Un lugar secreto de La Habana acogerá el 24 de noviembre la primera edición del Dîner en blanc (Cena de Blanco), un evento de inspiración francesa que reunirá a distinguidos comensales en una especie de picnic gigante y muy chic.
Más de 1.600 personas, incluida una gran cantidad de estadounidenses, ya se registraron con antelación en internet, dijeron a la AFP los organizadores de esta cena, que puede recibir a un máximo de 2.000 participantes. El evento ya tiene la luz verde de las autoridades cubanas.
Nacida en 1988, con apenas decenas de participantes, las Cenas de Blanco, que celebran el arte de vivir siguiendo los buenos modales, se han convertido en un verdadero fenómeno que se replica en 80 ciudades del mundo.
La idea vino de François Pasquier, un empresario francés retirado que soñaba con cenar al aire libre con sus amigos, en los lugares más hermosos de París. Llegó a organizar un primer picnic en Bois de Boulogne, en las afueras de la capital francesa, con instrucciones de vestirse de blanco para distinguir a los participantes de los simples peatones.
Será igual en La Habana y, como manda la norma, el lugar exacto aún es un misterio. "Mis socios pensaban que estaba loco", dice a la AFP el puertorriqueño Richy Miranda-Cortese, experto en marketing y quien atesora la licencia de las Cenas de Blanco en Puerto Rico.
Su socio, Alain Diego Marrero, de la agencia de viajes Summitour, explica que el público objetivo es mayoritariamente estadounidense, pero también "van a participar cubanos" en la cena.
Los estadounidenses, que solo tienen permitido viajar a Cuba bajo algunas categorías —entre ellas educativas y culturales— participarán en talleres de música o baile, como parte de su estadía para cumplir con sus leyes. La agencia de viajes ofrece paquetes con todo incluido que van desde los 600 dólares hasta los 1.300 dólares por persona, con un máximo de cinco días de permanencia.
Dada la particularidad de la Isla, en este caso los invitados no tendrán que traer mesas, sillas plegables o platos, porque se ofrecerán en alquiler. Tampoco tendrán que cocinar, sino que elegirán entre diferentes menús, que forman parte del paquete ofrecido.
El Gobierno de Cuba, sujeto al embargo de EEUU desde 1962, ha privilegiado el turismo para impulsar su crecimiento económico y apunta también al mercado del lujo, con la apertura en los últimos meses de exclusivos hoteles en La Habana, en un país donde el salario mensual estatal ronda los 30 dólares y al interior de los barrios donde están enclavados estas instalaciones reina la destrucción y la miseria.