ilusión que se construyó en los primeros años del régimen no es más que populismo y no es más que una manipulación de una persona como Fidel Castro.
¿Qué habría que salvar del período revolucionario?
No hay que salvar nada. Este país que existía antes de Fidel Castro, y existía ya con cosas buenas y con cosas malas.
Creo que no es salvar nada, es ir por los logros, por la prosperidad del país, que es lo que hace falta. En cualquier país debería exigirse que la educación y la salud fueran accesibles para todos. Pagadas con los impuestos, pero accesibles para todos.
En una nueva Cuba hay que apostar por la libertad. La libertad es el eje de todo desarrollo, de la prosperidad. Cuando tienes libertad tienes seguridad, tienes confianza, tienes pluripartidismo, tienes libertad de expresión, puedes decirle al dirigente de tuno que es un corrupto. Es lo que se perdió en Cuba y es por lo que primero debemos empujar.
¿Cómo clasificarías el momento actual de Cuba?
El momento actual en Cuba es un momento sumamente interesante. Tengo miedo de que se paralice y sea otro simulacro de un cambio para bien, en el sentido de que con todas estas uniones, todas estas energías, todo ese descontento del pueblo, pase como en los 90, que también hubo mucha hambre, mucha crisis y al final se enquistó el sistema hasta hoy.
Pero el problema no es la nueva Cuba, es si es para mejor o para peor.
Ahora mismo nosotros estamos testando la realidad, cómo se mueve, y a veces amanezco más decepcionado, menos decepcionado, pero no deja de ser un momento sumamente interesante para empujar con creatividad. Creo que en Cuba lo que falta actualmente es mucha creatividad para todo.
La falta de fe, tanto política como cívica, ha hecho que el cubano pierda creatividad. Ese discurso de que el cubano es creativo es mentira, al final es una resistencia a la precariedad.
Al no haber libertad, la creatividad se ve frustrada, y es lo que pasa con el Decreto 349. Cuando no se tiene libertad, la creatividad tiene que salir moldeada, recortada, y siento que le pasa así en este momento a la sociedad civil, a la oposición, el mismo sistema, todo está falta de creatividad.
Muchas de las mentes más brillantes de Cuba viven fuera, con todo ese dolor, con toda esa frustración, esa llaga de no poder hacer lo que les gusta y saben hacer dentro de la Isla.
Lo que falta ahora mismo es empezar a contar con todo el mundo, pero desde la creatividad.