Cuba alcanzó una tasa de mortalidad infantil durante los primeros cinco meses de 2018 de 3,9 por cada 1.000 nacidos vivos, una décima menos que la reportada por las autoridades al cierre del pasado año y que el Gobierno presenta como la "más baja registrada en su historia", recogió la oficial Prensa Latina.
El ministro de Salud Pública, Roberto Morales, citado por la televisión estatal, celebró el nuevo récord y lo atribuyó a "la consolidación del programa materno infantil" y a "los esfuerzos del Gobierno en la atención primaria, en hogares maternos y unidades intensivas pediátricas".
Dijo que el sistema de salud cubano se propone mantener este año un registro inferior al mínimo histórico de 4,0 registrado en 2017.
Morales agregó que se prioriza la atención a la mortalidad materna, de cuyos índices el medio estatal no ofrece detalles, y a las estrategias para mejorar los servicios de neonatología, parto y preparto en toda la nación.
Según el ministro, el sistema también ha avanzado en las técnicas adquiridas en el tratamiento a parejas infértiles y extrema medidas ante sus posibles causas, entre las que sobresale el aborto, al que no pocas mujeres en Cuba recurren.
Las autoridades han reconocido preocupación por el alarmante envejecimiento de la población. La falta de perspectivas hace que muchas mujeres prefieran no tener hijos o emigrar para que nazcan en otro país.
El Gobierno suele ser acusado de falta de transparencia sobre el modo en que calcula la mortalidad infantil, de presionar a los médicos para que falseen cifras sobre defunciones en el primer año de vida y de evitar que embarazos que puedan poner en peligro sus datos lleguen a término, entre otras irregularidades.